Imagina un futuro en el que, décadas después de un conflicto armado, se han agotado todo tipo recursos; no hay combustibles fósiles, el agua es racionada, la gente se alimenta principalmente de insectos, y las diferencias sociales son mayores que nunca. En un contexto así, duro y cruel, los ricos y poderosos tendrían al alcance cualquier cosa, y los más pobres, los herederos de los derrotados, los desposeídos, nada. ¿Te cuesta creerlo? ¿No puedes imaginar un escenario como ese, o es que tal vez piensas que hay cosas que nunca le podrán ser arrebatadas a una persona? ¿Piensas, por ejemplo, que jamás podrían robarles los sueños?
Marina es una mujer que trata de buscarse la vida en una España apocalíptica, de mantenerse en un delicado equilibrio que le separe de los más desfavorecidos. Su profesión no es ética ni honrada. No está orgullosa de ella, pero cuando la supervivencia no es un derecho, la moral desaparece. Ella roba sueños. Y lo hace por dinero, para vendérselos a quien pueda pagarlos. Aquellos que sean capaces de permitírselo tendrán el impulso necesario para lograr cualquier cosa, el deseo suficiente, la ilusión, las ganas… sólo tienen que quitárselo a otra persona.
Cuando un encargo le lleva de vuelta a Cobertera, su pueblo natal, piensa que podrá con ello, que no le afectará. Sin embargo, un imprevisto le hace enfrentarse a su pasado, a su decisión de marcharse sin mirar atrás, y a hacer balance de toda su vida.
Laura S. Maquilón sabía perfectamente, al escribir esta novela corta, qué contar y cómo hacerlo. A pesar de ser una historia repleta de acción contiene múltiples cargas de profundidad, tanto en su ambientación como en su personaje protagonista. No nos describe a Marina, no es necesario. Da igual si es guapa o no, si es rubia o morena, alta o baja. Sabemos que es fuerte, pues nos la va mostrando como una superviviente nata capaz de cualquier cosa por seguir adelante, pero no mala ni insensible; por momentos su interior se resquebraja y amenaza con romperla mil pedazos.
Las descripciones del pueblo nos hacen pensar que, para los menos afortunados, el tiempo se detuvo hace mucho. Siempre tendrán los mismos tejados, las mismas puertas, las mismas carencias… Y las menciones al conflicto de siete décadas atrás hacen también inevitable recordar una espantosa Guerra Civil, la nuestra, pero también cualquier otra en la que los descendientes de los perdedores siempre llorarán a la espera de algo de justicia para unos muertos cuyos cuerpos nunca se encontraron.
Con el equilibrio perfecto entre ritmo y tensión dramática, creando imágenes impactantes (a veces desagradables), en la retina del lector a fin de describir sentimientos, la autora ha elaborado una historia difícil de olvidar, con una protagonista atormentada por su propia conciencia, y que no dejará indiferente a nadie. Además, el libro se completa con el relato Cazadora de sueños que se publicó previamente en la web Libros Prohibidos y que cierra maravillosamente la historia.
No lo dudéis, adentraos en este futuro en el que todo (agua, órganos humanos, sueños…), tiene un precio. Ayudad a Marina, os necesita. Acaba de descubrir que El pasado es un cazador paciente.