“En la evolución solo existe un criterio de éxito: sobrevivir y reproducirse”
La población mundial se acerca a los ocho mil millones y no para de crecer. El aumento exponencial es inevitable; lo llevamos impreso en nuestros genes. Sabemos que, por mucho que avancemos tecnológicamente, este planeta no podrá abastecer indefinidamente de alimento y materias primas a la humanidad. Miramos al cielo buscando la solución en las estrellas, en la terraformación o explotación de aquellos mundos que, de momento, solo podemos imaginar. No daremos el paso hasta que la situación se vuelva crítica o desesperada y cuando lleguemos a esa nueva era, cuando realicemos el gran salto y colonicemos otro planeta, ¿Qué nos impedirá seguir expandiéndonos? ¿la ética, tal vez? Es poco probable que llegue el día en que nuestra especie piense que ya tiene suficiente. ¿Alguna religión? Casi todas las que existen o existirán abogarán también por la reproducción y la difusión de su credo pues, cuantos más fieles ganen, más poderosas se volverán.
Cuando la tecnología permita recorrer grandes distancias a través del espacio tendremos todos los recursos del universo a nuestro alcance. Puede que lo único capaz de frenarnos sea encontrar a otra civilización en un estadio científico similar al nuestro y con la que nos veamos obligados a trazar nuevas fronteras. Si nos topásemos con seres más evolucionados, sabrían ver en nosotros la amenaza que suponemos y no dudarían en aniquilarnos. Pero que nadie se escandalice ante tal injusticia ¿Qué ocurriría si fuésemos nosotros quienes encontrásemos formas de vida menos evolucionadas o incluso primitivas? Haríamos lo mismo aunque no supusiesen ningún peligro pues, además de llevar en nuestro ADN el mandato de la reproducción, también contamos con el estigma de la ambición y querríamos disponer de todo aquello que les perteneciese ¿O acaso creéis que de hallar vida extraterrestre en un lugar en el que deseásemos vivir, detendríamos nuestros proyectos de terraformación para no destruir su hábitat y causar su extinción?
Dorea, Mich y Lene son los elegidos para llevar a cabo la colonización de Itnis Cinco. Tras un viaje que ha durado siglos, salen de sus cabinas de criogenización y descubren que algo ha fallado: los robots que les precedieron dejaron de funcionar y el planeta aún no está preparado para acoger a los embriones que transportan en la Argo. Deben investigar lo ocurrido y decidir si poner rumbo a Itnis Seis, pero son pioneros, auténticos aventureros a los que cuesta dar la espalda a los retos que les plantea el enigmático planeta.
Las edades de Itnis es una novela de Ciencia Ficción Hard que coquetea con la Space Opera debido a sus altas dosis de acción y aventura. Una obra ideal para iniciarse en el subgénero, pues su autor antepone, aunque resulte paradójico, el entretenimiento y la dimensión filosófica de la historia, a la carga científica. Y es que Salvador Bayarri, escritor al que descubrimos con El Espejo del Tiempo (editorial Apache, 2019), riza el rizo y hace suya la trama arquetípica imaginando una civilización alienígena asombrosa, llevando los dilemas éticos al extremo y salpimentándolo todo con cada uno de los elementos necesarios para llenar 334 páginas de sentido de la maravilla. Y lo consigue apoyándose, sobre todo, en sus magníficos protagonistas:
Dorea y Mich son humanos. Él es el motor del equipo. Ella, el ancla. Y Lene, un híbrido de sexo fluido, es la argamasa que les une, es quien logra el consenso en las decisiones y evitar el desgaste en las relaciones. Bayarri intercala sus testimonios. De ese modo nos permite saber todo lo que les sucede, pero también su punto de vista y sus sentimientos en cada momento, cosa fundamental para entender el porqué de sus decisiones.
Si queréis disfrutar de una novela de ciencia ficción ágil, amena y con regusto clásico, acompañadles a Itnis Cinco. No será un simple viaje de placer; tendréis que tomar decisiones que pueden afectar al futuro de la humanidad, a la supervivencia de una nueva especie o incluso, a la vida de vuestros seres queridos. Pero no estaréis solos: Dorea os ayudará con su cordura, Mich con su pasión y Lene con su necesario distanciamiento lógico. Además, descubriréis a unos fabulosos seres capaces de tomar decisiones sobre su propia evolución biológica ¿Se os ocurre un destino mejor?
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