Juan Antonio Oliva Ostos es un gladiador de las letras. Firme defensor de los cursos de escritura, se ha estado preparando durante más de una década. Los resultados han sido tremendamente satisfactorios con múltiples relatos y dos novelas publicadas en su haber. Actualmente es uno de los autores más solicitados para todo tipo de antologías de género, pero eso no le ha cambiado; sigue siendo humilde, optimista, agradecido, trabajador, y honesto consigo mismo. De su carrera, de lo mucho que le ha costado formarse y realizarse como escritor, nos habla en esta entrevista. Leedla, descubriréis a un novelista cercano, accesible, y que dará mucho que hablar en los próximos años.
H – ¿Qué te aporta la literatura?
J.A. – Evasión.
Como lector, disfrute; me permite viajar por infinidad de universos… Como escritor, a pesar de los momentos de quebraderos de cabeza, diversión. Y, en los últimos tiempos, una sonrisa mayor de la que es habitual en mí por las oportunidades otorgadas a través de distintas editoriales (independientes), que me han dado a conocer, en cierta medida, en el mundo que me apasiona de la Ciencia Ficción, la Fantasía y el Terror nacional y, en menor medida, en algún país latinoamericano, pudiendo llegar hasta lectoras y lectores ―que son la otra gran parte de que esté aquí―,quienes se han zambullido entre las páginas de mis multiversos.
H – Has dedicado mucho tiempo y trabajo a formarte como escritor. ¿Cuándo fuiste consciente de que ese era el camino?
J.A. – Tras enviar infinidad de relatos y manuscritos a editoriales y concursos cuando era más joven. Un día llegó un punto de inflexión. No engañaré a nadie con ideas bucólicas: me costó abrirme de miras para comprender que tal vez le faltase algo a mi escritura o a mí como escritor, incluso al iniciar los cursos. Lo debatimos en mi entorno y pude realizar el primero de muchos en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés. Así, en 2010 tiré millas. Por esa época también leí cierto libro de un autor nacional y se sumó el siguiente planteamiento: «Si quiero ser leído en mi tierra debería leer más autoras y autores nacionales o que escribiesen en lenguas que conozco (castellano y catalán), y no tanto anglosajón para tener otras visiones». Es hipócrita querer escribir en tu lengua y pretender que te lean sin leer nada autóctono cuando hay tanto talento como fuera de las fronteras. Ese conjunto de elementos me llevó a formarme. Este año hará una década desde ese primer curso. ¿Si seguiré realizándolos? Por supuesto. A pesar de tener cosas publicadas siempre se aprende algo, y conoces gente con inquietudes similares.
H – ¿Cuál ha sido la enseñanza más valiosa que has obtenido en tus años de formación?
J.A. – Han sido muchas y variadas pero a grandes rasgos: aprende a escuchar y valorar las críticas constructivas y reconoce que cometes fallos. No existe la perfección. Que la inspiración puede llegar, pero sin trabajo, constancia y esfuerzo, ensayo y error, no surge nada espontáneo.
H – ¿En qué momento te dijiste, “soy escritor”?
J.A. – Siempre he sabido en mi interior que era escritor. Decirlo abiertamente y creérmelo desde hace apenas unos pocos años gracias, en parte, a la confianza generada en los cursos de escritura que me devolvieron las ganas de probar a enviar historias a certámenes o manuscritos a editoriales. Y en las personas que me han apoyado desde el primer momento. Que te publiquen o publiques obras da respaldo y sentido a esa palabra cuando te preguntan por ello o alguien averigua esa parte de tu vida. Pero se puede ser escritor sin publicar nada, es lo que sientas dentro, pues conozco a personas que únicamente escriben para sí mismas.
H – Dentro de tu carrera literaria, cuéntanos un sueño cumplido y otro por cumplir.
J.A. – ¿Un sueño cumplido? Es fácil y quienes me conocen íntimamente lo saben bien. Publicar una primera novela y verla entre las estanterías de mi librería favorita que considero la número uno. Ambas cosas las logré en 2019 gracias a Dilatando Mentes al publicarme Durmientes y ver la novela entre los stands y pasillos del Templo: Gigamesh. Tenía cuarenta y tres años y como ves la carrera más bien ha sido en plan marcha de obstáculos que he aprendido a sortear. Con sus más y sus menos, un camino vital donde una de las mejores cosas han sido las personas que he conocido. A partir de ahí, todo son regalos para mí, en serio. Que te publiquen una, dos, tres veces no significa que puedas seguir haciéndolo. Hay que trabajarse cada día las historias y seguir teniendo paciencia a la hora de enviar obras a editoriales el día de mañana.
