Acabo de terminar una novela escrita por dos autores en la que ha debido haber una perfecta simbiosis porque el sello de Rosa Montero está en sus páginas. No cabe duda de que el amor es la clave de la trama. Hay una chica que aparece medio muerta y atada de pies y manos en un contenedor del puerto de Barcelona. No lleva identificación y ella no recuerda quién es, sufre amnesia, así que, en principio, el narrador la llama María. La inspectora Anna Ripoll encuentra el carnet de un gimnasio de Lyon donde figura como Alicia Garone. Por otro lado, el inspector Zapori, de Lyon, se ve acosado por asuntos internos por lo que decide quitarse de en medio unos días y ser él quien vaya a investigar a Barcelona, junto a Ripoll.
Pero este inspector es el contrapunto de Clara y de Anna, entre los tres, entre los dos autores, dan una chispa increíble a La desconocida. Entre los dos han destapado temas tan candentes como las autolesiones derivadas del sentimiento de culpa, la corrupción social, el acoso laboral, la desconfianza en el ser humano y la esperanza en un mundo mejor o los diferentes usos tecnológicos que conforman distintas realidades. Y entre los dos han creado una trama llena de giros, de sorpresas, de desvaríos, que al final se cierra a la perfección con un protagonista que aparece en el capítulo 1 y en el 8 capaz de enmarcar el argumento en la única salida posible para nosotros: la confianza en el otro, la lealtad y el amor. Eso es lo que ambos autores han demostrado que son capaces de hacer y han sabido transmitirlo a la novela. ¡Felicidades!