Dicen que no puede haber luz sin oscuridad. Que se complementan. Que la existencia de una implica la de la otra y que necesitamos ambas para equilibrarnos. Las dos caras de la moneda. El Ying y el Yang.
Ninguna ciudad es igual de día que de noche. Nosotros tampoco somos los mismos. El Sol de la mañana trae esperanza, encadena los más bajos instintos y ayuda a ver más claramente el camino a seguir. Pero cuando se oculta las sombras se multiplican tentándonos, haciendo menos evidente el rumbo correcto y ofreciéndonos cobijo para ser (o hacer) aquello que no nos atrevimos al sentirnos visibles. Si evitásemos continuamente la luz, ¿En qué nos convertiríamos?
Goliath no recuerda quién es. Tampoco su verdadero nombre ni la última vez que vio amanecer. Se despierta cada noche con la necesidad de obtener respuestas para preguntas que ignora. El peligro le atrae y la ciudad, una jungla de asfalto y neón, le repele e hipnotiza a partes iguales.
La vida nocturna en la gran urbe sin nombre (que bien podría ser Madrid), es intensa. Hombres y mujeres buscan diversión y placer en una sociedad donde impera lo artificial, lo sintético, lo electrónico y lo efímero. El transhumanismo es una realidad y la humanidad parece querer encontrar su identidad perdida a través de los implantes o las drogas que se encuentran por doquier. Drogas que se ingieren, se mastican, chutan, esnifan, fuman, o son absorbidas por la piel. Drogas a las que todos recurren. Drogas peligrosas, como el Necroloto.
Ninguna búsqueda es fácil. Y más cuando quien la realiza no se siente dueño de sus propios actos. Sin embargo, las piezas parecen ir encajando en el puzle que Goliath se sabe obligado a completar. Está convencido de que tiene una misión o un destino que cumplir, y todo apunta a que las respuestas que necesita están en Noctópolis, la ciudad dentro de la ciudad. Los bajos fondos controlados por el hampa y donde nadie que no sea asiático puede entrar.
El ciberpunk es un género fascinante. Impactante, abierto a infinitas posibilidades, colorido, sucio y ultraviolento en la mayoría de los casos. Eclipsado por el cine y la industria del videojuego, ha ido perdiendo relevancia en su dimensión literaria. Sin embargo, es en esta en la que mejor se pueden explorar los aspectos más filosóficos y espirituales de una sociedad a mitad de camino a ninguna parte.
David Luna ha recogido el guante y con esta novela corta se ha propuesto devolver este subgénero a la actualidad literaria. Narrada en primera persona del presente, logra convertir al lector en protagonista trasladándole todos los pensamientos, dudas, miedos y deseos de su personaje principal.
La historia, rebosante de acción y misterio, recurre a los clichés habituales del género (e incluso también toma prestado alguno de la literatura pugilística más tradicional), pero no abusa en ningún momento de ellos. Antepone el entretenimiento a cualquier otro aspecto y homenajea, en cierto modo, al gran Frederik Pohl recuperando el término “homo plus” que este popularizara en 1976. Sin embargo, en una lectura más atenta, podemos observar que todo el argumento gira en torno a la idea del eterno enfrentamiento entre opuestos, probablemente prestada de las filosofías orientales a la que tan aficionado es el autor.
La novela es adictiva, arrolladora y está cargada de pequeños detalles que remiten al resto de sus obras. El Necroloto, por ejemplo, aparece en todas ellas y es imposible no recordar a la Reina de su formidable Éxodo al descubrir los curiosos hábitos reproductivos de La Hechicera. Sin embargo, adolece de cierta pérdida de fuerza poco antes del final, cuando el lector cree (erróneamente) poder predecir el desenlace.
¿Nunca habéis deseado ser un poderoso guerrero? Buscad a David Luna y pedidle vuestro “bajodermis”. Noctópolis desborda vida cada noche. También muerte. Allí la lluvia es intensa como lo son la guerra y el amor. Tras sus puertas os aguardan un ángel y un demonio. ¿A cuál elegiréis?
Eres un reseñador peligroso. Todo lo que reseñas parece más que interesante. Si tuviera tiempo, lo leería todo. El vendedor de tiempo. Esa es una novela que tengo pendiente por falta de tiempo.
Pues te recomiendo que estés atento a la reseña del próximo martes. Puede que descubras otra novela más que interesante. Solo que en vez de Ciberpunk, será una ficción biográfica. Veremos si para esa sacas tiempo…
Imquietante,extremo,absorbente,alienante…sin duda un nuevo exito para David Luna,enhorabuena
Eso esperamos. Desde luego, esta novela (corta, intensa y magníficamente construida) lo merece.