Cada vez me aventuro más a leer obras autopublicadas dado que las grandes editoriales sólo van sobre seguro y no imprimen demasiadas cosas realmente originales, innovadoras o diferentes. A veces me llevo gratas sorpresas, otras me estrello sin casco contra un muro y algunas, como esta, me quedo con un sabor agridulce.
La portada es atractiva, la sinopsis pone los dientes largos y el arranque de la obra sin duda te engancha. Desde las primeras páginas sabe generar intriga y te hace empatizar con Luca y Estefan, los personajes alrededor de los cuales (junto con Ángela y el Doctor Brent) girará toda la trama.
La línea argumental es conocida: Luca, el principal protagonista de la aventura es un joven que no conoce demasiado sobre su propio pasado y al que la vida le depara un revés que le dejará traumatizado y se hundirá. Después, algunos personajes le encontrarán y le irán guiando en un camino iniciático en el que podrá descubrir quién es realmente y podrá vislumbrar una realidad totalmente desconocida para la mayoría.
Como he dicho, el arranque es sensacional pero el conjunto es muy irregular. En cuanto te das cuenta de que se trata de un thriller gnóstico-esotérico con tintes fantásticos empieza a decaer. Y no porque tenga nada en contra de ese género, sino porque le falta contundencia. Sin pudor alguno, Antonio Peñalver relaciona las civilizaciones Maya y Egipcia, templarios, alquimia, arquitectura sagrada, las Calaveras del Destino, construcciones como Stonehenge, la Sociedad Thule y el esoterismo Nazi, física cuántica, economía global, budistas… En realidad no son demasiados ingredientes en el caldo cuando un@ llega al final y ha captado el significado de la Función Hermética y el sentido que el autor le da a “trascender”, pero durante gran parte de la novela se dedica a exponer que todo lo anterior (y son muchas cosas) está relacionado, aunque sin ninguna profundidad y cualquier seguidor habitual de la revista ‘enigmas’ lo habrá leído con una sonrisa permanente y una ceja levantada. Tal vez el problema para mí sea que en mi juventud me empapé de las obras de Carlos Castaneda, Trevor Ravenscroft, Pauwels y Bergier, Fulcanelli y muchos tomos de la mítica colección ‘otros mundos’ de Plaza & Janes y ello me haya condicionado para mal ya que no pude evitar establecer comparaciones. Y por otro lado, los villanos de la historia son meros figurantes. Carecen de protagonismo, profundidad y por tanto, de peso.
Con todo esto no quiero decir ni mucho menos que esta sea una mala novela. Creo que es una obra valiente donde el autor ha vertido todo lo que le apasiona, bien planificada (la conclusión que la juzgue cada lector) y con pasajes como los de escalada que resultan muy agradecidos.
En cuanto al lenguaje de Peñalver, es correcto y nada rebuscado. Abusa de la repetición de palabras en el último tercio en vez de recurrir a sinónimos, pero nada realmente desagradable.
En conjunto, como novela para alguien que no conozca muy en profundidad los temas de los que trata y realmente desee creer en otra realidad, puede ser muy disfrutable ya que ni en los pasajes más lentos se vuelve aburrida. Sin duda, aunque esta historia me parezca mejorable, animo al autor a seguir escribiendo con la misma pasión con que compuso ‘La Función Hermética’.
Gracias por tu reseña por tu tiempo y tus palabras.Actualmente estoy escribiendo L.F.H 2 y en esta si espero llegar mas lejos,menos para iniciarse y mas para "iniciados".
Gracias de corazón!!
Gracias por tu comentario!
Estaré atento a la publicación de esa segunda parte. Un saludo!