Bienvenidos al Campamento para jovencitas chicas molonas de miss Qiunzella Thiskwin Penniquiqul Thistle Crumpet. ¡Amistad a tope!
Leñadoras es una serie de cómics creada por Shannon Watters, Grace Ellis, Noelle Stevenson y Brooke Allen para la editorial Boom Studios! en su sello Boom Box. Se trata de una serie escrita por mujeres, protagonizada por mujeres y que tiene como público objetivo a mujeres (en especial preadolescentes y adolescentes), aunque puede ser disfrutada por cualquier lector de cualquier edad. En los cómics se narra la historia de cinco preadolescentes que pasan el verano —un verano larguísimo que parece abarcar varios años en una de esas dilataciones imposibles que en ocasiones se permite la literatura middle-grade— en un campamento para chicas y cuya narrativa entrelaza discursos de poder femenino con valores de sororidad y empoderamiento, así como desafío de los roles de género hegemónicos. Esto se refleja de manera evidente desde el propio título original del cómic, Lumberjanes, una apropiación interesante del vocablo inglés «lumberjack», pues supone un desafío a la imagen de hipermasculinidad tradicionalmente asociada a él.
La serie comenzó su andadura en 2014 y terminó de publicarse en 2020 tras 75 números, cosechando dos premios Eisner —«Mejor Serie Nueva» y «Mejor Publicación para Adolescentes»— así como el premio GLAAD «Publicación Sobresaliente» por su representación de la comunidad LGTBQ+.
En España se ha encargado de la comercialización de Leñadoras la editorial Sapristi, que empezó a publicar la serie en 2016. A los mandos de la traducción está Inga Pellisa (¡otra mujer!), que realiza un trabajo magnífico. El volumen 8 saldrá a la venta en junio de este año.
En Leñadoras, como decíamos, la acción tiene lugar en un campamento de scouts femenino bastante peculiar. Si bien es cierto que las campistas realizan actividades diversas y que obtienen insignias por su desempeño en las mismas, el bosque —siempre el bosque— que hay alrededor guarda sorpresas repletas de seres sobrenaturales, criaturas mitológicas y espacios mágicos. Jo, Molly, Mal, April y Ripley, nuestras cinco protagonistas, están claramente delineadas como personajes. Su vestimenta, que no sigue los cánones del uniforme scout, refleja el estilo propio de cada una de ellas y resalta (y a veces derriba) rasgos de su personalidad. Provienen de distintos orígenes familiares, con diferentes culturas, así como orientaciones sexuales e identidades de género diversas.
De las cinco amigas, es April quien mejor se ajusta al estereotipo de chica tradicionalmente femenina, aunque eso no es impedimento para que posea una fuerza física extraordinaria —y habitualmente subestimada por sus contrarios—, que le permite derribar árboles o vencer a estatuas musculadas en un pulso. Su personaje no es sino una de las muchas formas posibles de expresión de lo que significa ser mujer. Jo, de personalidad más calmada y analítica, es la mejor amiga de April y posee gran capacidad para las matemáticas y los inventos. Mal es, sin duda y, a pesar de su apariencia dura, la más sensible del grupo y la más cauta, lo que le lleva a ponerse en duda constantemente, a pesar de que destaque entre el resto por su capacidad de análisis del entorno y a la hora de delinear los planes de acción del grupo. Molly es tímida e insegura. Le cuesta trabajo enfrentar los problemas familiares y encuentra refugio en el campamento, donde sobresale en su habilidad para resolver anagramas, así como en los campos de historia y mitología. Ripley, con su personalidad alocada, es impredecible y, sin embargo, aunque parece estar en su propio mundo la mayor parte del tiempo, es capaz de intervenir en los momentos cruciales de la historia para salvar a sus amigas del desastre.
Completan el singular grupo dos personajes que irán adquiriendo mayor relevancia a medida que la historia progrese: Jen, líder de la cabaña Roanoke en la que conviven nuestras cinco protagonistas y Rosie, directora del campamento. Jen se toma muy en serio su labor como cuidadora de las chicas, lo que a menudo conduce al desastre, pues se ve involucrada sin proponérselo en muchas de sus alocadas aventuras. Rosie, por su parte, es dura y misteriosa; viste camisa a cuadros que siempre lleva arremangada para lucir sus tatuajes de brazos y cuello, pantalones cortos de exploradora y botas de montaña. Su cabello pelirrojo va siempre recogido con un pañuelo de lunares rojo y sus armas favoritas son las hachas, de las cuales tiene un buen surtido, destacando entre ellas el labrys o hacha de doble filo, símbolo lésbico y feminista. El personaje de Rosie es una clara referencia a Rosie the Riveter, la icónica imagen de empoderamiento femenino que a menudo vemos en pancartas bajo el lema de «We can do it».
Comentábamos antes que cada una de las protagonistas expresa de forma diferente el «ser mujer» a través de sus distintas personalidades, pero es que, además, lo hacen en oposición a los scouts de un campamento masculino que se encuentra en las inmediaciones. Los exploradores del campamento para chicos, cuyo lema es «siempre alerta, siempre dispuesto», son ordenados, visten el uniforme reglamentario y realizan numerosas actividades de interior como hornear galletas o tejer, labores tradicionalmente asociadas con la esfera femenina según los cánones patriarcales que expresaban la dicotomía sexual de las niñas como pasivas, obedientes y delicadas y de los niños como activos, traviesos y violentos. Estos chicos, sin embargo, son hábiles exploradores (al contrario que nuestras protagonistas, que se topan con sus aventuras casi por azar y son incapaces siquiera de montar una tienda de campaña) y rastreadores y el único elemento discordante en su campamento es el director, quien representa la masculinidad tóxica: de proporciones exageradamente grandes, se expresa siempre en mayúsculas, como si gritara y critica a los scouts sus actividades con frases como: «Las galletas son para los flojos. Los hombres de verdad cortan madera y fuman en pipa», imponiéndoles expectativas que ellos no están interesados en satisfacer. Al fin y al cabo, estos scouts desean poder expresar su masculinidad en la manera en que consideran más apropiada.
