El cine y la literatura de terror están íntimamente ligados hasta en su habitual falta de reconocimiento como formas de creación y expresión artística válidas. A menudo se les asocia con una imagen de simple entretenimiento evasivo que parece no poder desligarse de un componente sobrenatural manido y un exceso de violencia y sangre vacíos, sin una historia bien elaborada que dé soporte a tanto exceso. En este segundo artículo sobre adaptaciones cinematográficas del terror literario, os hablaré de cuatro historias que rompen con esa visión sesgada y limitadora con la que se suele tratar el género del terror. Las cuatro historias tienen como punto central el aspecto psicológico de los personajes y sus interrelaciones. No habrá baños de sangre (al menos de forma explícita), ni monstruos absurdos y fabulosos, sino que el terror nace aquí desde el miedo al otro, a lo desconocido, y se alimenta de las miserias del comportamiento humano. Espero que lo podáis disfrutar… si es que os atrevéis.
Spurs – La parada de los monstruos
Todo amante del cine en general, y del terror en particular, tiene una cita obligada con la todavía inquietante, perturbadora e incómoda Freaks, de Tod Browning. El realismo y la crudeza que Browning imprimió a la película fueron recibidos con generosas dosis de censura y reacciones tan negativas de público y crítica que hundieron la carrera de un brillante y visionario director que apenas pudo rodar un puñado de películas más. Aunque sigue sin ser adecuada para paladares sensibles, el tiempo ha convertido a Freaks en un clásico de culto, una obra maestra del terror pionera en la representación de la diversidad y la marginalidad en el cine.
Browning supo ver, más allá de lo grotesco y lo repulsivo, la humanidad que destilaba Spurs, el relato corto escrito por otro Tod (Robbins) y quiso hacerse a toda costa con sus derechos para rodar la película. Spurs se publicó por primera vez en 1923 en la revista Munsey’s Magazine y cuenta la historia de Jacques, un enano artista de circo que se casa con Jeanne Marie, una artista ecuestre. Jeanne Marie, a pesar de su aparente afecto, desprecia a Jacques y se burla de él cruelmente, lo que desembocará en el deseo de venganza de Jacques. La literatura de horror macabra estaba en auge en los años 20 y Robbins se subió con acierto a la ola para crear un relato centrado en personajes marginales, que se desenvuelven en el fantástico ambiente circense. La ironía y el ácido humor negro dan profundidad a un relato intenso hasta su clímax final.
Suspense – Otra vuelta de tuerca
En 1961 se estrenaba The Innocents, clásico del cine de terror psicológico que en España tomaría el nombre de Suspense (lo de las absurdas y cutres traducciones de títulos en este país da para estudio sociológico). Gran parte de su éxito se la debemos a la dirección de Jack Clayton, la actuación maravillosa de Deborah Kerr y la intervención en el guion de (nada más y nada menos) Truman Capote para adaptar la obra de Henry James, Otra vuelta de tuerca. Todo se alinea para construir una película de terror, más psicológico que palpable, donde la ambigüedad se convierte en el eje sobre el que pivota todo el relato.
La novela de James, al igual que la película, puede parecer una historia tópica sobre fantasmas. Sin embargo, la narración que nos hace la institutriz en primera persona parece poco fiable y arroja diferentes interpretaciones. Y aquí reside la grandeza de esta novela. Podemos obtener un relato de los acontecimientos absolutamente diferente según pongamos el foco en cada uno de sus múltiples ángulos. Por ejemplo, podemos pensar en la represión sexual de la época y pensar que la institutriz tiene fantasías con algunos de los personajes que pululan por la obra (vivos o muertos). También se puede tomar el relato desde la óptica de un exceso de imaginación de la protagonista, llegando a dudar de su salud mental. Otra posible explicación estaría en el comportamiento de los niños, lo que nos llevaría a pensar en un simple juego que se les va de las manos o en una maldad intrínseca desarrollada por unos niños que se están criando sin padres, bajo la tutela de un tío ausente por completo de sus vidas. Por último, nos queda la opción de dar relevancia a los aparentes hechos sobrenaturales que parecen estar sucediendo. Novela no demasiado extensa (algunos dirán que por fortuna) aún más ambigua si cabe que la adaptación de Clayton. Se ha criticado en ocasiones que algunos pasajes pueden parecer confusos y su lenguaje bastante denso, pero es uno de los mejores ejemplos clásicos de la literatura gótica y de terror.
El esqueleto de la señora Morales
La vida en pareja no es nada sencilla y todas las relaciones, por buenas que sean, pasan antes o después por momentos difíciles. Por suerte el amor lo puede todo. Claro que siempre ha habido personas tóxicas a las que es mejor no arrimarse, aunque a veces resulta fatalmente tarde… La señora Morales es justo esa clase de personas, una mujer lisiada, neurótica y, al menos en apariencia, profundamente religiosa que se afana en atormentar a su afable marido de todas las formas posibles. Él, taxidermista de profesión, es una persona que afronta la vida sin perder nunca la sonrisa, tratando de disfrutarla. ¿Quién no se ha ido alguna vez a echarse unas risas con los colegas después de un largo día? Pero la paciencia de toda persona tiene un límite y el señor Morales, harto de soportar quejas, desprecios y hasta falsas acusaciones de maltrato, acaba ideando un macabro plan para cambiar la situación en su relación matrimonial.
