El Steampunk surgió en la década de los ochenta como subgénero literario de la ciencia ficción. Sin embargo, la estimulante concepción de un universo ucrónico (generalmente ubicado en la Inglaterra Victoriana), donde las máquinas de vapor y los Zepelines coexisten con autómatas e ingenios asombrosos, ha sido mucho más aprovechada por otras corrientes artísticas y narrativas, como la ilustración, el manga y el anime, que por la propia literatura. Y es que su potencial visual es innegable y a veces, esa estética impactante que lo hace tan atractivo consigue eclipsar su contenido argumental.
Los elementos que le caracterizan parecen claros, incluso demasiado invariables: suelen ser omnipresentes los grandes inventos que pueden cambiar el mundo, los extraordinarios vehículos que no tienen nada que envidiar a los propulsados por electricidad o petróleo, complejos mecanismos de relojería, y genios científicos capaces de resucitar a los muertos. Pero esto solo es, o debería ser, la primera capa. El Steampunk, en manos de autores con talento, ofrece una serie de posibilidades casi infinitas y Ácronos, de acero y sangre lo demuestra con diez poderosos argumentos.
José A. Bonilla y Josué Ramos han coordinado una antología innovadora y de calidad contrastada que no solo pone los rudimentos de la ciencia ficción al servicio del terror, sino que demuestra que las bases de este subgénero no son tan rígidas como creíamos. La geografía en que se sitúan los relatos es tan amplia como el propio mundo, y cada lugar retratado imprime su sello en los personajes y en el tono de las historias. De este modo, el libro arranca en la Italia del Siglo XIX con Matter Amantísima, un precioso homenaje a la literatura romántica en general, y a Mary Shelley en particular, a cargo de Alicia Sánchez para inmediatamente cambiar de registro y transportarnos (con R.G. Wittener), al desierto de Sonora entre forajidos, autómatas, indios… y algo bastante más aterrador.
Solo dos títulos son suficientes para advertir al lector de que la obra que tiene en sus manos es ecléctica, innovadora, sorprendente y de enorme calidad, y este no tendrá más remedio que entregarse y dejarse golpear por cada uno de los autores que sacudirán su mente con las ocho pequeñas maravillas restantes. El propio Josué Ramos describirá una aterradora Isla al norte de Siberia en una historia que recupera el tempo y la magia de grandes joyas pulp de los años 50. En Praga, Alejandro Morales Mariaca reinventará el mito del Golem y recuperará el sentido de la maravilla de las exposiciones universales. Miriam Alonso sorprenderá a propios y extraños en Extremadura (sí, he dicho Extremadura), donde la sangre de los miembros de un clan itinerante correrá a raudales. Júlia Díez demostrará que los libros malditos no siempre han de ser cosa de fantasmas, y Pepa Mayo insistirá en que no hay venganza más temible que la de una bruja.
Y como en cada antología, y a pesar de la mencionada calidad de esta, siempre hay un puñado de relatos que brillan con luz propia. Aquí es Eva García Guerrero la que sobresale indiscutiblemente con ‘El corazón de las máquinas no late’, la oscura y claustrofóbica historia de una reputada directora de cine (perteneciente una sociedad ginocéntrica), que ve anulada su voluntad y es privada de sus recuerdos.
El prolífico José A. Bonilla y el incombustible Santiago Eximeno ponen la guinda al pastel: el primero atreviéndose a adentrarse en la mente de un asesino en el Londres de Sherlock y Mycroft Holmes. El segundo llevándonos a Madrid en busca de un doctor de Almas.
Ácronos, de acero y sangre es un volumen imprescindible y necesario. Tras su lectura nadie volverá a ver el Steampunk como un subgénero limitado de la ciencia ficción. La oscuridad, la maldad, el delirio y las crueles venganzas que contienen sus páginas dejarán una huella indeleble en la mente de quienes se atrevan a horadar su esencia, y a partir de entonces la inquietud se apoderará de ellos cada vez que algo les recuerde el Siglo XIX.
¿Os apetece iluminar el mundo con luz de gas?
Muchas gracias por tu reseña!!!
A ti por tu estupendo trabajo coordinando esta antología (y por tu relato). Ácronos supone una contundente reivindicación del Steampunk nacional y merece la mejor de las suertes.
Me ha encantado la reseña y por valorar tan bien al steampunk.
¡Muchas gracias! Es todo un honor recibir este cumplido por tu parte. Mi valoración tan positiva del Steampunk se debe a esta antología: yo mismo consideraba que era un subgénero de evasión y lo había consumido sobre todo en formato anime. Ácronos me ha hecho darme cuenta de las enormes posibilidades que conlleva y ya tengo unas cuantas novelas para seguir disfrutándolo. Por cierto, tu prólogo también es formidable.
¡Muchas gracias por la reseña! Ha sido todo un honor formar parte de esta maravilla y compartir espacio con el resto de mis compañeros y ver que el resultado no solo nos ha llenado a propios confirma que ha valido la pena. Un abrazo. Júlia Díez.
Sin duda ha merecido la pena. Esta antología merece mucha difusión y la mejor de las suertes. Respecto a tu relato… terrorífico. La venganza de esa niña vestida de negro me acompañará mucho tiempo.
No he leído, que yo sepa, nada de este género. Me pregunto si este Acronos pasaría mi criba personal. ¿Tú que crees?
¿Tú qué crees?
Eres el Santo Inquisidor de la Palabra Pulcra, el Cruzado de las formas frente al fondo. La pregunta que me haces me abruma y me perturba pues no tengo una respuesta clara: se trata de una antología bien escrita, pero con 10 padres o madres. Y sí te diré que aquí es más importante el fondo que la forma. Lo realmente interesante de este volumen (además del entretenimiento que asegura) es que demuestra lo versátil que puede ser un género que parecía encorsetado. Ahora, volviendo a la cuestión, ¿te gustarían todos los relatos que contiene? estoy seguro de que no. ¿te gustarían algunos? probablemente.
PD: si me preguntas cuál es el porcentaje que te gustaría, me suicido. XD
La forma. El fondo. Dicen algunos que un texto es un todo. Que el fondo depende de la forma y la forma, del fondo. Que si cambias uno, cambias también la otra. Yo no estoy tan seguro. Creo que se puede conseguir que un texto sin forma termine teniendo mas forma que fondo. Y me parece que el fondo sería el mismo. Tendríamos un fondo mal contado y el mismo fondo contando de forma magistral.