“Y estaba, como siempre se había dicho, bajo nuestros pies y lleno de demonios”
A los humanos nos gusta pensar que llegamos a la cumbre de la cadena alimentaria gracias a nuestra inteligencia. Gracias a nuestra creatividad y nuestra habilidad para fabricar herramientas. Pero los neandertales, por ejemplo, no eran menos inteligentes y se extinguieron. La verdad es que llegamos a ser la especie predominante gracias a nuestra brutalidad y nuestra falta de escrúpulos.
De hecho, podríamos estar conviviendo ahora mismo con especies inteligentes sin saberlo; valoramos y catalogamos al resto de seres por la tecnología que son capaces de desarrollar y por la complejidad de su lenguaje, pero la verdadera definición de inteligencia nos habla de habilidades cognitivas, de adaptación, de capacidad para aprender y para planear de manera abstracta. Sí, ya sé lo que estáis pensando: de existir alguna otra especie inteligente, ya habríamos entrado en conflicto con ella. Habríamos competido por el territorio, o el alimento. Cierto. Pero ¿Y si no supiésemos nada los unos sobre los otros? ¿Acaso conocemos todas las especies que viven en el fondo del mar? ¿Sabemos todo lo que hay bajo nuestros pies? Sí, otra vez tenéis razón, pero no seáis tan escépticos. Llevamos más de doscientos mil años sobre este planeta y, efectivamente, eso es demasiado tiempo para no habernos cruzado nunca con esos presuntos seres. A eso solo puedo responder que tal vez lo hayamos hecho y que deberíamos prestar más atención a los mitos y las leyendas.
Dejemos de elucubrar y ciñámonos a lo literario: esta no es una novela de Lovecraft, así que no esperéis encontrar un ser preternatural emergiendo de las aguas. Es una obra de Iván Ledesma y puede que tal vez, solo tal vez, en ella se revele la terrible verdad que se esconde bajo nuestros pies. Puede que, como un demiurgo inclemente, libere a los sapos del infierno y estos nos arrastren a la oscuridad… o nos conviertan en alimento.
Ante dioses indiferentes es una novela de terror que se mueve entre lo racional y lo macabro. Entre lo rural y lo conspiranoico. Que enfrenta evolución y fe, y nos recuerda que nuestra supervivencia como especie no está asegurada.
Ledesma, consciente de la importancia del escenario escogido, opta por la narración coral para presentar sus personajes al lector, mostrarle la forma en que se relacionan entre ellos y lo que sienten respecto al lugar en el que les ha tocado vivir; un pequeño pueblo aislado y decadente, como muchos de los que salpican la geografía española. Y es que la personalidad de sus protagonistas, algunos admirables y otros deleznables, es uno de los puntos que hace de esta novela algo sobresaliente; las decisiones que toman, la manera en que se comportan cuando aún no son conscientes de lo que se les viene encima, o cómo afrontan su final, es un valor añadido a una historia tan dantesca como adictiva. De hecho, el autor demuestra su oficio intercalando, además de distintas voces, distintas líneas temporales. Nos muestra el durante y el después. Nos va prestando piezas de un puzle que encajan sin dificultad, con la finalidad de mostrarnos diferentes ángulos y, sobre todo, de impedir que disminuya nuestra atención.
Pero lo mejor de esta obra son Los Mortinatos, unos seres terribles e inmisericordes más parecidos a nosotros de lo que creemos y que por pura casualidad, o por capricho del destino, cruzan su camino con el de los habitantes de un pueblo condenado a convertirse en leyenda.
Huid de Torreón del Risco pues allí van a abrirse las puertas del infierno y, cuando eso suceda, de nada servirá rezar; los dioses suelen mostrarse indiferentes cuando sus hijos se devoran entre sí.
¿Te ha gustado esta reseña? ¿Quieres descubrir más libros como este? ¡Hazte mecenas de El yunque de Hefesto! Hemos pensado en una serie de recompensas que esperamos que te gusten.
También puedes ayudarnos puntualmente a través de Ko-fi o siguiendo, comentando y compartiendo nuestras publicaciones en redes sociales.