¿Quién no se ha preguntado alguna vez cómo será el mundo en el que habrán de vivir sus hijos o nietos?
Hace no demasiado tiempo, la gente se atrevía a soñar con futuros prometedores. Creían que las guerras, catástrofes, o tragedias sufridas por su generación, marcarían el fin de una era de sufrimientos y el inicio de otra mejor. Esperaban llegar a ver una sociedad en la que todas las necesidades básicas estarían cubiertas, habría justicia social, la ciencia y la tecnología encontrarían la cura a la mayoría de enfermedades, y la exploración espacial señalaría el camino a seguir por la humanidad. Sin embargo, en los últimos tiempos, todo ese optimismo parece haber desaparecido. Las cada vez más habituales crisis económicas nos han hecho perder la fe en el sistema. La sensación de libertad, de auténtica libertad, ha muerto a manos de una administración impersonal e inhumana y, para colmo, las recientes pandemias nos han despertado de ese sueño de seguridad y estabilidad al que nos habíamos acostumbrado.
Puede que todo ello nos haya obligado a dejar de soñar con lo que vendrá y a centrarnos en nuestro presente. Que nos haya sensibilizado acerca de cuestiones graves y urgentes cómo la forma en que tratamos al planeta y al resto de animales, los derechos que nos han arrebatado (o los que negamos a otros), y las desigualdades que aún consentimos o no combatimos. Problemas de los que TODOS somos conscientes y que solo nos dejan dos opciones: admitirlos (y luchar contra ellos), o negarlos (y contribuir a que se prolonguen). Pero para TODOS, indistintamente de si elegimos el bando del cambio o el del continuismo, el futuro tiene mucho de distopía. Y es que ya nadie cree en las utopías.
En una época indeterminada, tras varias olas pandémicas y numerosas revueltas, la sociedad vive confinada y controlada en la ciudad que una vez se llamó Madrid. Las relaciones interpersonales se limitan al plano virtual, y la censura ha destruido todo tipo de documentos y archivos de un pasado que el gobierno quiere borrar. En este contexto, la policía encuentra un dossier sobre la vida de Justina Saavedra, una creadora y activista feminista, antiespecista y vegana que vivió a finales del siglo XX y principios del XXI. Dicho documento recoge algunos de sus trabajos (cuentos, ensayos, obras de teatro, reflexiones…), que explican las circunstancias que marcaron su vida y que determinaron su pensamiento.
Elena Romea, responsable de la web Spanishfear, decidió durante la cuarentena de 2020, reunir y publicar algunos de sus escritos previos. Tras darle varias vueltas, y con la ayuda del editor de 2Cabezas, decidió que lo que mejor vendría al carácter reivindicativo, opresivo y desesperado de la mayoría de los textos, sería un marco distópico. El resultado: un Fix-up combativo y provocador que no dejará indiferente a nadie.
Justina Saavedra, obsesionada con el poder político y social del patriarcado, es un personaje que tiende al extremismo. Un extremismo incómodo, tal vez no compartido ni entendido por la mayoría de la población, pero necesario. Herida desde la infancia, aquejada de problemas de salud y enajenada con su entorno, queda perfectamente retratada por las creaciones de Romea. Estas, fruto de sus momentos más duros, reflejan ira, desesperación, cansancio y tristeza, y denuncian una realidad dura y carente de esperanza.
Tal vez Justina Saavedra no sea Elena Romea, pero nace de ella, de sus experiencias y sus batallas perdidas. Son dos mujeres distintas, aunque moldeadas a partir de los mismos sentimientos. Retratadas (ambas), a través de una serie trabajos multidisciplinares cargados de fuerza y combatividad, cuyo radicalismo no es necesario compartir para reconocer las cuestiones que denuncia.
Esta obra os brinda la oportunidad de viajar al presente desde el futuro. De observar el Madrid sucio y desasosegante de Justina, y de sufrir la virulenta venganza de un planeta que se calienta aceleradamente por nuestro maltrato. No es una novela de Ciencia Ficción Hard, y tampoco os dará demasiados detalles de cómo la humanidad podría perder la poca libertad que aún conserva. Pero su carácter experimental y su espíritu reivindicativo os hará reflexionar acerca de nuestra extraña forma de vivir. De cómo sostenemos un sistema y normalizamos unos comportamientos que nos dañan cada vez más.
Acompañad a estas dos mujeres. Decidid: activismo o sumisión.
Interesante propuesta. Tampoco conocía esta editorial. Me pica la curiosidad. Como el libro es barato, igual lo compro. Me pregunto: ¿pasaré de la primera página? Tendrán estos de las dos cabezas un criterio similar al mío. En todo esto pienso, que no es poco.
Estos de "Las dos cabezas" tienen la intención de sacudir, de dar visibilidad a obras con las que otros no se atreven, y de posicionarse claramente en muchos temas con sus publicaciones. Intuyo que esta no será la última reseña de ellos que veas en este humilde blog.