Escultor, historiador del arte, fotógrafo, ilustrador, diseñador de juegos de rol… ¿vivir del arte fue siempre tu única opción?
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Nuckelavee |
Ad – Bueno, he de decir que jamás me planteé el arte, tanto teórico como práctico, como una meta o algo de lo que vivir. Para mí es algo lúdico, un lenguaje con el que expresar mis ideas y emociones independientemente de si hay “lectores” fuera de mi círculo personal. Empecé de muy pequeño porque era algo que me gustaba, y siempre tuve el apoyo incondicional de los míos.
Nunca tuve barreras que me impidieran experimentar o aprender, fuera cual fuera el ámbito artístico en el que me metiera.
H – Aunque tocas tantos palos artísticos, muchos te hemos descubierto por tu trabajo como ilustrador para el sector editorial (Apache, Cazador de Ratas, Titanium, etc) ¿buscaste tú este oficio, o es el único modo de ganarse la vida ilustrando en España?
Ad – Pues no, no he buscado el oficio. De hecho, mi vida laboral es una vida normal, por cuenta ajena, una vida que me da para comer, pagar facturas y, muy de vez en cuando, algún capricho no excesivo.
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Iris. Rota hermosura
Nohemí Abad Jiménez |
El comenzar a realizar arte por encargo, para las editoriales y autores independientes, fue algo que me cayó completamente por sorpresa, algo 100% inesperado.
Tengo una opinión bastante dura y crítica con respecto a España y el tema del arte (y la cultura en general) … Pese a ello, y por mi actual experiencia como ilustrador, creo que sí se puede vivir de la ilustración, no solo realizando arte para las editoriales y autores indies. Estos trabajos son una manera de hacerse visible; creo que, manteniendo una cierta calidad, sabiendo entender a los autores y editores y formándose continuamente, acaba uno dándose a conocer y, si se quiere, trabajando en otros ámbitos.
A mi modo de ver, trabajar para editoriales y autores es tan satisfactorio como trabajar en publicidad, medios audiovisuales u otros ámbitos en los que se necesiten artistas. No considero que haya escalafones. La única diferencia que veo es económica (que es una diferencia enorme, evidentemente). A mi me llena tanto poder ilustrar un libro con el que una obra gane mayor visibilidad como participar en el arte conceptual de un videojuego o una película.
H – Tu trabajo se centra en la creación y difusión de la ciencia ficción, la fantasía y el terror. ¿Esto es consecuencia de tu estilo como creador, u obedece a tus gustos personales como consumidor de cultura?
Ad – A un poco de todo. Por un lado, todo lo que surge de la imaginación (fantasía, terror, cifi) te da una libertad que en otros estilos no tienes (o no he encontrado todavía). Es más “artístico” y me permite dar rienda suelta al acto creativo.
Como consumidor de cultura me pasa otro tanto. La ciencia ficción, la fantasía, el terror, me permiten dejar volar la imaginación, que es algo fundamental. Ojo, eso no quiere decir que no consuma obras que en las clasificaciones canónicas se tildan de ensayo, costumbrismo, realismo, historia e incluso geografía o ciencia. Pero si quiero soñar se hace imprescindible el empujón que te da lo “fantástico”.
H – ¿Y de dónde viene Adepto Obscura, tu apodo en redes?
Ad – Jajajaj, es algo que llama la atención; incluso hay quién ha llegado a bloquearme porque el apodo suena “siniestro”.
Adepto Obscura es un apodo que me puso un amigo a raíz de un juego online de estrategia. Había que organizar un clan con rangos y, como segundo al mando, me tocó ese nombre, que tiene bastante que ver con el universo de Warhammer 40K.
Desde entonces ahí se quedó el apodo.
H – Muchas veces, los artistas gráficos sois los que termináis de dar forma a escenas y personajes en la mente del lector ¿hasta dónde tienes que sumergirte en la historia para poder visualizar lo que has de ilustrar? ¿sueles partir con parámetros previos impuestos por el autor?
Ad – Hasta ahora, aunque siempre hay quien te marca unas condiciones (lo que es totalmente comprensible, ya que se trata de armonizar con el universo y estilo que plantean los autores), he tenido la gran suerte de contar con mucha libertad a la hora de crear. Quizás porque buscan mi estilo concreto o porque conecto bien con las ideas que me plantean. Cuando realizado un trabajo prefiero leer la obra o, si no se puede, algunos fragmentos. Además, tiendo a fusilar al autor con preguntas que me ayudan a meterme en su cabeza, en lo que quiere ver representado y cómo quiere hacerlo.
