Pasado el 8 de marzo aún continuamos luchando por ser reconocidas en el espacio público. Hemos dado pasos, o saltitos, pero la literatura sigue siendo un lugar perfecto para reivindicar a la mujer como escritora y, si es de novela negra, como protagonista. Laura Lippman es un perfecto ejemplo de autora del country noir, la novela negra que se abre a la naturaleza.
En Piel quemada el tema principal es la violencia de género, aunque paradójicamente sea en lo que no se profundice, lo que la gente tienda a evitar a pesar de las evidencias y lo que la policía pase por alto, a causa del corporativismo masculino, del machismo aún por erradicar.
Si en la novela negra ha predominado el salvajismo del maltratador-asesino frente a la pasividad y fragilidad de la víctima, Lippman se vuelca en el salvajismo del maltratador y en la fortaleza de la víctima que con aire sumiso ha aceptado las condiciones de su contrincante hasta estar completamente segura de poder ganarle.