Javier Serra es un filósofo y escritor que no duda en poner su granito de arena para construir una sociedad mejor. Aún siendo consciente de los grandes logros de nuestra especie, tiene muy presentes todas las flaquezas humanas y los peligros que de ellas derivan. En la siguiente entrevista, y partiendo del análisis de su magnífica novela, descubriréis a alguien íntegro, honesto, y con un gran sentido del humor. Un hombre que no solo señala errores, sino que propone soluciones.
H – Con El rumor ganaste el II Premio de Novela de Ciencia Ficción Ciudad del Conocimiento. Sin embargo, te ganas la vida como profesor de filosofía ¿Qué te impulsó a escribir una obra prospectiva? ¿Es la ciencia ficción el género más cercano a la filosofía?
J.S. – Para abordar tu interesante pregunta y ya que mencionas mi tarea docente, me remitiré a una idea que traté de transmitirles a mis alumnos de bachillerato en nuestra última clase: no se puede practicar la filosofía seriamente, es decir, reflexionar sobre la realidad, la mente humana, la sociedad o el sentido de la existencia sin tener en cuenta lo que el conocimiento científico acredita sobre el ser humano, el Universo y nuestra posición en él.
Si esto es cierto, la ciencia ficción y la filosofía también están íntimamente unidas. Cuando especulamos sobre las posibilidades de la mecánica cuántica, la inteligencia artificial, el Big Data o el concepto de relatividad, también lo hacemos sobre cuestiones de gran calado filosófico. Por tanto mi respuesta es afirmativa: la ciencia ficción es el género literario más afín a la filosofía, ya que nos permite reflexionar sobre preguntas filosóficas con idéntica profundidad a la de cualquier otro género (si exceptuamos el ensayo), pero con la ventaja añadida de que puede abarcar un mayor número de temáticas. ¡Yo diría que todas!
H – Para quien no haya leído El Rumor, diremos que es una obra que gira en torno a las entrevistas que una misma periodista hace a dos personajes aparentemente antagónicos: Gareth Huxley, un deportista y activista modélico, y Michael de Petros (Acetileno Mick), un músico que, ayudándose de las nuevas tecnologías, desarrolla un sistema de control mental de la población que el CCC (un siniestro departamento gubernamental), no duda en aprovechar.
H – En tu novela, el gobierno de la UEN (Unión de estados de Norteamérica), no tiene reparos en utilizar la tecnología para manipular y someter a la población. ¿Debemos temer los avances tecnológicos? ¿Crees que, de todos los usos posibles para las nuevas tecnologías, los más frecuentes serán lo que favorezcan siempre al estado o al poder? ¿Deberíamos limitar o condicionar el uso de todo avance que sea susceptible de ser utilizado de manera inapropiada?
J.S. – A los avances tecnológicos no les deberíamos temer por sí mismos, sino a quienes van a controlarlos y a determinar su uso.
El conocimiento es imprescindible para poder desarrollarnos plenamente como personas, una aspiración humana irrenunciable, y la increíble tecnología que de la ciencia se deriva nos abre horizontes fascinantes e insospechados.
Pero, por un lado, cada vez vemos más líderes políticos sin apenas conciencia moral que por desgracia son capaces de arrastrar a un buen número de seguidores carentes de racionalidad (algunos lucen cuernos de bisonte y piel de oso a la menor ocasión), y por el otro una buena proporción de personas que no dudan ya en utilizar cualquier tipo de tecnología para sacar provecho personal, aunque ello suponga perjudicar a terceros o causar la ruina de familias o sociedades enteras. Por ejemplo, hoy en día la ciberdelincuencia, en todas sus vertientes, la puede ejercer cualquiera con los conocimientos adecuados desde cualquier punto del mundo sin despeinarse y mientras se fuma un Cohiba.
|
Con el filósofo Diego Sabiote Navarro. Foto de José Vicente Jiménez Ribas. |
No quiero ni imaginar (en realidad sí quiero, es lo que hago en mi literatura) qué podría pasar si este tipo de gente tuviera acceso a un ordenador cuántico, sin ir más lejos.