H – Eres muy activo en las redes. ¿Lo ves como una vía de interacción necesaria con tus lectores o como un apéndice de tu carrera creativa?
J.A. – Debo darle las gracias a Eli, mi esposa, por ello, pues es la que siempre me ha insistido y me ha ayudado a creármelas. Al principio, como toda novedad, echas más horas, pero luego aprendes a dosificar (sin ocultar que se van días en ellas), de lo contrario es imposible dedicarte a otras cosas.
A lo de si soy muy activo en las Redes, no lo sé, no me he parado a pensarlo. Sin embargo, hay que ser consciente del peso que tienen y de su presencia sin olvidar la realidad que hay tras las pantallas. Hago a mi ritmo, aunque creo que es innecesario que diga que soy muy sociable. ¡Hablo hasta por los descosidos! Y si hay algo que no deja de alucinarme y me fascina es que haya personas que me sigan. Lo que es cierto es que nadie se va a encontrar a dos Juanes distintos.
H – Has publicado muchos relatos en distintos medios. Cada vez hay más antologías de este tipo en el mercado. ¿Crees que se debe a una demanda real del público, o a un intento de que, atendiendo a su calidad, sean mejor valorados y no caigan en el olvido?
J.A. – Gracias a las antologías he tenido oportunidades. Gracias a ellas he conocido a gente y me han conocido a mí. Ayudan a hacer currículum, y si vas participando en convocatorias es una forma de obligarte a escribir e intentar mejorar también. Y en los tiempos actuales es más práctico para la mayoría leer relatos o novelas cortas. De hecho, la demanda de concursos para historias cortas es tan amplia que cada día aparecen nuevas opciones. Personalmente, me gusta enfrascarme en novelas largas cada equis tiempo, pero me fascina desde joven escribir relatos, y me merecen todo el respeto.
H – Y hablando de relatos, ¿Cuántas firmas tenemos que recoger para que conviertas Las Guerras Infinitas en novela?
J.A. – ¡Aquí va una grandísima carcajada! Desde que viera la luz a principios del 2018, hasta a día de hoy que siguen dándome alegrías, no sé la de veces que me han hecho esa pregunta o directamente me lo han exigido. Sin duda se ha convertido en mi relato más famoso. Suelo responder más o menos lo mismo: es una historia visceral que nació de muy adentro y pensada para uno de los certámenes que organiza Cazador, con un principio y un final para el protagonista del relato. Cierto es que lo que hipnotiza de Las Guerras Infinitas es el mundo creado y su universo, y creo que a la gente le gustaría viajar un poco más por él a pesar de su melancólica crueldad. No niego que le doy vueltas cada vez que alguien me lo comenta. Así que cabe la posibilidad de que algún día los bioingenios, con sus tres vidas, como lo es el Ray del relato, tengan continuidad en una historia mayor.
H – ¿Crees que la autoedición en plataformas como Amazon es otra piedra en el camino para las editoriales modestas que tratan de sobrevivir, o que es posible la coexistencia a largo plazo?
J.A. – El Mercado Editorial es muy amplio y hay nichos para todo el mundo, y aunque hay editoriales que rechazan ese tipo de plataformas otras conviven perfectamente. Lo que hay que tratar de aprender como lectores es a bucear para separar la paja del grano en todas partes. Además, tengo amistades que solo autopublican, y otras que solo lo hacen en tradicional, y algún caso que navega entre las dos aguas. Yo probé la autoedición; me faltó constancia. Y en mi caso no puedo evitar ser un romántico que soñaba con publicar con sellos editoriales. El problema no es la existencia de ciertas plataformas o no, el problema es cómo se trata a la Cultura, en general, en este país y el fomento a la lectura. El creer en el producto patrio no es deporte nacional precisamente. Y es una lástima.
H – En España son muy pocos los escritores que viven de sus obras. ¿Se te ocurre algo, aparte de que compremos muchos libros, que podría mejorar la situación de los autores en este país?
J.A. – En mis primeros cursos en la Escuela de Escritura me soltaron dos frases de las que se graban a fuego: «No tenemos la fórmula para hacer Bestsellers», que es muy a lo Fama. Y la siguiente: «En España no se vive de la escritura…», que luego te matizan pero ya podéis darle a pensar.
