El hambre, la opresión y la falta de oportunidades, suelen ser los principales ingredientes en el caldo de cultivo de una revolución popular. Sin embargo, para que las masas puedan alzarse, deben poner nombre y apellidos a quienes consideren culpables de su situación. ¿Cómo sublevarse contra un enemigo sin rostro?
La burocracia puede convertirse en el arma perfecta. Si la única vía de reclamación legítima se torna en un laberinto, muchos renunciarán a adentrarse en sus vericuetos. Más aún si no tienen la certeza de poder encontrar a alguien que los comprenda. Ya es demasiado fácil caer en bucles infinitos de webs y contestadores que derivan a otros links y extensiones, pero jamás ofrecen la posibilidad de ser escuchados. Sabemos que aún hay seres humanos detrás de cualquier entramado administrativo por kafkiano que nos parezca, pero ¿Cuánto tardaremos en sustituir a esas personas por IAs y Chatbots? El día que la tecnología ofrezca un escudo infranqueable a quienes ostentan el poder, estos se volverán invisibles y, por tanto, invencibles.
¿Y qué ocurriría si incluso la justicia fuese administrada por un algoritmo, si se prescindiera de jueces, abogados y periodos de instrucción? La ejecución de sentencias, administradas con carácter inmediato sin posibilidad de apelación antes de sufrir el castigo, podría convertirse en el instrumento represivo más efectivo de la historia.
Gutterson vive en el infierno, porque eso es en lo que se ha convertido la Tierra: un lugar contaminado y sin recursos en el que incluso la seguridad ciudadana ha sido privatizada y es dirigida por inteligencias artificiales. Él es un UrbanPax, un agente de proximidad que, sobre una bicicleta eléctrica, combate el crimen y ejecuta sentencias. No lo hace por vocación. Lo hace porque es el único camino que puede tomar para conseguir un pase a Titania, el nuevo paraíso. Sin embargo, su sueño parece alejarse cada vez más hasta que, en un giro del destino, le surge la oportunidad de encontrar a una joven que ha sido secuestrada. La tarea no será fácil; una carrera contrarreloj en la que desconoce lo que realmente está en juego. Pero está dispuesto a jugárselo todo, porque empieza a asumir que no tiene nada que perder.
Un desconocido Francisco Guerrero se alzó, en 2018, con el Premio UPC gracias a esta entretenida distopía apocalíptica de vocación ciberpunk. Una refrescante novela cargada de acción, denuncia social y reminiscencias pulp.Narrada en primera persona por un “Juez Dredd” desprovisto de épica y frialdad, nos traslada a un futuro en el que la humanidad, enferma, hambrienta y desesperada, sueña con tener la posibilidad de concebir hijos sanos o los créditos suficientes para garantizarse un futuro en las colonias. Titania es su esperanza, un lugar hermoso y perfecto que nadie ha visto, pero en el que todos quieren creer.
Guerrero logra recrear, en muy pocas páginas, un universo sucio y decadente, sometido por tecnología carente de mantenimiento y asfixiado por la falta de recursos. Un planeta que no le importa ya ni a quienes lo habitan y que sirve como fuente de mano de obra barata para quienes, después de destruir nuestro mundo, se han creado otro a su medida a millones de kilómetros de distancia.
En MedCity solo hay sufrimiento. El de la agonía por una lenta extinción y el que provoca el brazo armado del sistema; funcionarios oprimidos y explotados que, salvo algunas excepciones, solo quieren escapar del infierno. ¿Acompañaréis a Gutterson en su noche más larga? ¿Le ayudaréis en su investigación o trataréis de verle caer? Recordad que él también es víctima del régimen que ayuda a mantener y que es imposible rebelarse cuando nadie sabe quién se esconde detrás de los algoritmos.
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