Dado que todo avance es susceptible de ser utilizado de forma inadecuada y que los que están por venir pueden tener un alcance devastador como nunca antes en la historia de la humanidad sí, pienso que deberían estar siempre bajo una estricta supervisión, aunque de ninguna manera debemos (ni podemos) frenar el progreso. Tengo claro que toda aquella tecnología que pueda proporcionar algún beneficio económico a alguien se desarrollará nos guste o no. La cuestión es saber si seremos capaces de limitar su mal uso. Si caemos en la falta de previsión, si no contamos con un buen cortafuegos… bueno, quizá los profesores de la Universidad de Chicago no lleguen a tiempo de situar las manecillas a las doce en punto en su reloj del Apocalipsis.
H – Volviendo sobre el tema, hay un personaje de la CCC, “el cubano”, que parece manejar los hilos de una guerra sucia orquestada desde el gobierno como si fuese un tema personal.
Es innegable que personas así existen más allá de la ficción: ¿Qué hace que un hombre pierda su humanidad y se convierta en un firme eslabón de la cadena que esclaviza a sus semejantes? ¿Es el hombre un lobo para el hombre?
J.S. – No todos los seres humanos son lobos, pero sí existen los suficientes para acabar con el resto del rebaño. Y si ese lobo dispone de armas de destrucción masiva (quizá un móvil pueda ser utilizado como tal) con más razón. Un buen amigo me trasladó esta frase del exitoso Yuval Noah Harari, “se necesitan muchos sabios para hacer las paces, pero a veces es suficiente con un solo tonto para iniciar una guerra”, y no puedo sino estar de acuerdo con su apreciación.
Vivimos en una sociedad basada en el consumo, en la búsqueda constante del placer inmediato, y por lo tanto esencialmente egoísta. Debemos cambiar el chip si no queremos destruirnos. Sin ir más lejos, la pandemia que llevamos tantos meses sufriendo ha puesto en evidencia los riesgos que comporta una sociedad así. ¿A cuántas conductas insolidarias, irracionales y exclusivamente individualistas hemos asistido durante estos meses? A causa de ellas estamos como estamos. Si no somos capaces de modificar los valores éticos que nos mueven tendremos graves problemas en el futuro inmediato. Ya los tenemos en el presente.
Sin embargo, permíteme apuntar que no debemos olvidar que ha sido la tecnología la que ha acudido en nuestra ayuda en forma de vacunas, y que el conocimiento científico y humano del que depende no cae de un guindo, sino que se nutre y crece del sacrificio de millones de personas de todo el planeta que han dedicado, y lo siguen haciendo mientras escribo estas líneas, años de su vida a estudiar medicina, biología, química, física, matemáticas o cualquier otra disciplina del inmenso campo del saber. Así que supongo que hay esperanza para el ser humano a pesar del hambre de los lobos.
H – La máxima maquiavélica “el fin justifica los medios” planea constantemente sobre la obra. Los dos protagonistas hacen referencia a la misma, pero es sobre todo Acetileno Mick, el más orgulloso, egocéntrico y culpable de los dos, el que vuelve a ella con frecuencia. ¿Es esta famosa frase válida como guía ética o conductual, o una simple excusa a la que se aferran aquellos que deciden cometer actos viles escudándose en un posible bien mayor?
J.S. – Los personajes de la novela manifiestan dudas constantes sobre si lo que están haciendo está bien o mal. Sobre a qué criterio moral deben aferrarse. Sobre lo que sienten por quienes les rodean. ¡Yo también! Por eso solo puedo responder a tu pregunta con un “depende”. Depende de qué fin, depende de qué medios, depende de qué se entienda por “bien mayor”. Como licenciado en filosofía he estudiado muchas teorías éticas, y no conozco ninguna que pueda aplicarse siempre de forma infalible a cualquier circunstancia. Lo que sí sé (o más bien intuyo) es que dentro de lo posible deberíamos abstenernos de infligir cualquier tipo de daño a nuestros semejantes y a nosotros mismos.
H – Entonces, si un gobierno competente y realmente bienintencionado pudiese utilizar las nuevas tecnologías para condicionar a la población en cuestiones que les beneficiasen (como hacerles comer más sano y leer filosofía), ¿no deberían hacerlo?
J.S. – ¡Me da la impresión de que de esta entrevista voy a salir con un título de máster en Ingeniería Social bajo el brazo!
Ahora en serio, ¿no intentamos ya en los colegios que los niños aprendan a comer más sano?
¿No intentamos en los institutos que lean algo de filosofía (o simplemente algo)?
