La mitología nórdica es sumamente atractiva. Debe ser estimulante pensar que unos dioses inmisericordes están atentos a nuestras hazañas, examinando cada muestra valor y decidiendo si somos dignos de compartir con ellos el Valhalla. Si así lo creyésemos, si recuperásemos esa fe que en la edad media fuera sustituida por la moral judeo-cristiana, nuestro único temor sería, tal vez, ser juzgados como cobardes en el momento de nuestra muerte y que las valquirias no saliesen a nuestro encuentro.
No es descabellado pensar que, si los Nazis hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial, podrían haber recuperado el panteón Nórdico como símbolo de su superioridad, pureza y origen divino. Y cuantas más ucronías se centran en esa contienda como elemento disruptivo, más increíble nos parece algo así. Pero pudo haber sucedido.
Ahora imaginad un pasado remoto en el que seres de otra dimensión, grandes guerreros alados de ambos sexos, nos hubiesen visitado. ¿Qué sucedería si en un 2012 alternativo, el Reich Alemán fuese capaz de abrir un portal al mundo de aquellos que inspiraron sus dioses?
Juan Antonio Oliva Ostos tiene una capacidad asombrosa para, a partir de sucesos históricos, crear universos totalmente originales, creíbles y perfectamente diseñados, que juegan con los géneros literarios además de con los miedos y anhelos del lector. Durmientes es una ucronía que abraza la fantasía y hace vibrar al ritmo marcado por tambores de guerra. Una obra cargada de elementos propios de la literatura juvenil que se va oscureciendo capítulo a capítulo e introduciendo algunos giros inesperados y poco deseados. Pero, ante todo, es esa aventura que todos querríamos protagonizar, hombres y mujeres, porque aquí tanto los personajes principales como los secundarios, se reparten entre ambos sexos. Y aunque tal vez Martin (el joven oficial alemán que encabeza el proyecto “durmientes”) goce de algo más de iniciativa en la trama, no puede competir con la fuerza y el atractivo de Malva, una poderosa guerrera alada de blancos cabellos cuyo iris cambia de tonalidad en función de su estado de ánimo y de sus sentimientos.
Otro de los grandes méritos del autor es la forma en que logra generar tensión en dos tramas políticas independientes, pero con una motivación común: la lucha por el poder.
La que se desarrolla en Odinthal (así se llama ese salvaje mundo de sangre, honor y acero), es más épica y salvaje, aunque menos impredecible.
La que tiene lugar en el Reich es más compleja y atractiva, gracias al detallado Worldbuilding que por una parte capta la esencia de lo que sería la sociedad soñada por Hitler y sus acólitos, y por otra pone de manifiesto la amenaza constante de una guerra atómica con Japón, el enemigo silencioso en la gran partida geopolítica.
Esta primera novela del autor es, sin desmerecer a la magnífica Neopiel, su obra más ambiciosa. Os he contado muy poco de la trama porque no quiero que os perdáis ninguna de sus sorpresas. Solo os diré que Oliva Ostos no se extravía en divagaciones ni adornos. Va al grano y cada detalle cuenta. Y lo que es más importante: no decepciona.
Si decidís uniros al proyecto Durmientes junto a Martin, u os alistáis en la Quinturia de Malva, tal vez seáis testigos del inmenso poder del Diamantanio, del valor de la amistad, o del terrible sacrificio que puede realizar una madre por su hijo. Pero también es posible que sufráis las consecuencias de la megalomanía de líderes sin escrúpulos o que vuestro cuerpo no resista demasiados viajes a través del Neo-portal. Lo que os garantizo es que tarde o temprano, si os comportáis con rectitud y honor, si sois valientes, las Valquirias llegarán hasta vosotros.