Antes que la palabra escrita, fue la tradición oral. Antes que la novela, el cantar épico. Hemos narrado las hazañas de los héroes desde hace miles de años y, a través de ellos, hemos explorado nuestra propia naturaleza, pues sus epopeyas, además de entretenernos, nos han hecho reflexionar sobre el destino y el libre albedrío, sobre ética y fe. Nos han hablado de causas y consecuencias, nos han permitido soñar con trascender a la muerte (a través de la fama, la gloria o la conexión con lo divino) y nos han hecho sentir menos solos al lograr que nos identifiquemos con los principios y costumbres de una comunidad.
Sí, las epopeyas están intrínsecamente ligadas a la condición humana, aunque lo hayamos olvidado. Pero las sociedades han cambiado y con ellas nuestros valores, creencias y preocupaciones. Ya no necesitamos de la tradición oral. Ya no necesitamos de versos que nos ayuden a memorizar y, en un mundo donde impera lo audiovisual y el consumo rápido, no nos vemos capaces de conectar con la poesía heroica. Demasiado arcaica, larga y densa, nos decimos. Demasiado desactualizada y difícil de entender. Sin embargo, siguen obsesionándonos el amor, la guerra, la redención y la búsqueda de significado en la vida… ¿Quedará algún rapsoda dispuesto a ir contracorriente? ¿Quedará algún loco que desafíe las tendencias literarias actuales y vuelva a hermanar la épica con la poesía?
Carlos Pellín Sánchez es un creador único y valiente, un autor empeñado en experimentar con la estructura y con la esencia de sus textos. A través de los siete relatos versificados de fantasía épica que componen esta antología, homenajea diversas mitologías y clásicos literarios. Con los seis poemas breves que intercala entre ellos, evoca potentes imágenes que impulsan al lector a imaginar y, por tanto, a desconectar de lo ya leído para afrontar la siguiente historia.
Recuerda el fuego primero es una obra impactante y meritoria que nos incita a soñar con otros mundos en un lenguaje que creíamos olvidado. A enfrentarnos a diosas, fantasmas, vampiros y seres biomecánicos con espadas, cañones y naves espaciales. Una antología que desafía géneros y convenciones, aunando lo clásico y lo vanguardista. Y lo hace jugando también con distintas técnicas; saltando, entre otras, de los cantares de gesta a los dodecasílabos, del verso libre a la silva, o de la décima al soneto.
Los humanos somos juguetes en manos de los dioses. La venganza y el amor siguen siendo algunas de nuestras motivaciones más poderosas. Apagad Netflix, poneos vuestra armadura y no temáis. Puede que restaurar el ciclo de la vida esté en vuestra mano, o puede que no consigáis escapar del destino. Pero nada de eso importa. Lo esencial (Carlos Pellín nos lo recuerda desde la introducción hasta el último verso), es que mantengamos viva la llama para que las historias cantadas no dejen nunca de arder.
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