El Show de las Marionetas está llamado a convertirse en uno de los Thrillers comerciales del año. Posee los ingredientes necesarios para que veamos, durante los próximos meses, todos los vagones de Metro o Renfe plagados de ejemplares del libro por el que Roca editorial ha decido apostar dentro del género de moda: personajes peculiares, ritmo ágil propiciado por la abundancia de diálogos y un lenguaje correcto y asequible para cualquier perfil de lector.
Washington Poe, un policía heterodoxo, cínico, sarcástico y proclive a anteponer la violencia a otros medios de disuasión, es devuelto al servicio activo del que había sido apartado tras un asunto turbio que le costó la vida a un sospechoso y se ve obligado a colaborar con Tilly Bradshaw, una analista de datos con un coeficiente intelectual muy por encima de la media pero con evidentes problemas de socialización y adaptación al entorno. Juntos intentarán atrapar al ‘Hombre inmolación’, un supuesto asesino en serie que sigue el patrón de castrar y quemar vivas a sus víctimas dentro de algunos de los famosos círculos de piedra que hay en la región británica de Cumbria.
El inicio es duro, cruel e impactante, engancha de inmediato y M.W. Craven no pierde tiempo con presentaciones extensas de personajes; prefiere que se vayan definiendo por sus propios actos. Con ello consigue una inmersión rápida del lector en una trama correcta aunque no excesivamente compleja, pero también dificulta la posibilidad de empatizar desde el principio con ellos (a excepción de Tilly, creada ex profeso para ser querida y recordada a golpes de inocencia y humor). Y el final es cerrado, aunque dejando algunos elementos más que interesantes de los que poder tirar en el futuro.
El punto fuerte de la obra es la relación entre los dos protagonistas, la forma en que Bradshaw se aferra a Poe como recurso para romper su cascarón y salir al mundo, mientras que él, más amante de la justicia que de las leyes y más predispuesto a saltarse las normas que a darlas, la acoge bajo su protección como un asunto personal. Esta simbiosis, en términos literarios, da su fruto en la segunda mitad de historia, pues nos sirve para dar algo más de calado a la narración y paliar el poco peso del resto de caracteres.
La flema inglesa y la zona rural y poco poblada en que se desarrolla la acción son otro elemento diferenciador de este thriller que sirve de presentación para lo que probablemente será una saga con mucho potencial que, de centrarse en la oscuridad interior de Poe que amenaza con consumirle, puede ser realmente importante dentro del género. Pero mientras eso llega, nos quedaremos con este producto de entretenimiento, de esos que cuesta soltar.