De hecho los gobiernos se esfuerzan por modificar los hábitos de la población, la mayoría de las veces supongo que con buenas intenciones (de esas de las que el camino al infierno está empedrado). Esto no es malo per se, solo si se intentara hacer a espaldas de la misma población, sin su consentimiento crítico. Pero de momento no hay por qué preocuparse por eso, no son los gobiernos quienes tienen más éxito en condicionarnos, sino las grandes corporaciones financieras, los mercados bursátiles que utilizan algoritmos para mover capitales aquí y allá, las transnacionales que nos abruman con su publicidad, ciertos políticos incendiarios que con sus propuestas populistas, irracionales e indignas pretenden vivir del cuento, y por lo que respecta a los más jóvenes, ciertos “youtubers” e “influencers” de, digamos, poco calado intelectual. Me han dicho que la densidad de población de Andorra ha aumentado inesperadamente en los últimos días, por cierto.
H – El bien y el mal, ¿Son invenciones humanas? ¿Y lo correcto e incorrecto?
J.S. – Platón te respondería que no, que el bien es algo objetivo y racionalmente inteligible. Nietzsche te respondería que sí, y que cada uno debe crear su propia escala de valores.
No puedo imaginar mejores respuestas que esas, ¡que elijan los lectores!, pero si quieres mi punto de vista te diré, ante la ausencia de argumentos definitivos en uno u otro sentido, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos me parece el mejor instrumento concebido por la humanidad para saber a qué criterios sólidos podemos acogernos para guiar nuestras acciones.
H – Otro de los riesgos tecnológicos sobre los que adviertes en la novela es el uso de la energía nuclear. Todo el mundo sabe lo que ocurrió en Chernóbil y Fukushima (entre otros muchos accidentes), pero a día de hoy siguen funcionando más de 400 reactores nucleares en el mundo. ¿Estamos a tiempo de evitar un nuevo desastre?
Existen alternativas pero tienen un coste ¿será alguna vez capaz el ser humano de anteponer las necesidades del futuro a las del presente?
J.S. – A pesar de los desastres que mencionas, hemos tenido mucha suerte hasta ahora. Ya hemos estado al borde de una guerra nuclear (incluso por accidente) unas cuantas veces. Y, ¿Qué hubiera pasado si la Covid 19 causara una mortalidad similar a la del Ébola?
Nuevos desastres sin duda sucederán y serán superados (aunque dudo que podamos revertir los efectos de los que nosotros mismos hemos puesto en marcha, como el cambio climático o la plastificación del planeta). Esperemos que la buena suerte prosiga y ninguno sea el último y definitivo para nuestra especie.
H – “¿Estado de bienestar? Un señuelo para adormecer la voluntad de la gente” Son palabras de Acetileno Mick. Por otro lado, Gareth Huxley es un personaje íntegro e idealista que sufre varias tragedias a lo largo de su vida que le impulsan a aferrarse aún más a sus ideales. ¿Crees que es necesario que confluyan las dos cosas (que el estado de bienestar empeore notablemente y a la vez que ocurra alguna tragedia), para que la mayoría de la población reaccione ante todos los problemas generados o mal gestionados por quienes tienen el poder?
J.S. – Déjame empezar por el final: en una democracia quienes detentan el poder son situados en sus cargos por nosotros, así que tal vez en lugar de criticar tanto a los políticos también debiéramos echar un vistazo a nuestros propios ombligos.
No sé qué debe suceder para que reaccionemos ante los peligros que nos acechan, pero sí creo que es cierto, al menos en parte, lo que dice Acetileno: cuánto más cómodos estamos, menos nos preocupamos por la existencia de injusticias. Esta es una verdad que ya conocían incluso los romanos. La resumieron en su famoso “panem et circenses”.
|
Club de Lectura. Menorca. |
H – Otra de las frases de Acetileno es: “Democracia, el caldo de cultivo perfecto para crear borregos”. A día de hoy la gente está acostumbrada a ver como sus políticos toman decisiones con las que no están de acuerdo, o que directamente van en contra de lo que han votado sin ningún recato. En la novela, el gobierno de la UEN vende el estado de Oregón a China y reprime brutalmente a la población que protesta por ello. ¿Es mentira aquello de que en democracia el pueblo ostenta el poder? ¿Cómo crees que se podría mejorar este sistema? ¿Concibes alguno mejor o menos falible?