Necesitamos unas políticas culturares reales, fomentadas desde la escuela (que también necesita ayudas a multitud de niveles), y un cambio social en la forma de pensar de una población, en su mayoría, que no valora lo creativo ni la creatividad, que considera que lo realizado por amor al arte ha de ser simplemente gratuito. Proteger y potenciar el producto nacional y a sus autoras y autores como alimentan otros países sobre su creación. Que los medios de comunicación pusieran más de su parte por el fomento de la Cultura ayudaría (y no solo centrándose en cine y televisión). Estudiar los porcentajes por obras y modificar las leyes. Posiblemente más cosas… Es un debate que lleva años en el aire, y perdurará me temo.
H – Durmientes es una ucronía con tintes fantásticos. Neopiel, conjuga ciencia ficción, terror y fantasía. ¿Buscas deliberadamente la hibridación de géneros en tus historias más largas? ¿Crees que el futuro de la literatura de género pasa por ese mestizaje cada vez más frecuente?
J.A. – Nunca he buscado la hibridación deliberada, me sale. En la totalidad de mis relatos está presente. De hecho, cuando he intentado ceñirme a un solo género me ha creado mil problemas. Lo natural en mi estilo es la mezcla a pesar de sentir predilección por la ciencia ficción. Estamos rodeados de hibridación en múltiples disciplinas y cada vez es más complicado encontrar pureza, ni siquiera en literatura. Por lo que veo, el mestizaje como bien dices, es lo normal.
H – En Durmientes y Neopiel, hay presencia de Nazis. ¿Cuéntanos por qué? ¿Será una constante en obras futuras?
J.A. – Me hubiera gustado estudiar Historia y me fascinan distintas épocas. El siglo XX y cuanto rodeó a sus dos guerras mundiales es una de ellas. Solo hay que ver la ingente cantidad de libros, documentales, series y películas sobre el tema que existen.
No creo que sea una constante aunque no niego que puedan seguir apareciendo, los nazis son los auténticos diablos en la tierra. Que hayan asomado la cabeza, en una medida u otra en mis dos novelas hasta la fecha, quizás sea casualidad, o no. El juego que dan al aunar sus locas ideologías con la ciencia y lo paranormal sin temblarles el pulso es irresistible para crear historias con cierto componente oscuro.
Una parte de Durmientes es ucronía, y homenajea a El hombre en el castillo, de Philip K. Dick; debían estar sí o sí. Y en esa novela hay uno de los dos mundos creados y los personajes que en él se mueven para atestiguarlo. En Neopiel, la técnica en la que se basa la cirugía estética de Felicity nace en los campos de exterminio (donde se hicieron verdaderas aberraciones). En ambas novelas estaba cantado que los nazis se convirtiesen en antagonistas por las tramas. Aunque en Neopiel es más sutil y se refleja a través de dos de sus personajes.
H – ¿Es Neopiel fruto de una pesadilla? ¿De dónde surgen las ideas para tus obras?
J.A. – Posiblemente sí, solo debes fijarte, por ejemplo, en Cástor Belafonte o en los despellejados… Aunque tampoco dejaría caminar tras de mí a Silvana. Y el centro de estética a mí me pone nervioso, no pasearía solo por ese lugar anclado en los Alpes franceses. Hay tantísimos elementos surrealistas conjugados en la historia para darle forma que aún no me creo que la batidora no estallase y que la mezcla funcione como lo está haciendo, a pesar de la cantidad de sangre o de esas pieles que se despegan de forma acuosa.
Y las ideas pueden surgir de cualquier parte, infinidad de detalles pueden ser un detonante si estás atento y te fijas…
H – ¿De cuál de tus creaciones estás más orgulloso?
J.A. – De todas. Cada una tiene algo que la hace especial y que me hace sonreír, además de que cada obra tiene su propia historia de creación y evolución. Y una vez lanzadas al universo, también cuentan con sus propias anécdotas.
H – Escribes con argumento planificado o dejas que los personajes decidan la estructura?
J.A. – Antes de la Escuela de Escritura era totalmente brújula, tras aprender un método (hay muchos) me volví más planificador. Con el tiempo intercalas ambas opciones según avanza lo que escribes, y de lo que interiorizas en los cursos vas aplicando sobre la marcha y en las revisiones.
Sobre los personajes soy de la opinión que mejor atarlos en corto, aunque les cedas cuerda. A veces está bien dejarlos a su aire y ver qué caminos toman para decidir si alguno te convence. Ahora bien, si quieres que la historia se descontrole…¿Te imaginas introducirte en una de esas historias y que a alguno de tus personajes le diese por eliminarte? ¿Cómo avanzaría esa obra? Perdón, estaba imaginando…
H – ¿Cuentas con la ayuda de lectores beta? Si es así, ¿cómo los eliges?
