Cuando se aborda la lectura de una novela que es continuación de otra de la que se guarda un grato recuerdo, siempre cabe el temor al desencanto o la decepción por no alcanzar el nivel (real o idealizado) de la primera; Martin McCoy dejó el listón muy alto con su ‘Seb Damon 3 14’, una obra original, fresca, de ritmo frenético y tremendamente divertida.
Libertad virtual arranca exactamente donde terminó la novela anterior: en Ilarki, año 2048. Seb intenta adaptarse a su nueva vida después de resolver un cruel asesinato que le hizo ganarse las simpatías del gobierno de la ciudad lunar y cierto reconocimiento por parte de la prensa lo que le ha garantizado multitud de nuevos clientes. Bianca sigue ahí, amándole y dejándose amar en un romance tan escurridizo como divertido y el dinero ya no es un problema… pero todo se complica cuando prácticamente es obligado a buscar a Jäger, un peligroso terrorista que al parecer ha hecho lo imposible: escapar de la prisión de realidad virtual donde cumplía condena.
Crudeza, violencia, humor, sexo y un ritmo vertiginoso que permite pasar por encima de crueldades sin dañar sensibilidades siguen siendo la “marca de la casa” y McCoy persiste en su decisión de dosificar pequeños detalles sobre la ciudad lunar en lo que sigue siendo una novela negra con piel de ciencia ficción. Sin embargo, ya no es tan denso ese clímax del cine de sombrero y gabardina de los años 50 que encontrábamos en su predecesora; esto se debe a la propia evolución del autor que, ya con el personaje perfectamente definido y con capacidad para desarrollar tramas más complejas, no ha necesitado echar mano a “recursos prestados”. Bianca gana protagonismo y su química con Seb no se diluye. Además, nuevos personajes originales y divertidos a ambos lados de la partida, le otorgan frescura a lo ya conocido.
El autor demuestra en esta segunda aventura de Seb (y compañía) que tiene claros los parámetros de su saga y se atiene a ellos. Pero dentro de esas limitaciones autoimpuestas exhibe su continua evolución aumentando incluso la empatía del lector por sus protagonistas y desarrollando un argumento realmente original. Además deja clara su postura contra la homofobia y aprovecha mejor sus gags de reivindicación social e igualdad de género implicando a personajes masculinos en situaciones desagradables habitualmente vividas por las mujeres.
Todos estos son motivos suficientes para que, si no lo habéis hecho ya, vayáis a Ilarki a pasar unas vacaciones. No os arrepentiréis. Hacedlo pronto pues seguro que habrá más aventuras. Yo esperaré a la tercera entrega, no vaya a ser que el Sr McCoy siga desaprovechando al genial Héctor en cuyo caso tendré que ir con unos amigos a visitarle a su domicilio, aunque se mude a la Luna, y ni Seb Damon podrá salvarle.