Me ha gustado la escritura de Victoria González Torralba. Es una narrativa clásica en la que abundantes descripciones conviven en armonía con metáforas, personificaciones, animalizaciones, cosificaciones… En fin, ahora entraremos en ello, pero el conjunto resultante es bastante lírico, algo inusual en la novela policíaca. Y la denomino así porque así lo hace Siruela, pero la policía no aparece… ¿o sí? En realidad quien lleva el peso de la investigación es Laura, una chica de clase baja que poco a poco nos va introduciendo en su vida, propia de lo que en Francia (en el siglo XIX) se denominó roman-feuilleton. De hecho, Buenos tiempos, por sus capítulos cortos, su estilo, y la intriga final de cada uno podría haber sido publicado en un periódico poco a poco, por entregas. Pero son otros tiempos y ahora es difícil la venta de diarios en papel.
El caso es que los lectores comenzamos a leer Buenos tiempos bastante confiados, tranquilos y a cada capítulo que terminamos se va apoderando de nosotros una inquietud mayor; hasta el final.
Nada es lo que parece, la trama da un giro tras otro hasta que Laura intuye la realidad y, ayudada por sus verdaderos amigos, logra saber qué ocurrió realmente con sus padres, quiénes fueron y cuál será su futuro. Un futuro en el que ahora sí se adivinan buenos tiempos. Victoria González plasma con gran acierto la vida en la costa de los años 70 en una España que aún arrastraba la lacra franquista, sobre todo para las mujeres y, aún más, mujeres de clase baja, sin un hombre que las pudiera situar con comodidad en la sociedad.
Buen descubrimiento el que me ha permitido Babelio. Será obligado seguir a Victoria González.