
Autor: Luis Carlos Barragán Castro
Editorial: Caja Negra
Género: weird parasitario
Extensión: 312 páginas
RITUAL
Parásitos perfectos es una colección de relatos lesivos. Parásitos perfectos describe un mundo dentro y después de nuestro mundo, demasiado cercano, demasiado conocido. Parásitos perfectos juega con nuestra percepción del asco y de la sensualidad hasta mezclarlas en un cóctel que nos deja patidifusos, sin saber qué o cómo nos sentimos ante lo que leemos, siempre con una carga visual abrumadora. Parásitos perfectos es cyberpunk y body horror sexual, pero no con tecnología, sino con algo más vital, viral, natural, nuestros queridos parásitos. Parásitos perfectos supone una perversión retorcida de la que disfrutar y que también nos hará sentirnos incómodos de toda forma posible. Y, con todo, es un mundo que no me perdería, su lectura, y en el que no me perdería, su fisicidad.
¿Se entiende?
Desarrollemos divagando.
Este libro trastorna y perturba, y son pocos los autores/as que puedan conseguir ese efecto, y aún menos fuera del terror. La capacidad de llevar al extremo situaciones, imágenes, momentos, fusiones de simbiosis no tecnológicas, con parásitos probables, que existen, o improbables (con licencias), lleva la narrativa a un imaginario con tal capacidad descriptiva que puede arrebatarte las palabras para definirlo. Tus sentimientos se debaten en cada escena entre fronteras, sin saber cómo ni por qué. En esa barrera, en ese equilibrio, vive este texto, se establece. Conduciendo el tema parasitario a otro nivel dentro de este mundo post apocalíptico unificado, una ciudad y un universo creado que trasciende a circunstancias, con extremos tremebundos. Eso sí, se echa en falta más protagonismo de personajes femeninos.
Géneros… ¿es syfy, fantasía oscura, body horror, ciberpunk? Decídelo tú. Tiene un tono, una mutación en metamorfosis permanente que lo mezcla todo y un poco de cada cosa. Dentro de ese aroma a inevitabilidad desagradable, la narración es tan fina, tan acertada, y las situaciones tan reales, que no te cuesta intercambiar lugar con los protagonistas de cada historia. Y eso lo hace aún más terrible.
Ojo, ese erotismo fungoso se asemeja a las descripciones cuasi sensuales de Lovecraft u Hodgson sobre sus criaturas de la mar y el cosmos, junto a lo que viene con ellas. Perverso.
Y ya. No haré resumen de los relatos. No profundizaré en las variadas tramas ni en los personajes traumados, deseosos, anhelantes, solitarios, experimentadores, inquietos, curiosos, vivos y muertos. Ni en la caterva fenomenal de parásitos que gobiernan el mundo desde la mansedumbre, aunque quizá la mansa sea la humanidad tras lo sucedido, en este nuevo mundo tras el antiguo que supone ahora el nuestro. Porque, ¿quién sabe lo que está por acontecer? Son tan posibles los robots, cyborgs y cyberpunk como estos parásitos usados como evolución, arma, droga, solaz o placer, entre otros muchos aspectos.
¿La recomiendo? Sí, para estómagos duros, paladares exigentes, lectores y lectoras que sean capaces de pasar páginas con los cinco sentidos, porque afecta, ese asco, esa simbiosis, esa sexualidad, ese todo que formaremos con los parásitos perfectos. Es un libro que no me volvería a leer, pero que tampoco me hubiese perdido.
Una antología diferente con voz peculiar. Invitado e invitada a la exploración. Bienvenido y bienvenida a otro posible futuro.
Pd: de verdad que la visualidad de la obra, sus descripciones y las emociones traspasan cada parte hasta formar un todo, que no será del gusto de todos o todas.
Una reseña de Román Sanz Mouta

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