Os encantan las teogonías, clásicas y modernas, lo sé. No os cansáis de las aventuras de Hércules, Teseo, Ulises, los Vengadores o los X-Men, pero ¿estáis dispuestos a cambiar el Olimpo, o los Universos de Marvel y DC, por un Carabanchel mitad real, mitad imaginario? En este microcosmos sitúa David Llorente lo que bien podría considerarse una nueva Mitología de lo Execrable. ¿Estáis preparados? ¿Queréis saber quién ocupa el trono?
Si decidís adentraros en esta obra debéis desprogramaros como lectores y como seres empáticos. Abstraeros de cualquier sensibilidad o debilidad. Dejaros llevar por un completo repertorio de maldades e inmundicias humanas hasta sumergiros en el epicentro de todo lo sucio de nuestra sociedad. Tendréis que ir a un lugar donde nadie está libre de pecado.
Te quiero porque me das de comer es una novela negra extrema, en el fondo y en la forma. El argumento podría analizarse con un complejo diagrama de Venn, aquellos esquemas que utilizábamos en el colegio para la teoría de conjuntos. Cada círculo representaría un crimen o bien un personaje, y las intersecciones serían las maldades, los rasgos comunes, o los encuentros entre ellos. En el centro, por supuesto, estaría nuestro particular Zeus, un psicópata que destaca del resto de delincuentes y sobre el cual descansa el peso de la obra, aunque cediendo espacio más que suficiente a los numerosos secundarios (todos ellos malsanos pecadores o víctimas no completamente inocentes).
Vísceras, escatologías, crueldades, sexo sucio de cualquier orientación y giros argumentales no son la única prueba a la que os tendréis que enfrentar. La prosa de Llorente también es transgresora; sin puntos aparte, sin separación de historias y reinventando el uso de algunos signos de puntuación, no se apiada del lector. Le exige que se sumerja en su estilo al igual que en su mundo oscuro, macabro y desalentador. Pero tranquilos, cada nueva leyenda urbana, cada conexión entre personajes, cada relación, tienen un contexto, una génesis y una evolución perfectamente definidas.
Creo que si habéis llegado hasta aquí, merecéis que os presente a quien se sienta en el trono de este Carabanchel imaginario (representante hiperbólico de todo lo deleznable): el gran Max Luminaria, el asesino de la moneda.
No os diré nada más sobre él. Si queréis conocerle le encontraréis en el barrio del pecado, rodeado de sádicos, maltratadores, asesinos, psicópatas, proxenetas, camellos, pedófilos, violadores, amorales e inmorales. Allí nadie podrá protegeros, y mucho menos la policía. Así que de adentraros en este infierno urbano, convertíos en uno de ellos, festejad cada muerte, o será él quien os encuentre y algo terrible os sucederá.
Es una novela compleja también por la cantidad de personajes que maneja. El diagrama fue la manera en que intenté expresar unas relaciones que leyendo la novela, no son tan evidentes en todos los casos. Y si, es extrema y diferente. Si te atrapa, te hace desear descubrir nuevos crímenes en vez querer evitarlos…