La vida nos llena de dudas e inseguridades. Hay quien pierde la fe con el paso del tiempo. Y hay quien nunca la tuvo, pero la busca desesperadamente al sentir cercano el frío del ocaso. La experiencia, las decepciones y el transcurrir de los años, suelen obligarnos a ampliar nuestra perspectiva, y mientras que en la juventud la moral tiende a reducirse a dos tonos (el blanco y el negro), un par de décadas o tres son suficientes para que todo parezca gris y cargado de complicados matices. Cuando se llega a este punto es difícil seguir creyendo en esa lucha épica por nuestras almas de la que a algunos nos hablaron en la escuela con la misma solemnidad que de cualquier ciencia exacta o empírica. Esa seguridad perdida hace prácticamente imposible que creamos en combates entre arcángeles y demonios, entre Dios y Lucifer; ya no soñamos con el paraíso ni tememos el infierno y es difícil, por tanto, que encontremos alguna ficción sobre estos temas que nos haga volar como en nuestra infancia.
Pero puede ocurrir que aparezca alguien excepcional con la capacidad de devolvernos a ese lugar, tan mágico como siniestro, al que nunca creíamos que volveríamos. Alguien que nos sumerja en una trama oscura, descarnada y adulta. Alguien que nos haga volver a creer (aunque solo sea durante unos días) que la Iglesia Católica conoce los designios de Dios y que lucha a su lado. Que el Papa es, además de un guía espiritual para los creyentes, un general al mando de los combatientes que han de exterminar a las criaturas de las tinieblas y así salvar, si no la vida de los inocentes, al menos sus almas. Ese alguien tiene un nombre: Rafael Marín.
Ángela de Ory, Esaú Falconi, e Ismael Nero componen Ora Pro Nobis, el brazo armado de Dios. Pocos son los que saben de su existencia, y menos aun quienes se han enfrentado a ellos y han podido contarlo. Pero el mal es tenaz y persistente en su infame labor, nunca se agota. Se reinventa continuamente capturando nuevos peones que emplea (pacientemente) en una partida eterna ¿Y habría mayor victoria que desarmar completamente al rey rival?
Cuando los tres son enviados a investigar la aparición de una joven que exuda maldad, no pueden imaginar que esta vez, aquello a lo que se enfrentan, enraíza tan profundamente en sus vidas que el precio a pagar por cumplir su misión puede ser demasiado alto.
Esta novela, continuación de Ora Pro Nobis, no sigue la estructura de su predecesora (tres relatos independientes). La trama, mucho más compleja y elaborada, sumerge al lector en distintas líneas temporales que van tomando un cariz más oscuro a medida que se adentra en la historia. En ella unos seres infernales que recorren la Italia fascista de Mussolini, una investigadora de lo paranormal que intenta recuperar los recuerdos de la última superviviente de un Club muy especial, y los actos más depravados, extremos y crueles ocultos tras el mundo de la pornografía, atraparán al lector y le llevarán inadvertidamente hacia un final impactante.
Marín, uno de los escritores, guionistas y traductores más importantes de la literatura de género de nuestro país, consigue que, sin necesidad de tener fe, nos sumerjamos en esa interminable lucha entre la luz y las tinieblas. Un lenguaje cuidado, el juego constante entre la mitología fantástica y lo más sórdido de nuestra sociedad actual, y el tono sombrío de muchas escenas, hacen de Memento Mori una obra de lectura obligatoria para todos aquellos que anhelen enfrentarse a la oscuridad.
No temáis a los ojos en blanco tras las máscaras, al mal disfrazado de éxtasis sexual, a las jaurías de seres de reminiscencias vampíricas, ni a las razas olvidadas que se alimentan de almas. Debéis ayudar a Ángela de Ory a descubrir los secretos que ignora sobre su pasado, a Ismael Nero a cumplir con el destino de su estirpe, y a Esaú Falconi a terminar de purgar sus pecados para poder cerrar el círculo que le une a su redentor. Se lo debéis, porque ellos arriesgan cada día sus vidas por libraros de horrores que ni imagináis.