Me ayuda muchísimo palpar el estilo de escritura; leer y releer las escenas a ilustrar para pillar la atmósfera, la dinámica e imaginar la mejor manera de plasmarla.
H – Mattepaintings, photobashing… muchas de las técnicas que empleas para tus trabajos de ilustrador requieren el uso de fotografías previas ¿Buscas dichas fotografías a partir de una idea sugerida por la obra, las realizas tú mismo, o empleas material que ya tienes para adaptarlo y darle forma según tus necesidades? ¿estas técnicas no requieren más tiempo que otras más tradicionales?
Ad – Normalmente, tras leer y analizar la obra ya tengo una idea clara de lo que quiero y cómo lo quiero. Entonces, tras algunos bocetos (a veces me lanzo directamente), comienzo a buscar fotografías, fragmentos que a veces son una simple farola o una piedra. Yo mismo realizo y uso mis propias fotografías durante el proceso. Otras veces recurro a otras fuentes como lotes de fotografías específicas en las que encontrar los elementos en ángulos y luces adecuados. A veces recurro a kits 3D complejos que incluyo junto a selecciones fotográficas (como es el caso de las portadas de “Auryn” y “Los Tecnoguardianes”, de David Lorén Bielsa).
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Auryn – David Lorén Bielsa |
Una vez seleccionados los elementos fotográficos, los adapto y doy forma para que la composición sea como debe ser.
En cuanto al tiempo requerido, en los mattepainting se emplea bastante, porque más que una ilustración acabas teniendo una fotografía en la que todos los elementos deben tener la misma calidad, iluminación, tonalidades… Todo debe estar perfectamente integrado para que no se distinga de una fotografía, aunque siempre con un toque que te sacuda la imaginación.
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Combate – Maegtal (juego de rol) |
En cuanto al photobash, te ahorra muchísimo tiempo porque acabas mezclando la pintura con la fotografía y evitas tener que partir de cero. Tienes toda la composición y coloración hechas y luego solo tienes que pintar y aplicar los efectos necesarios.
Es una técnica que me encanta, no por el hecho de trabajar rápido sino porque aprovechas muy bien las texturas y se produce un efecto irreal brutal.
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Sobre las piedras – Maegtal (juego de rol) |
H – La imagen mental que tenemos muchos es la de un ilustrador sentado con un lapicero o un rotulador en la mano. Nos cuesta imaginaros delante de un ordenador. ¿Qué se ha ganado y qué se ha perdido con la tecnología? ¿En qué se diferencia un ilustrador de hoy de uno de hace 20 o 30 años?
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El hombre de fuego – Maegtal (juego de rol) |
Ad – Mi opinión es muy favorable a las nuevas tecnologías, desde siempre. Ya con la aparición de las cámaras digitales hubo polémica y ahora la hay con la ceración digital de imagen. No quiero sentar cátedra, ni mucho menos. Mi opinión personal, que no tiene por qué ser correcta, es que el PC es un soporte más, que te da la comodidad de no tener que almacenar miles de lienzos, folios, fotografías, rollos de película… Esto ha hecho accesible la creación de arte a muchísimos autores geniales, verdaderos maestros, que por falta de dinero o espacio no hubieran podido dedicarse a ello.
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Sacrificio inevitable – Maegtal |
En cuestión de escultura, pintura y demás las herramientas que ofrece hoy en día un pc son brutales y, aunque hay quien dice lo contrario, absolutamente naturales.
Existen programas de pintura digital completamente accesibles en los que las pinturas e instrumentos digitales se comportan exactamente como las pinturas e instrumentos reales. Escultóricamente pasa lo mismo, hay programas gratuitos que te permiten modelar exactamente igual que harías con una pella de barro. Incluso tallar materiales. ¿Qué el soporte final es digital? A mi eso me trae sin cuidado. Además, vamos camino de poder disfrutar de unas impresoras (3d y convencionales) que harán posible que las creaciones sean algo absolutamente tangible.
H – Empezaste a darte a conocer tras enviar algunas de tus obras a una convocatoria de relatos que viste en Facebook. ¿Son las redes sociales el escaparate más importante para un artista gráfico hoy en día? ¿el hecho de que haya tanta gente publicando trabajos artísticos en ellas, favorece a los que os dedicáis a la ilustración de forma más profesional o hace que se deprecie vuestra labor?
