Neil Strauss es un encantador de serpientes. Sabe exprimir, amenizar, vender (e incluso envolver para regalo) cualquier cosa que se proponga. Y evidentemente disfruta embarcándose en biografías y temáticas con cierto morbo y de marcado perfil sensacionalista. Nos ha contado, entre otras, la vida de Marilyn Manson, la de Dave Navarro y la de la Pornstar Jenna Jameson (por no hablar de su famoso y vendido método de seducción). Pero resulta que la historia que nos ocupa es su mejor obra. No sólo eso; es una de las mejores biografías que se han escrito sobre un grupo de rock.
Mötley Crüe tal vez no fue la banda más grande de los años ochenta, pero no podemos recordar el Hard Rock y el Heavy Metal de esa época sin algunos de sus temas. Hay algo que si fueron; el grupo que reunió todos los tópicos y estereotipos que nos vienen a la mente. Sexo, drogas, Rock&Roll y, sobre todo, muchas ganas de vivir. De vivir muy deprisa.
En relación a esto, el título original, “The Dirt”, no engaña. Es una biografía a corazón abierto, sin esconder nada y donde la música pasa a un segundo plano. Strauss explota todas las “travesuras” de los 4 protagonistas y las contrasta con las opiniones y vivencias de otros personajes con los que se cruzaron en el camino, (dándole una enorme credibilidad a la narración). Esas anécdotas son el eje a través del cual nos descubre cuatro personalidades muy diferenciadas, sus encuentros, desencuentros y evolución.
La vida es una montaña rusa y cada uno de los componentes de la banda narra en primera persona sus ascensos y caídas. El principal protagonista es Nikki Sixx, el motor de la banda, que se retrotrae a su infancia para explicarnos el porqué de su rabia incontenida, su empeño en no dejarse vencer por la vida y sus problemas con las drogas como consecuencia del tormento causado por sus propios demonios. Sin embargo, todos tuvieron un purgatorio en vida; la triste pérdida de una hija por parte del irreflexivo Vince, el dolor y la enfermedad marcando la cuenta atrás en la de Mick o la vida errática de Tommy con las mujeres que se cruzaron en su camino. Cada uno tuvo que aprender y cambiar a golpe de látigo, admitir sus errores y mirar atrás para saber dónde estaban. Y esas miradas al pasado llevaron a cada uno de ellos a ser conscientes de que, si bien sus caminos eran independientes, estaban tan fuertemente entrelazados que la redención la lograrían juntos, recuperando la amistad y el apoyo de sus primeros tiempos.
No es necesario ser fan de la banda ni tampoco amar el rock para disfrutar de esta biografía compartida, a veces divertida, a veces muy dura y siempre humana. Pero si eres rocker@ y te apetece “ver desfilar” a gente como Ozzy Osbourne, Blackie Lawlees o David Lee Roth, recuerdas los años 80, la laca de pelo, o no te sacas de la cabeza alguno de los riffs de guitarra de Mick Mars, ¡ya deberías estar leyendo el libro!