La Société Littéraire fue creada en París en 1905. Cuenta con 8 delegaciones repartidas por Francia, en las que participan 1.800 personas en las actividades que organizan, como publicaciones en revistas, talleres de escritura, cursos didácticos, conferencias, simposios, espectáculos teatrales, musicales, ferias del libro y salidas culturales.
En España hay otra Société Littéraire, creada básicamente para encubrir la salida semanal de una jubilada casada en busca de su amante. Está todo pensado, los jueves harán reuniones en el bar para comentar el libro que aconsejaron en la sesión anterior y luego la pareja de amantes liberará sus cuitas. Hasta aquí todo bien, el problema surge cuando Jimena, la susodicha casada infiel, se convierte un jueves en viuda de Esteban, mientras este aprovechaba la salida regular de su mujer para tener su cita sexual pagada (por la propia Jimena).
Lo único que tenemos claro, leída la novela, es que aparece como un soplo de aire fresco en la rancia sociedad literaria y se erige como soplo de aire en las intrincadas investigaciones de la novela, aunque en todo momento conocemos lo que pasa y a quién. Las muertes no son lo importante, ¿se considerarían asesinatos?, sino la intriga y la historia cargada de elementos tan absurdos que, en ocasiones, sobrepasan la realidad para abrazar la fantasía en medio de una parodia absoluta, que tira por tierra determinados tópicos forzados de las situaciones de la novela negra. Société Littéraire es una parodia del detective noir.
Mariano Zurdo escribe la antinovela negra, una metaficción que asimila las perspectivas del creador-editor-lector dentro de su proceso de creación. Incluso él mismo incorpora el ejercicio crítico como parte de la novela, por lo que asume la idea de ficción autoconsciente y reflexiva, ficción humorística en todas sus variantes: en las notas jocosas a pie de página, superlativos imposibles «obviérrimo», creación de términos «neoviuda», «apctitud», enloquecida polisemia «cantos de sirena. De sirena ambulante», acrónimos inventados «verborragia», hipérboles «Cien años de soledad… traducida a más idiomas de los que existen», cotidianeidades extraordinarias, epítetos épicos absurdos «Toma la palabra Benigno, el Diógenes de los azucarillos y las servilletas celulósicas», títulos humorísticos «Jueves de ceniza», sarcasmos hacia el panorama cultural «Los lunes las ventas (de la librería) tienden a cero pero abre por si la invasión alienígena largamente anunciada corre a cargo de ávidos lectores extraterrestres», vanidad de algunos escritores y críticos…