J.S. – Es una verdad como un templo que en democracia el pueblo ostenta el poder. Pero si no estamos bien informados, si no nos interesamos por la realidad que nos rodea, si no tenemos por bandera la dignidad humana, el poder que de nosotros se deriva nos acabará aniquilando.
Por todo ello, el mejor sistema político que concibo es la educación.
Una educación fundamentada en la solidaridad y la justicia, sobre todo la retributiva, que permite repartir de forma equitativa los bienes en una sociedad.
Una educación que promueva el conocimiento, el ansia de saber y la búsqueda de la verdad.
Una educación que amplíe los espacios de libertad para todos y todas, siempre dentro de los límites del respeto a la dignidad humana.
PD1: me divertí muchísimo escribiendo ese pasaje de la novela. Vender Oregón a los chinos… ¡quizá no ande muy desencaminado!
PD2: Las frases de Acetileno que destacas muestran bien la ambigüedad de los personajes y sus ideas, puesto que él las plantea desde la soberbia y el desprecio a los demás… pero pueden ser vistas como un necesario toque de atención para tratar de mejorar las cosas.
H – Situaste la trama a mediados del Siglo XXI, con un ex-Presidente Trump incordiando de vez en cuando, con China a punto de engullir a Norteamérica, con jóvenes refugiados en la tecnología y la realidad virtual, con Nanotecnología… ¿Escribiste El rumor pensando en tus alumnos y el futuro que les aguarda? Y si es así, ¿leyeron la novela? ¿Captaron la esencia de todos los temas filosóficos y sociales que planteas en ella?
J.S. – ¿”Refugiados en” o “rehenes de”? Sinceramente, al escribirla pensé en mis miedos personales. En el temor a que la auténtica utopía que entre todos hemos ido construyendo (no nos engañemos, incluso teniendo en cuenta todo lo que podría funcionar mejor en nuestra sociedad, vivimos con más posibilidades de realizarnos como personas y con más comodidades que en cualquier otro momento de la historia) se desmorone ante nuestros ojos por pura inacción. Por supuesto, mis miedos engloban sobre todo a lo que pueden sufrir las generaciones futuras, empezando por mis propios hijos.
Respecto a los jóvenes que han leído la novela (me consta que muchos de mis antiguos alumnos lo han hecho, y sé de un instituto en Menorca que contempla El Rumor como lectura obligatoria, pobrecillos…) solo puedo decir que me han trasladado sus felicitaciones y que les ha gustado especialmente encontrarse en la novela con muchas de las cuestiones filosóficas que en su momento tratamos en el aula. Esa es quizá la razón principal por la cual me alegra haber logrado publicar la novela, la satisfacción que ha producido en los demás su lectura.
H – En la actualidad, y con tanto cambio de modelo educativo, ya nadie sabe qué asignaturas cursarán los jóvenes de aquí a diez años ¿Qué consecuencias tendría para el alumnado un sistema educativo en el que no se impartiese filosofía?
J.S. – Me tocas la fibra sensible. Con la ley educativa actual, la LOMCE, un alumno puede recorrer toda la Enseñanza Secundaria Obligatoria sin haber cursado ni una sola vez una materia como Valores Éticos, que dada su denominación no hace falta que defina y cuya vinculación con la filosofía y la reflexión social es evidente. ¿Cómo es posible semejante barbaridad? Sin embargo, no es más que otra muestra del desprecio hacia el pensamiento crítico de un sistema basado en el consumo compulsivo y en la fabricación de individuos fácilmente manipulables (no se necesita un Acetileno para eso). Esta misma ley, por cierto, se llevó por delante también la asignatura de Historia de la Filosofía como materia obligatoria para el alumnado de segundo de bachillerato.
De aquellos polvos, estos lodos.
H – Hasta ahora sólo has publicado una novela, pero has escrito varias. El mercado editorial está atravesando un momento terrible pero, ¿podemos tener esperanzas de ver publicada alguna próximamente? ¿son similares a El Rumor en temática y estilo?
J.S. – ¡Pues ojalá que sí! Aunque para mí no es algo esencial, dado que escribo por el puro placer de hacerlo, es verdad que la publicación de El Rumor me ha reportado a mí y a muchas otras personas una enorme alegría.
