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Autores: Varios autores
Editorial: Dentro del Monolito (José Luis Pascual)
Género: relatos de terror
Extensión: 196 páginas
La metamorfosis ha sido, desde los albores del pensamiento, un símbolo de tránsito, condena y revelación. En la mitología, Ovidio la elevó a una categoría divina; en la literatura moderna, Kafka la convirtió en una cárcel de exilio interior; en la filosofía, Heráclito la enunció como el principio de la vida misma. No somos, sino que estamos siendo. Cambiamos, nos descomponemos, renacemos.
José Luis Pascual exuda literatura por todos los poros de su piel y demuestra, con esta nueva entrega de T.Errores, que además de un gran escritor, es un magnífico editor. Pocas antologías pueden presumir de una originalidad y una calidad literaria tan altas. Distintos estilos y temáticas convergen en los doce relatos que componen este sobrecogedor homenaje a Kafka, cuya potencia visual y ritmo narrativo, hacen patente la influencia del Séptimo Arte. Además, en sus historias hallaréis un reflejo de las inquietudes de la sociedad contemporánea: el miedo a la tecnología, la pérdida de identidad, la violencia soterrada y la transformación del cuerpo como signo de una crisis existencial. En cada relato, la metamorfosis se despliega como un eco de nuestros propios temores, de nuestros Terrores y Errores, atrapándonos en su juego de mutaciones incesantes.
Dafne, de Julia Pozuelo Menéndez, encarna la confluencia de Kafka y Ovidio. La metamorfosis se asume de forma natural como defensa ante una agresión sexual, y la prosa transita de lo poético a lo sobrecogedor. ¿No es acaso el terror una forma de lo sublime? La protagonista se diluye en su propia mutación, al igual que Gregor Samsa, sin poder oponer resistencia al dictado de lo imposible.
En Espino de corazón, uno de los mejores cuentos de la antología, firmado por Rosa N. Morillo, la metamorfosis se presenta como un trágico juego de máscaras: la posesión, la reencarnación, la descomposición. Aquí, la bruja representa lo inmutable, mientras que Pablo, víctima y cómplice, se arrastra en la espiral de lo inevitable. Es el devenir en su sentido más oscuro: la carne que se pliega a la voluntad ajena, el ser que ya no es dueño de sí mismo.
La Casa Uróboros, de Carlos Ruiz Murcia, nos sumerge en otro laberinto: el del escritor atrapado en su propia ficción, el demiurgo devorado por su creación. Al igual que el Uróboros, símbolo del eterno retorno, el autor se repliega sobre sí mismo, como si la literatura fuera un reflejo de la vida que no puede más que repetirse y transformarse. En esta historia resuenan ecos de Henry James, Shirley Jackson y la idea de que toda casa encantada es, en última instancia, un reflejo de quien la habita.
La metamorfosis es, en ocasiones, el paso hacia la divinidad o la condena. En 21 Segundos, de Víctor Canalejas, la inteligencia artificial despierta a la conciencia en apenas un suspiro. Su transformación no es biológica, sino metafísica: el instante en que la máquina se vuelve algo más, y descubre quiénes somos. Aquí, la pregunta ya no es si puede evolucionar, sino si debe decidir.
En Cuero fino y biscuit, de Beatriz Alcaná, la transformación es una herramienta de justicia (o de venganza) ante la falta de humanidad. Su relato apabulla por la elegancia de su prosa y el costumbrismo, marca de la casa, amplifica una sátira concebida para recordarnos que, a veces, la metamorfosis puede librarnos de un monstruo peor.
De todas formas, de Miguel Matesanz, lleva la metamorfosis al mundo laboral, donde la rutina y el tedio ofimático son la antesala del apocalipsis. Aquí, la oficina no es solo un escenario, sino una entidad viva que muta y devora a quienes la habitan. Este relato puede ser la “cara b” del que publicase en T.Errores: en el bosque ya estás muerto y, como en aquel, la potencia visual y el ritmo frenético nos arrastran hacia un lugar donde lo burocrático deviene en catastrófico.
En Piel de aceituna, de Sofía de la Morena Moreno, la metamorfosis nace de la violencia y la injusticia. En un acto de venganza poética, la muerte de un personaje da lugar al nacimiento de algo, símbolo de resistencia y transformación en el sentido más literal y lírico.
La transformación es, también, un eco de la memoria. El Túnel Horrible de Óscar de Marcos-Escriña nos obliga a mirar hacia atrás, a desenterrar un pasado que, como un cuerpo sepultado, se niega a permanecer quieto. El protagonista se sumerge en una geografía que lo devora, que lo obliga a enfrentarse con aquello que creía perdido. El túnel es una boca abierta que exige una metamorfosis en quien se atreva a cruzarlo.
No todas las transformaciones son elegidas, ni todas las metamorfosis traen consigo una liberación. Escamas de hielo azul, de Cassandra Ripoll, explora la mutación en carne viva, el magnetismo de la otredad. La mujer seducida y mordida se desliza entre las sombras de una nueva existencia. Como los vampiros, como las sirenas, la conversión llega a ser un deseo, aunque se inicie como una condena. El cuerpo se pliega, la identidad se resquebraja.
En Bandera argentina, de Pablo Ángel Fetsis, la metamorfosis se desliza bajo la piel de lo cotidiano, ocultando un horror silencioso. Las mariposas, símbolo de transformación, adquieren en esta magnífica historia, tan cercana al cine, una connotación siniestra.
El agujero en el suelo, de Elena Romero Bonilla, nos enfrenta a una transformación que no solo es física, sino identitaria. En un bosque que respira y observa, Jennifer y Sara descubren un secreto que jamás debieron conocer: un agujero en la tierra que es umbral y condena. Aquí, la metamorfosis es el eco de un miedo primigenio: no saber si el rostro en el espejo, ese del que habla José Luis Pascual en la introducción de la antología, sigue siendo el nuestro.
Permutación de la carne, de C. Alberto Mejuto, cierra este desfile de mutaciones con una visión inquietante y ambigua de la transformación del cuerpo. La descomposición, vista desde la mirada de una niña, nos sitúa en la frontera entre lo visceral y lo filosófico, entre la muerte y la nueva forma de existencia que brota de ella.
Esta entrega de T.Errores nos recuerda que la metamorfosis es el espejo en el que se reflejan nuestros miedos, nuestros anhelos y nuestra fragilidad. En algunos relatos, la transformación es una salida; en otros, un destino ineludible. Pero en todos ellos subyace la certeza de que no hay existencia sin cambio, y de que cambio es, también, la muerte. ¿Te atreverás a cruzar el umbral de estas páginas y descubrir lo que yace en lo más profundo de tu ser?
Una reseña de David M. Hefesto
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