
Autor: Juan Jacinto Muñoz-Rengel
Editorial: AdN
Género: ciencia ficción
Extensión: 270 páginas
“Esto es a veces el ser humano, sufrimiento y oscuridad”
Imagina despertar en un cuerpo ajeno. En otra carne, con otra edad, con otro sexo. Abrir los ojos pensando que sigues siendo tú, pero descubrir que esa nueva piel, indistintamente de si supone una cárcel, una condena o una segunda oportunidad, te obliga a cambiar, a adaptarte, y te convierte en otra versión incompleta de ti mismo.
A partir de una premisa tan impactante como una súbita redistribución de mentes en cuerpos ajenos, Juan Jacinto Muñoz-Rengel se saca de la manga una novela adictiva, menos coral de lo que en principio aparenta y que, a la postre, termina revelándose como un dispositivo filosófico de primer orden. Para ello, el autor malagueño habita distintas voces y registros. Explora numerosas sensibilidades y las hace presa del desconcierto, del dolor, del miedo y de la compasión. Como un dios caprichoso, juega con la pérdida y la muerte, con el caos y la esperanza. Al trasladar almas, las descompone, las interroga y nos enfrenta al colapso: al social, pero, sobre todo, al ontológico, pues analiza las consecuencias de la transmigración desde todas las perspectivas posibles. Nos convierte en protagonistas y en espectadores, en verdugos y en víctimas. Realiza una exploración radical del sujeto contemporáneo, extendiendo la fractura desde lo íntimo hasta lo profesional y lo económico; critica el sistema y nos recuerda que el “estado de bienestar” es más vulnerable de lo que creemos.
Juan Jacinto demuestra, en un ejercicio de estilo envidiable, que cualquier historia puede resultar creíble si se sabe cómo construirla. A través de capítulos cortos, combina imágenes poéticas con otras terroríficas. Juega con los tiempos verbales y con los diálogos. Conjuga humor negro, delirio y lucidez. Derriba cimientos y fronteras para enfrentarnos, como hiciera Saramago, a la oscuridad que habita en nuestro interior. Y este es, tal vez, el punto débil de la novela: recuerda inevitablemente a una de las obras cumbre de la literatura contemporánea. La transmigración tiene entidad propia. Es más perturbadora, más compleja, más ambiciosa y más incómoda, pero ha sido moldeada a partir del mismo barro que Ensayo sobre la ceguera, y eso puede llevar a algunos lectores a no valorar todos sus méritos con justicia.
Estamos ante una lectura obligada para el lector inquieto. Que nadie se lleve a engaño pensando que se trata de una distopía más; es una sacudida inteligente y profunda con la misión de despertarnos y meternos en la piel del otro. Un recordatorio de nuestra vulnerabilidad y un llamamiento a la empatía y la compasión. Adentrarse en esta novela implica caer, perder de vista todo lo reconocible y no encontrar nada a lo que aferrarse. Pero, tras el shock, tras el miedo y la desesperación, promete cambio y renovación. Es imposible leerla y salir indemne.
Una reseña de David M. Hefesto

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Maravilloso análisis. Un lujo contar con tu visión.
Muchas gracias, Daniel.
Lo cierto es, como bien sabes, que cuanto más estimulante resulta una novela, más fácil es escribir sobre ella.
Un abrazo enorme!