Esta obra de Rosa Montero es una atípica novela histórica que probablemente no guste a los más puristas del género pero que sin embargo, será del agrado del resto lectores. ¿Por qué? Porque no es una aventura épica con sangre a borbotones aunque hay violencia, muerte y crueldad. Ni tampoco un thriller en el que algún malvado intriga para llegar al poder o asesinar a sus enemigos. Estamos ante una visión crítica, pausada y cargada de sensibilidad de un periodo histórico (Siglo XII) en el cual se concentraron algunos de los sucesos más crueles de la Edad Media y también, varios de los personajes que brillaron con luz propia dejando una huella que aún llega a nuestros días como es el caso de Leonor de Aquitania o su hijo, Ricardo Corazón de León.
Como digo, es una novela llena de sensibilidad. Una visión femenina, inocente a veces, e impropia de su época que nos transmite Leola o Leo, pues la protagonista es una campesina que para salvar su vida debe vestirse la armadura de un caballero muerto y hacerse pasar por varón. Desde ese simple acto de supervivencia todo cambia para ella. Comienza un camino iniciático que le hará instruirse, como hombre y como mujer, descubrir un mundo más grande del que tenía conocimiento y con ayuda de otros personajes, principalmente mujeres alejadas del modelo femenino imperante en la época como Nyneve y Dhuoda, desarrollará un pensamiento crítico e inconformista sin perder su bondad y su capacidad de amar.
Rosa Montero fuerza las cronologías y las geografías para condensar más de un siglo de historia en apenas 25 años. De esta forma hace un repaso claro y completo a sucesos que marcaron la época como dos cruzadas, el nacimiento de varios movimientos heréticos o el de la propia inquisición, pero además nos describirá una parte más amable del período como podían ser los torneos de caballeros, las anécdotas de los grandes personajes y las leyendas en las que se creía por aquellos tiempos. Además, abre una pequeña puerta a la magia y la alquimia sin llegar a convertirse en novela fantástica.
La autora se apoya en el surgimiento de esos mencionados movimientos heréticos como el de Los Cátaros para denunciar toda la sinrazón de los reyes y la iglesia de ese siglo, pero no lo hace desde un principio ni fuera de contexto. Todo llega ordenadamente y va marcando la evolución de Leola de modo que nos sea creíble su visión. Y es que la novela, aunque arranca con tintes sangrientos, mantiene un carácter amable durante casi la mitad del libro, pero después la trama y el tono comienzan a oscurecerse. Acorde a esto, otros personajes como Dhuoda, (si duda el más interesante del libro), que es una mujer llena de virtudes pero vacía por dentro, caprichosa e insatisfecha con su vida, experimentan cambios inesperados y a veces crueles.
En conclusión, se trata de una narración que describe la edad media como un periodo en el que todo conspira para exterminar la luz y la razón, pero donde algunos personajes se niegan a perder la esperanza. Donde los que son diferentes o los más desfavorecidos tienen que ocultarse y emprender un camino inesperado, reconociéndose entre ellos, ayudándose unas veces y traicionándose otras. Tal vez el libro no tiene la fuerza de otras obras de la autora como los dedicados a Bruna Husky, pero es sin duda, una obra muy recomendable.