Ad – Son una manera excelente de darse a conocer. Por supuesto el trabajo lo tiene que hacer uno mismo. La cosa no funciona colgando una foto y ya está.
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La ciudad oscura – Jesús Relinque |
Por un lado, tienes redes orientadas al escaparate, que funcionan mucho mejor como portafolio que una página web. Instagram es ideal para eso. No se trata de captar seguidores o likes sino de tener las obras organizadas y visibles. Si lo complementas con una página web donde la gente pueda ver esas obras a mayor tamaño y calidad entonces tienes una gran herramienta.
Otras redes como Facebook o Twitter son ideales para los autores y editoriales, pero como ilustrador son el lugar ideal para ir ofreciendo tus trabajos. Muchos escritores, editores, organizadores de certámenes y eventos anuncian sus convocatorias en las redes. En la prensa “seria” es imposible ver esos anuncios y tampoco hay tiempo (ni ganas) para repasar el BOE en busca de convocatorias oficiales.
Que haya mucha gente publicando trabajos artísticos creo que es algo muy positivo. Para empezar, viendo obras de otros artistas, intentas superarte. Además, aprendes, te fijas en los errores, en los aciertos, ves qué soluciones buscan otros artistas a los problemas que surgen con las composiciones, etc. Es una forma de comunicación brutal.
Por supuesto, en las redes hay tantas cosas buenas como mediocres o, directamente, infames: hay que tener paciencia y aprender a usar un cedazo para separar lo que merece la pena de lo que no.
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Bruja y Buey – Maegtal (juego de rol) |
H – ¿Cómo es el mundillo del ilustrador? Parece cada vez más amplio y diverso ¿hay competencia (sana o insana), entre artistas con técnicas similares?
Ad – Soy un bicho bastante asocial jajaja, y jamás me ha gustado competir. Diversidad hay muchísima, es increíble. Cada día descubro nuevos artistas (nuevos para mí, por supuesto) que me dejan flipando. Creo que la competencia es sana. Muy sana. Por supuesto, aquí entra el tema de guardar tus secretos, algo que pasa desde que el arte es arte (en la cerámica, por ejemplo, la formulación exacta de los esmaltes se guarda con un celo asombroso), pero en general la gente es comunicativa y siempre encuentras a más personas dispuestas a ayudar que a ponerte barreras.
H – ¿De qué trabajo como ilustrador estás más orgulloso? ¿por qué?
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La gran serpiente |
Ad – Hay varios trabajos que me han sorprendido a mí mismo. Son aquellos en los que he notado un salto cualitativo importante. Entre los Mattepainting el primero en que conseguí (pese a todos sus fallos) lo que buscaba fue La Gran Serpiente, que concebí para mi juego de rol. Este trabajo recibió muy buenas críticas por parte del enorme Carles Marsal, que es de quien aprendí las técnicas necesarias para realizar este tipo de obra.
Entre las ilustraciones “normales” destacaría las que realicé para NEOPIEL, la novela Juan Antonio Oliva Ostos. Fue mi primer enfrentamiento serio para un encargo editorial.
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Neopiel – Juan Antonio Oliva Ostos |
También destaco la portada de NO MATARÁS, de David P. Yuste, con la que inicié un proceso pictórico diferente a lo que estaba acostumbrado.
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No matarás – David P. Yuste |
La obra que más satisfacción, por lo compleja y brutal que ha resultado (tiene un tamaño descomunal) es “La Caída del Coloso”, con la que hice la portada de Los Tecnoguardianes, de David Lorén Bielsa.
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Los Tecnoguardianes – David Lorén Bielsa |
De todos modos, cada obra que he realizado para alguien me ha reportado muchísimo orgullo, porque hasta el momento a todos los autores y editores les han gustado.
H – Háblanos de Maegtal, tu juego de rol. ¿Es esta tu forma de adentrarte también en la creación de historias y guiones? ¿no te has planteado, dada tu creatividad y pasión por el género, escribir literatura?
Ad – Maegtal es un juego de supervivencia brutal. Comencé a gestarlo en el año 93 junto a Joaquín, a quien debo el apodo con quien se me conoce en las redes jaja.
Es un juego con un sistema propio, ambientado en una prehistoria humana irreal, oscura, brutal y terrorífica. Ha pasado por muchos cambios hasta ser como es. Todo el trabajo de desarrollo, redacción, composición y arte es completamente artesanal. Y este trabajo (que en su momento fue rechazado por unas cuantas editoriales, no sin razón), es algo que he querido compartir. Bajo ninguna circunstancia pretendo (ni he pretendido) lucrarme u obtener beneficios por él.