Tanto las cinco protagonistas como su líder, Jen, viven en la cabaña Roanoke, cuyo nombre representa la conocida como «Colonia Perdida» que fuera fundada por Sir Walter Raleigh a finales del siglo XVI. Esta colonia, que hoy forma parte del imaginario popular, fue hallada desierta pocos años después de su fundación y con la enigmática palabra «CROATOAN» tallada sobre un poste de madera. La cabaña Roanoke conecta, así, con el elemento sobrenatural que rodea al campamento y que se inmiscuye constantemente en la vida diaria de nuestras campistas.
Cabe señalar que, cada uno de los capítulos que componen los volúmenes, viene precedido por la descripción de una de las muchas insignias que las chicas pueden conseguir. Los nombres de estas insignias guardan relación con lo que acontece en el capítulo y las descripciones suponen, a menudo, un presagio o anuncio de lo que ocurrirá en él. Así, por ejemplo, en el capítulo 3 del primer tomo, se describe la «Insignia de calculadora humana» en los siguientes términos: «Si bien las matemáticas son una materia importante en la escuela, una leñadora aprenderá a darles uso corriente en las situaciones de la vida cotidiana, desde calcular la cantidad correcta de leña con la que encender una diversidad de fuegos, hasta la velocidad necesaria a la que debe correr para saltar sobre un precipicio y alcanzar el otro lado». Nuestras protagonistas se verán en una situación «cotidiana» que requerirá su comprensión de las matemáticas para salvar un precipicio, aunque no calculando la velocidad a la que deben saltar, sino realizando operaciones según la secuencia de Fibonacci.
A pesar de que en ningún momento se indica en qué lugar exacto se encuentra el campamento o en qué marco temporal suceden los hechos narrados, Leñadoras es un cómic claramente ligado a la generación millennial y, más concretamente, a la generación millennial norteamericana. Las referencias a series de televisión, videojuegos, películas, libros o canciones son constantes, a veces verbalizadas de forma explícita mencionando el título o autor de la obra y otras mediante citas. Por poner algún ejemplo, en el segundo volumen: Un plan terrible, a las protagonistas les sobreviene una ventisca inexplicable y April exclama: «El frío a mí nunca me molestó» (en inglés, «the cold never bothered me anyway»), que es una cita literal de la película Frozen, a la que más tarde se menciona de forma también explícita. La intertextualidad y las referencias a elementos de la cultura popular son constantes. Solo en el primer tomo: Cuidado con el gatete sagrado, encontramos alusiones a «Caperucita Roja», Alicia en el País de las Maravillas, Indiana Jones o Misión Imposible, entre otros, además de alusiones a figuras de la mitología clásica como Apolo, Artemisa, Galatea o Zeus, que juegan un papel relevante en la historia. A esto hay que sumar otro recurso que las creadoras del cómic introducen en su narrativa y que supone una genialidad: cada que vez que una leñadora desea expresar miedo, sorpresa, entusiasmo o evitar soltar un taco, grita el nombre de alguna mujer célebre. De nuevo, solo en el primer tomo, se menciona a las siguientes: Joan Jetts (cantante y guitarrista del grupo Runaways), Bessie Coleman (primera mujer piloto afroamericana), Mae Jemison (primera mujer afroamericana en viajar al espacio), Phillis Weatley (primera escritora afroamericana en publicar un libro de poesía), Anahareo (escritora y activista del pueblo Mohawk), Juliet Gordon Low (fundadora de las scouts femeninas de Estados Unidos), Bell Hooks (escritora afamada por sus discursos sobre raza, feminismo y clase), Agnodice (primera mujer médica de la historia), Sister Rosetta Tharpe (cantante y guitarrista norteamericana de góspel y blues) y Annie Smith Peck (exploradora y alpinista norteamericana). Esto permite al lector una doble lectura: una más superficial que sirve para alimentar nuestro entretenimiento y otra más profunda, que nos lleva a indagar en la cultura popular reciente y en las vidas de mujeres ilustres. Es, además, una oportunidad estupenda de aprendizaje para los lectores más jóvenes.
El campamento para jovencitas chicas molonas de miss Qiunzella Thiskwin Penniquiqul Thistle Crumpet es un lugar de descubrimiento, pues saca a relucir diferentes aspectos de la personalidad de las chicas y las anima a deshacerse de las expectativas impuestas cambiando las reglas del juego, rompiendo con todo aquello que no les satisface y encontrando su lugar de ser en el mundo, todo esto en un clima de sororidad y pertenencia al grupo. Al fin y al cabo, «AMISTAD A TOPE» es el lema del campamento.
Os animo a disfrutar de la lectura de esta estupenda serie —seáis adolescentes o adultos, mujeres u hombres—, a indagar en sus múltiples lecturas y, sobre todo, a pasarlo genial con las aventuras de Mal, Molly, Jo, April y la loquísima Ripley.
Un artículo de Rocío Stevenson
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