J.A. – Sí. Es un componente desde la Escuela de Escritura, pues los ejercicios se debían compartir y analizar en conjunto. Muchos de esos betas son amistades surgidas de ahí y a otros los he conocido con el tiempo. Ahora hago de beta en ocasiones, aunque siempre recuerdo que es mi análisis según mis conocimientos y que la autora o el autor siempre, siempre tiene la última palabra. En realidad no elijo un beta específicamente para una historia, lo que hago es enviar esa historia a distintos betas con sus visiones para tener más perspectivas. Si tienes la fortuna de que una obra vea la luz jamás sabrás quienes la leerán, y cada lectora y lector son un mundo en sí.
H – ¿Cómo convencerías a alguien para que le diese una oportunidad a tus obras?
J.A. – Nunca convenzo a nadie para que lea mis historias, y quizás sea de mal vendedor. Sí garantizo que las he disfrutado y le pongo emoción cuando hablo de ellas. Se me da bien crear expectación… ¿Qué pueden encontrar? Mundos un tanto diferentes, acción adrenalítica cuando toque, de normal varios personajes con voz, personajes femeninos que se valen por sí solos y aventuras adrenalíticas en híbridos de ciencia ficción, fantasía y terror con multitud de detalles y huevos de pascua. A lo que expongo en estas líneas dejo un breve fragmento de Durmientes entre Martin, uno de los coprotagonistas, y su padre Garin que definiría bien cómo inicio la respuesta a la pregunta que aquí me haces:
«―Cuanto te describa jamás será suficiente pero eso, ya lo sabes.
―Cuéntame lo que vieron tus ojos».
Y lo que ven mis ojos intento plasmarlo en una hoja en blanco… Así han surgido algunos relatos como Las Guerras Infinitas, El Juego de los Escarabajos, Inorgánica, El futuro que nos montamos, La Guardia, Alas de Cisne, Pacto arcano o novelas como Durmientes y Neopiel.
H – ¿Estás trabajando en una nueva novela?
J.A. – Por el momento no. Barajo las ideas de la siguiente historia larga mientras realizo relatos para ciertas antologías a las que he sido invitado y algún que otro certamen que me llama.
H – Recomiéndanos un autor o autora. Sólo uno/a.
J.A. – Miriam Jiménez Iriarte. Ya la conocía desde que ganó la primera convocatoria a la antología del Premio Ripley de Triskel Ediciones. Su primera novela: Ayantek, os hará estallar el cerebro, brutal. Haríais bien en seguirla, y leerla.
H – ¿Algún consejo para quien sueñe con convertirse en escritor/a?
J.A. – No me considero maestro de nada, soy un eterno aprendiz. Lo siguiente sí lo tengo claro desde hace tiempo: primero escribe para ti, lo que te gustaría leer o ver. Y disfrútalo. Lo que venga después ya se verá. Si sueñas con publicar, ten presente los rechazos y los No, duelen pero curten, las cosas no son de un día para otro. Si quieres autopublicar, adelante. En ambos casos, trabaja y pule tus textos, hablarán por ti. Y, de poder, fórmate en técnicas de escritura. Leer mucho y variado es un gran qué. Pero, sobre todo, primero escribe para ti, lo que te gustaría leer o ver. Y disfrútalo. Yo sigo soñando con ser escritor.
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Una magnífica entrevista (como de costumbre). Eres especialista en encontrar autores interesantes.
Interesantísima entrevista, amenizada por unas ilustraciones que, unidas a las palabras del autor, invitan a la lectura de las obras mencionadas.
El panorama literario español está repleto de autores interesantes que se dejan el pellejo por amor al arte. Te suena de algo, ¿verdad?
Da gusto charlar con autores y autoras del nivel literario (y humano) de Juan Antonio. Las ilustraciones, sacadas la mayoría de sus novelas, son una auténtica pasada.
Es un gusto leer tus entrevistas, inteligentes e ingeniosas; además conocemos al autor. De Juan Antonio Oliva, al que no conozco, intuyo que es sencillo, no se le ha subido el éxito a la cabeza desde el momento en que cree que aún tiene que aprender de los cursos de escritura. Muy interesante. ¡Gracias!
Cierto. Muchos autores, con dos novelas y multitud de relatos publicados, ya habrían dado por concluida su formación. Es sencillo y es muy cercano, te lo aseguro.
Muchas gracias. Espero que muy pronto tu nos brindes a nosotros la oportunidad de saber más sobre la literatura dominicana.