“Esta vida se repetirá una y otra vez, este lamento no se irá. Algo hay en mí que me trae hasta este pozo repleto de lamentos, vacío de amor y cariño”
¿Quién no se ha sentido insignificante al observar las estrellas? ¿Quién no ha anhelado escapar de su propia vida y descubrir todos los secretos que no podemos alcanzar desde nuestro pequeño planeta azul? El amor por la ciencia ficción se alimenta de sensaciones como estas. De nuestra necesidad de respuestas y de asumir que, en este extraño y maravilloso viaje que llamamos vida, tiene que haber mucho más de lo que experimentamos en nuestro día a día. Por eso suplimos la falta de conocimientos con imaginación. La falta de certezas con sueños.
¿No habéis sentido nunca que sois marionetas incapaces de ver quién maneja vuestros hilos? ¿No os habéis sentido esclavos en una sociedad que os niega vuestro tiempo y toda posibilidad de autorrealización en pro de la “productividad”? Pues leed esta novela; Rafael Doreste os devolverá a aquellos años en los que, al mirar al cielo, aún queríais creer. Os hará soñar con otros mundos, con otros seres. Con volver a empezar pudiendo elegir quién ser, o con encabezar una revolución. No importa si sois más de Matrix o de Encuentros en la tercera fase. Si creéis en alienígenas o si os preocupa más la evolución de las inteligencias artificiales. El autor canario os hará disfrutar del misterio como lo hacíais antes de que se convirtiese en un producto comercial y os demostrará que hay muchas historias de las que casi nadie habla, que merecen ser leídas.
“El extraño planeta donde había nacido, donde esperaba sin esperanzas no morir”
Los trasladados es una novela que, sin ignorar las tendencias actuales, huye de modas y aúna muchos de los escenarios comunes de la ciencia ficción. De hecho, arranca con cierto aire setentero planteándonos lo que podría ser una abducción y de ahí salta a otro planeta, uno en el que los mineros que lo habitan viven bajo un régimen totalitario del que poco saben. No, no creáis que ya habéis conectado los hilos. Hay mucho más. También está Hiro, un músico inmerso en una espiral autodestructiva y al que pronto le sucederá algo imposible.
Los capítulos se suceden intercalando las tres historias. Cada una a su ritmo y sin ofrecer demasiadas pistas sobre dónde y cómo confluirán. Y cuando lo hacen, todo encaja. Todos los misterios son resueltos, aunque tras el punto final, surgirá a una nueva pregunta a la que solo el tiempo dará respuesta.
Desapariciones que rompen familias. Apodos que sustituyen los números de identificación y devuelven la humanidad a quienes viven y mueren entre roca y metal. Música y alcohol. Amor y dolor. Vida y muerte.
¿Seremos capaces de decidir nuestro propio destino?
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