El mundo que hemos construido es un lugar peligroso. Creemos que la “civilización” es un refugio para los más débiles e indefensos, el lugar que garantiza tranquilidad y una vida ordenada a quienes se atengan a sus leyes. Sin embargo, esta es una verdad a medias. La “civilización” es, básicamente, una asociación de personas que comparten una cultura, unos objetivos o intereses, y unos conocimientos científicos y tecnológicos. Pero sus miembros también comparten, en su mayoría, los mismos miedos, supersticiones, fobias y rencores.
Ser distinto, sobre todo en cuestiones anatómicas, casi siempre es duro. Incluso hoy, en pleno Siglo XXI, quienes nacieron con malformaciones o fueron víctimas de enfermedades, accidentes o mutilaciones que alteraron su aspecto, no pueden evitar ser el objetivo (como mínimo), de miradas o preguntas indiscretas ¿Os imagináis cómo eran sus vidas siglos atrás?
Hubo una época en la que la ignorancia y el desprecio de la gente hacia los que eran “diferentes” podía costar la vida. Si hay un momento en el que todos hemos sido víctimas del azar es en el de nuestro nacimiento. Nadie ha podido, ni podrá, elegir cómo ni donde nacer. Y mucho menos sus características físicas o psicológicas. Sin embargo, durante siglos, aquellas personas que abrían los ojos por primera vez sufriendo o evidenciando alguna anomalía, podían ser consideradas un vehículo de la mala suerte, un producto del pecado o, incluso, un instrumento del mal. Se convertían automáticamente en seres temidos y repudiados por el simple hecho de existir.
En aquellos tiempos tan oscuros, algunos podían tener la suerte de encontrar un lugar en el que vivir sin miedo y sin sentir la necesidad de tener que ocultar quienes eran. Donde guiarse por sus propias normas, sin juzgar ni ser juzgados, y a salvo de los prejuicios y la moral de los demás. Un lugar en el que transformar el desprecio en admiración. En el que atraer miradas de asombro o deseo. Ese lugar era el Freak Show.
El ser humano no puede evitar sentirse fascinado por lo extraño y lo prohibido, y estos espectáculos permitían a la mayoría observar sin temer. Autoengañarse, fingir que lo que contemplaban era una ilusión y, sobre todo, no sentir el vértigo que producía la idea de que el mundo es más grande y más diverso de lo que nadie podía imaginar.
Welcome to the Freak Show no es un fix-up ni una antología al uso. Es la puerta a un universo en el que sólo tienen cabida emociones y pasiones en estado puro. En el que la magia y la realidad van de la mano. Y en el que, incluso los peores actos, deben ser medidos con valores diferentes ya que, conceptos como el bien o el mal, no son aplicables a sus habitantes.
La obra está compuesta por 9 relatos cortos y de gran imaginación en los que todo es posible. Historias que despiertan la carcajada, el temor y la ternura. Todas ellas, diferentes e impredecibles, logran formar en el lector la idea de que este Circo es un refugio fascinante, un lugar donde nadie se parece a los demás y, sin embargo, todos son iguales. Y donde, además, pueden esconderse y vivir en armonía tanto presas, como cazadores.
¿Y cómo es posible todo esto? Gracias a la prosa de Mar Goizueta. Su estilo es hermoso. Casi se podría calificar de “dulce” incluso cuando tiene que describir las escenas más oscuras o sangrientas. Gracias a ello consigue enamorar al lector de sus personajes y hacer digeribles para todos escenas que, en la pluma de otro autor, podrían resultar excesivamente desagradables. Y es que esta escritora, a pesar de su relativamente corta carrera, ha conquistado un lugar destacado en el mundo de la literatura fantástica española. Ya en 2019 fue nombrada Mejor Autora Emergente en los Premios de la European Science Fiction Society por su primera novela, Reina en el mundo de las pesadillas (Ediciones Vernacci). Sin embargo, es en el terreno del relato en el que más se ha movido, y esta obra es una gran oportunidad para descubrirla.
Animaos, pagad la entrada. Un espectáculo así no pasará todos los años por vuestra vida. Os garantizo que será inolvidable ¿No os gustaría sentir escalofríos ante el siniestro muñeco del ventrílocuo, descubrir cómo son realmente las sirenas y las hadas, o ver hombres ciervo y mujeres araña? Id con mente abierta. Ellos no son como vosotros. Os enseñarán cosas tan increíbles como que la antropofagia puede ser un acto de venganza, pero también de amor. Y sabed que no todos ellos son seres bondadosos, pero tranquilos, mientras seáis simples espectadores, estaréis a salvo.