
¿Imagináis cómo hubiese sido vuestra adolescencia en una Hispania donde la magia fluyese por doquier? Habría sido fantástico poder ir por el mundo invocando energías, lanzando hechizos e impartiendo justicia. Pero, ¿De verdad creéis que a esas edades, con las hormonas revolucionadas y los sortilegios mal aprendidos, podríais haber salido triunfantes fácilmente de las situaciones más comprometidas?