¿Qué son las enfermedades mentales? El abanico de trastornos que engloba esta etiqueta es tan amplio, y sus causas tan dispares que, si lo pensamos fríamente, no tiene sentido diagnosticar así a casi todas las personas cuyos procesos de razonamiento, comportamientos, o sentimientos, no son los de la mayoría del grupo social al que pertenecen. Alguien infeliz, disconforme con el mundo que le rodea, incapaz de ocultar sus miedos y frustraciones, o que se ve afectado con mayor facilidad que el resto por las lacras de la sociedad, podría ser estigmatizado y apartado sin que nada funcionase realmente mal en su cabeza.
Partiendo de esto, de ser posible crear una nueva civilización desde cero, un mundo mejor libre de toda la podredumbre que aceptamos como normal o inevitable (tal vez por ser inherente a nuestra naturaleza), ¿No deberíamos hacerlo contando con los inadaptados, los disconformes, los desertores de nuestro modo de vida? ¿No deberían ser algunos de aquellos que denominamos “enfermos mentales” los que marquen el camino si queremos lograr una forma de vivir realmente diferente?
Desgraciadamente, un reinicio así es prácticamente imposible. O al menos lo es mientras sigamos siendo totalmente humanos y no nos dejemos guiar por inteligencias menos contaminadas y más capaces que las nuestras. Intuyo que esta idea (que no consigo desechar después de haber leído Relacionado con las crisálidas, es la misma que, consciente o inconscientemente, ha acompañado a Daniel Aragonés durante la escritura de la misma.
Un misántropo, un inadaptado catalogado como enfermo mental, recibe una oferta que no puede rechazar: partir en solitario a un lejano y desértico planeta denominado Sal. No tiene demasiado claro cuál es su misión, pero no le importa. Desea huir, perder de vista a la especie humana y encontrar la paz que no tiene en la Tierra. Su única compañía será la de las máquinas a su servicio, y la de Javier, una Inteligencia Artificial que se adaptará a sus patrones mentales durante los 100 años que dure el viaje, a fin de suplir las carencias emocionales derivadas de la soledad.
Sin embargo, una vez allí, las cosas no serán como se había imaginado y empezará a cuestionarse cuál es su papel. Unas misteriosas luces le harán partir en busca de respuestas y cada uno de los hallazgos que haga le obligarán a formularse nuevas preguntas.
Relacionado con las crisálidas es una novela de Ciencia Ficción introspectiva, salpicada de toques oníricos y surrealistas, que cuenta únicamente con dos protagonistas: el narrador, quien describe cada uno de sus pasos, pensamientos y sentimientos, y el lector, que no puede evitar verse atrapado tanto en el inhóspito planeta, como en la mente del personaje. La obra, de ritmo engañosamente lento (pues al final de la misma una avalancha de respuestas hace tomar consciencia de la impresionante aventura relatada), es heredera del espíritu ya casi extinto de la New Wave, una corriente literaria de gran importancia dentro del género durante los años 60 y 70 que priorizaba explorar el interior, la esencia del ser humano, antes que los insondables secretos de las estrellas. De hecho, es imposible no recordar Naufragio (Charles Logan, 1975), al principio de la historia. Y en determinados pasajes uno tiende a pensar en otras maravillas de aquella época como El hombre en el Laberinto (Robert Silverberg, 1969). Pero que nadie se equivoque: la trama de este relato no tiene nada de copia o imitación. Es única, interesante y realmente sorprendente (rara avis en la literatura actual).
Esto es todo lo que os puedo contar sobre Relacionado con las crisálidas. Ahora os corresponde a vosotr@s tomar la decisión de acompañar, o no, a este antihéroe sin nombre. No os asustéis. Es un «enfermo”, pero comprobaréis como su forma de pensar no es tan diferente a la vuestra. Y en el planeta Sal estaréis solos, sí, ¿pero no estamos en este mundo cada vez más aislados de los que nos rodean? ¿aún creéis en la empatía y la solidaridad? Si os cuesta hacerlo, no dudéis. Dejaos conducir por las Crisálidas hasta entender su verdadera naturaleza, y hasta conoceros a vosotr@s mism@s.
Cierto, vivimos en un mundo cada vez más aislados de lo que nos rodea, y esta historia además de ciencia ficción parece tener mucho de una realidad que nos negamos a reconocer. Y eso resulta cuanto menos inquietante. Fantástica reseña.
La novela no pretende ser un análisis exhaustivo de las lacras humanas, pero el protagonista no puede olvidar ni cortar sus raíces. Y tiene presente durante toda la obra todo aquello que le asqueaba en la tierra. Lo que es seguro es que en el planeta Sal, rodeado de máquinas a las que percibe sinceras y exentas de malicia, se siente más acompañado que en la tierra. Muchas gracias, María, por estar siempre ahí.
Este es —sin duda— el gran tema: nuestra insularidad. Una insularidad que se ve exacerbada en estos tiempos anónimos. Amigo David, vuelves a descubrirnos una obra interesante. En cuanto a esta editorial que aún no es editorial siendo probablemente más editorial que cualquier editorial, encantado de conocerla.
Totalmente de acuerdo, PL Salvador. Somos islas obedientes. Hay "locos" que no maquillan su soledad y preferirían ser libres.
Creo que esta editorial que aún no es editorial, como bien dices, tiene más amor por la literatura (y las ideas más claras), que muchas de las que llevan décadas bombardeándonos con sus bestsellers.