La vida es dura. Deshace nuestros planes, intenta arruinar nuestros sueños y nos pone en situaciones que nunca deseamos vivir. Pero depende de nosotros levantarnos tras cada caída, fortalecernos con cada revés, aprender de nuestros errores y librarnos de nuestros prejuicios. Sólo así aprenderemos a disfrutar del camino, a valorar a quien nos acompañe y a descubrir quienes somos en realidad.
Sarah Miller es un ejemplo claro de todo esto. En ‘no te fíes’ nos cuenta su historia, todo lo que le ocurrió desde el día que, a sus 18 años, salió de la casa de sus padres enfadada, dolida, tratando de no mirar atrás y sin poder evitar culparles de haberle robado (con sus malas inversiones), un futuro que creía merecido, hasta el final de un curso académico que pudo costarle la libertad o incluso la vida.
Tras una infancia demasiado cómoda como único bagaje, decide marcharse a la Universidad de Maryland a estudiar criminología y enfrentarse a un entorno en el que no se siente integrada. Sin dejarse vencer, generando una coraza que le aleja de personas que en un principio cree inferiores, sólo se preocupa por aprobar y labrarse un futuro hasta que una noche todo su mundo cambia, se siente vulnerable y se da cuenta de que no está sola.
Narrada en primera persona, como un falso diario en el que nos va fechando cada suceso para entender los hechos y su propio crecimiento personal, la novela nos traslada al mundo de las residencias universitarias y las fraternidades, con sus típicas fiestas y los problemas propios de la edad, pero no estamos ante una obra “Chick Lit” al uso. No te fíes es una historia que lo tiene todo para encantar al público juvenil y también para enganchar al lector adulto con una trama policíaca muy bien pergeñada y sobre todo con la evolución de un personaje principal que, ignorante ante la vida, tiene dificultades para diferenciar amor de deseo y ambición de vocación hasta que comienza a conocerse a sí misma.
Combinando a la perfección experiencias vitales marcadas por la iniciación sexual, el amor, la exaltación de la amistad y las nuevas responsabilidades con una inquietante trama en la que cada personaje guarda sus propios secretos (y uno de ellos es un asesino en serie), la novela resulta ágil, muy bien escrita y realmente adictiva cuando te atrapa en su bucle de desconfianzas, ya que en Maryland no puedes fiarte de nadie, ni siquiera de Sarah Miller porque ¿Quién sabe si su mente puede albergar más de una identidad?