“El hedor de un demonio que se alimentaba del corazón de quienes creían que podrían superar la belleza de la Creación de Dios”
¿Cuál es la función del arte? ¿Debe ensalzar la belleza o reflejar nuestro lado más oscuro? ¿Cuánto tiene de engaño y cuánto de refugio?
Para las personas que han sido dotadas de talento artístico, y lo han cultivado el tiempo suficiente, crear se vuelve tan necesario como respirar. El arte es un lenguaje universal que apela a nuestros sentidos y emociones, convirtiéndose en un mecanismo de denuncia o de protesta, en bálsamo, gozo o advertencia. Puede elevarnos y exorcizar nuestros demonios. Puede concienciarnos, u obligarnos a recordar… pero no hay arte sin inspiración y no hay inspiración cuando el mundo se vuelve gris y en él solo hay sitio para la pérdida y el dolor.
Puede que el bloqueo creativo sea un demonio que vive oculto en la sombra de quienes pintan, escriben o componen. De quienes esculpen, moldean, diseñan, danzan o actúan. Uno que aguarda el momento oportuno para atacar e impedir que vuelva a salir el sol. Un ser así, real o metafórico, es difícil de vencer cuando todo resulta hostil y aislarse parece la única opción.
“El mundo seguía siendo un lugar oscuro, triste y lleno de pésames no sentidos”
Lamusa es una obra intensa y visceral que oscila entre la fantasía oscura y el terror. Que navega sin prisa por un océano de sentimientos y que, como una misa de réquiem, se va volviendo más opresiva capítulo a capítulo, movimiento a movimiento, hasta llegar al esperado e inevitable final. Las relaciones entre sus personajes son el eje en torno al cual gira una trama que cuenta con algunas escenas dignas de la mejor literatura de terror. Y el amor, el más puro y desinteresado, también reivindica su lugar, pues sin él, no habría salvación posible.
Brenda, su protagonista, se siente rota por dentro desde la misteriosa muerte de su padre, el pintor Domingo Lluvia. Atrapada en un mundo que cree que no es el suyo, se encierra en sí misma buscando desesperadamente huir. Pero ese aislamiento también impide que vuelva a escribir. Siente que ha perdido la inspiración, que no volverá a crear o que no hará nada digno del hombre que le dio la vida y la enseñó a amar el arte. Angustiada, comienza a percibir extraños sucesos a su alrededor que no son producto de su imaginación.
May López ha decidido dar forma al que tal vez sea su propio demonio interior y hablarnos de oscuridad, ansiedad y miedo, canalizando, a través de su protagonista, todo un torrente de sentimientos que golpean con fuerza al lector. Pero no ha olvidado hacernos entender también que siempre hay una forma de salir del pozo: agarrando con fuerza la mano que, sin duda, quien nos quiera nos tenderá.
¿Creéis en las leyendas? Deberíais hacerlo, o nunca entenderéis quién os visita en sueños. Hacedme caso y huid de Villamarea de la Sal, aún estáis a tiempo
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