Por desgracia y a causa de diferentes motivos, todavía no he visto publicada ninguna otra de mis novelas. Es cierto que, como en tantas otras cosas de la vida, aquí la suerte también influye. Por ejemplo, con la novela que escribí a continuación de El Rumor y que lleva por título “Logoglifo”. Se da la circunstancia de que a pesar de estar terminada antes de la pandemia, trata precisamente de una pandemia que para más INRI se origina en China, se extiende por el mundo y se desarrolla en España con un Gobierno bajo confinamiento… En fin, que parece inspirada en lo que actualmente está sucediendo aunque no es así. Me temo que las editoriales no quieren arriesgarse con esta temática, y no ayuda el momento económico que atravesamos (la presenté a ocho editoriales hace más o menos un año y solo una respondió diciéndome que no encajaba en su línea editorial). De hecho, en cuanto a extensión y estilo, es similar a El Rumor, y aunque esté mal que yo lo diga, pienso que es aún mejor.
Por otro lado también he escrito una novela cuya temática se mueve entre varios géneros (terror, literatura fantástica, thriller…), de extensión y estilo similar, y un par más aún más breves (encajarían mejor en la categoría de “relato largo”). Y por supuesto, muchos relatos cortos. ¡Y que no se me olvide mi faceta poética!
H – ¿Tienes algún consejo para quien quiera convertirse en escritor/a?
J.S. – Que escriba por el puro placer de hacerlo y lo que le dicten su corazón y su imaginación. Que conserve su personalidad pero siempre con la mente abierta para aprender y dejarse aconsejar.
H – Recomiéndanos un autor o autora. Sólo uno/a.
J.S. – Sin duda, Dan Simmons. Me parece imposible que la ciencia ficción pueda alcanzar cotas más elevadas que las que este escritor ha conquistado con las sagas de “Hyperion” e “Ilión”.
Para terminar, no quisiera dar por concluida esta entrevista sin agradecer a su autor el esmero, la perspicacia y el cuidado que ha demostrado en todas y cada una de sus preguntas. ¡Gracias!
H – Gracias a ti, Javier. Por tu tiempo, tu sinceridad, y tu fabulosa visión de la época que nos ha tocado vivir.
No debéis dejar pasar la ocasión de descubrir El Rumor de Javier Serra, una (muy) entretenida obra de ciencia ficción que nos enfrenta a un más que probable futuro, pero sin arrebatarnos con ello la esperanza.
Si queréis adquirir la novela, podéis hacerlo en la web de la Editorial Premium pinchando aquí. También, solicitándola en vuestra librería de confianza.
¿Te ha gustado esta entrevista? ¿Quieres descubrir más escritores como este? ¡Hazte mecenas de El yunque de Hefesto! Hemos pensado en una serie de recompensas que esperamos que te gusten. Y cuando lleguemos a la cifra de diez (entre todos los niveles), sortearemos mensualmente uno de los libros reseñados en: www.elyunquedehefesto.blogspot.com (Sorteo solo para residentes en España).
También puedes ayudarnos puntualmente a través de Ko-fi o siguiendo, comentando y compartiendo nuestras publicaciones en redes sociales.
Eres increíble!!
Qué buena entrevista y qué entrevistado de categoría. A lo mejor me he dejado llevar por mis ideas en educación, pero me ha parecido coherente con la filosofía. No se puede separar el pensamiento crítico de la educación. Y ahí es donde vamos, poco a poco. Menos mal que quedan personas como Javier Serra y ese diosecillo del fuego
Gran entrevista. Vuelves a descubrirnos a un autor desconocido y eso se agradece.
Te contaré un secreto: Adelanté la publicación unas cuantas horas para que pudieses leerlo hoy. Sabía que te encantaría. Desde luego, Javier Serra es un hombre con las ideas muy claras y un enorme mundo interior.
Sabes de mi predilección por los autores auténticos y sinceros. Además, coincido especialmente con la forma de pensar de Javier Serra.
Estaba buscando la novela en Todos tus libros y no había forma. Ahora sé por qué. Está a nombre de Gabriel Javier Serra Vallespir. Si firma como Javier Serra, ¿por qué narices ponen otro nombre? Estas cosas me enfadan.
Una entrevista fantástica, me ha gustado conocer a Javier Serra y coincido con muchas de sus reflexiones.
Esas cosas no ayudan a los autores. En Babelio viene con ese mismo nombre y creo que en Amazon también.
Ha sido una entrevista que ha tardado demasiado en llegar. Por culpa mía, lo reconozco. Me fue imposible prepararla antes, pero desde que leí la novela supe que Javier Serra tenía mucho que decir.