El juego, como he dicho, es brutal. Un juego adulto muy oscuro, no apto para jugadores de esos que juegan con una calculadora en la mano.
Tiene muchísimo de la literatura arcaica, de cantares como Kalevala, Mahabharatta, la epopeya de Gilgamesh y demás, pero llevándolo todo mucho más atrás en el tiempo. Quizás se nota también mi gusto por el terror lovecraftiano.
Hay mucha literatura en el juego, en forma de micro relatos, relatos cortos, poemas… que han pasado una buena criba. No me considero escritor, aunque creo (y aquí mi opinión no vale) que no lo hago mal.
En cuestión de rol, desde que me aficioné siempre he creado cosas. En los 90 fui ganador del primer concurso de juegos de rol organizado por la revista Líder y finalista en el segundo. Publicaba un fanzine y a la mínima estaba haciendo cosas relacionadas.
Si que me he planteado escribir. De hecho, de vez en cuando, plasmo mis paranoias en relatos cortos (algunos no tanto). Principalmente ciencia ficción con un gran toque onírico, con personajes que se ven siempre en soledad o situaciones paradójicas de extrema crueldad. También hay fantasía que es cualquier cosa menos heroica.
H – Parece que lo “friki” está de moda. ¿Crees que el apoyo al fandom es real o pura moda pasajera? ¿Piensas que llegará el día en que se reconozca la calidad y el valor cultural de la literatura de género en España?
Ad – Creo que es totalmente real. Desde que tengo memoria siempre ha existido. Lo que cambian son los gustos, las modas… Pero es como la energía. No pasa, solo se transforma. Cambian los gustos con las generaciones, pero el apoyo al arte visual está ahí.
En España parece que retrocedemos. El academicismo institucional es lo único que vale en la “oficialidad”, y salirse de esos cánones parece que te hunde en la subcultura. Pero si lo piensas, en realidad esos son cuatro (eso sí, parecen arrieros). Salir se saldrá, no queda más remedio porque en el resto de Europa se avanza en otro sentido y al final lo institucional tendrá que admitir que hay arte más allá de La Rendición de Breda y dejará de lado ese pasado rancio.
H – Ahora una pregunta comprometida: ¿es más fácil trabajar para editoriales o para autores independientes? ¿han sido siempre buenas tus experiencias con los escritores?
Ad – He tenido algunos desencuentros, sobre todo al principio, porque en ese momento mi falta de experiencia hacía que el diálogo y la comprensión mutua fuera difícil. Hay que tener en cuenta que los autores/editores hablan un idioma y los artistas otro, y hay que aprender a buscar un lenguaje intermedio con el que entenderse.
Pero si tengo que hacer una valoración global, lo bueno está a millones de años luz de lo malo.
H – De todas las disciplinas artísticas a las que te dedicas, ¿Cuál es la que más te gusta?
Ad – ¡Esta si que es la pregunta comprometida!
No tengo preferencias, aunque echo muchísimo de menos la cerámica. Pero todo el arte me gusta porque me permite expresarme.
H – Recomiéndanos un artista gráfico. Sólo uno/a.
Ad – Alberto Breccia sin lugar a dudas. Su obra Mort Cinder es como una puñalada brutal que se retuerce en las entrañas y no quieres que salga de ahí.
H – ¿Algún consejo para quien sueñe con dedicarse al arte gráfico?
Ad – No tener miedo y ponerse a ello.
Sí, su trabajo es impresionante. Al ver sus portadas te hace desear meterte de cabeza dentro de la historia. Los ilustradores son una parte muy importante dentro de la "industria" editorial y ya es hora de ir reconociéndoselo. ¡Muchas gracias!
Muchas gracias por descubrirme tantas cosas, nuevos artistas, nuevas técnicas de ilustración… Me encanta el arte en general y plasmar imágenes, en concreto, es algo que admiro por mi nula capacidad para ello. Este ilustrador me ha parecido brutal. Fabuloso.
Es triste ver como para el gran público, como arte solo se entienden aquellas obras que vimos en la escuela. Héctor es un artista, y como el otros muchos. El arte debe evolucionar a la vez que la sociedad, y la tecnología. Me alegro de que te haya gustado, a mi me encanta su trabajo.
Bueno, bueno, bueno… Buenísimo. Y la entrevista, de premio. Menudo trabajón. Y luego dicen que lo españoles somos perezosos. A ver si un día sale un libro mío con una ilustración suya.