Este es, en resumen, el eje central de esta maravillosa obra del cine mexicano que utiliza el drama, salpicado de humor negro, para realizar una contundente crítica social y religiosa. Su forma de narrar sigue siendo provocadora, y las actuaciones fabulosas, pero todo llega desde la sutileza de unas metáforas que, buscando esquivar la censura, elevan la comedia a la categoría de arte, aplicando un humor ácido y certero a la hora de la crítica. El desenlace final podría haber estado filmado por el mejor Hitchcock. No os digo más.
Luis Alcoriza, guionista habitual de Luis Buñuel, se encargó de una historia cuyos puntos principales salen del cuento corto de Arthur Machen El misterio de Islington. El relato de Machen se centra en un misterio que acontece en el barrio londinense de Islington y que es presentado lleno de detalles y descripciones minuciosas y sugerentes. La narración comienza con la introducción de un asesinato que ha conmocionado al vecindario de Islington. La víctima es un hombre que, según los informes, llevaba una vida ordinaria y sin incidentes. El investigador (y narrador de los hechos), intrigado por el caso, comienza a explorar los detalles de la vida del hombre y las circunstancias de su muerte. A medida que avanza la investigación, descubre pistas que sugieren que el asesinato podría estar relacionado con elementos sobrenaturales o inexplicables. Machen presenta los hechos de tal forma que parece que la realidad esconde algo mucho más oscuro y aterrador, como si la vida cotidiana fuese solo una fachada para fuerzas ocultas e irresistibles para los seres humanos. Como suele ser habitual en el genial autor galés, no ofrece una resolución clara al misterio, manteniendo el suspense hasta el final y dejando al lector la tarea de establecer y discernir lo realmente ocurrido.
¿Qué fue de Baby Jane?
Dicen que el amor es el motor que mueve el mundo, pero esta afirmación no es más que una pastilla edulcorada que nos intentan hacer tragar desde niños para que nos parezca algo más soportable toda la miseria humana. Luego, a medida que crecemos, vamos comprendiendo que en realidad son los celos, la envidia, el odio o la ambición las armas con las que los seres humanos nos empeñamos en transformar este paraíso llamado mundo en un infierno terrenal. Todas esas armas se exhiben en la película que nos ocupa. Y es que hay guerras que se desarrollan con menos dosis de crueldad que la que nos ofrecen Bette Davis y Joan Crawford en su interpretación de las hermanas Jane y Blanche Hudson. Ambas son artistas con carreras opuestas en cuanto a fama, pero igualmente truncadas, de lo que se responsabilizan mutuamente. Jane fue una gran estrella infantil, conocida como Baby Jane, olvidada por el público al crecer. A pesar de sus intentos por triunfar en el cine, es Blanche quien logra convertirse en una estrella de cine, alimentando el resentimiento de Jane que se refugia en la bebida. Un accidente deja a Blanche postrada en silla de ruedas, dependiendo por completo del cuidado de una Jane, mentalmente inestable que comienza a atormentarla.
Pero la animadversión traspasaba los límites de lo interpretativo. Aunque la película sirvió para relanzar las carreras de Bette Davis y Joan Crawford, las dos megaestrellas no se soportaban, hasta el punto de que en una de las escenas la agresión que debía cometer el personaje de Baby Jane sobre su hermana fue real y Joan Crawford tuvo que recibir varios puntos de sutura. Hay unas cuantas anécdotas más sobre este punto y algunas atañen directamente a la película, pero os dejo que las busquéis vosotros mismos.
En cuanto al libro en que se basa esta historia, fue escrito por Henry Farrell y publicado en 1960. Farrell (cuyo nombre verdadero es Charles Farrell Mayers), además de ser novelista, realizó trabajos como guionista, entre otros para la película Canción de cuna para un cadáver, otro decadentista thriller psicológico también protagonizado por Bette Davis y dirigido por Robert Aldrich.
El estilo de Henry Farrell en ¿Qué fue de Baby Jane? es tenso, con una atmósfera densa y llena de contrastes para una narración que detalla en profundidad la psicología de los personajes. A través de descripciones detalladas y diálogos afilados, vemos el proceso de decadencia y la relación tóxica entre las hermanas protagonistas y el descenso a los abismos de la locura. Farrell nos hace empatizar con el personaje de Blanche por su vulnerabilidad y simpatía, en contraposición al carácter trágico y aterrador de Baby Jane, pero ambos personajes son mucho más complejos de lo que una primera impresión sugiere.
La novela nos habla acerca de cómo el paso del tiempo afecta a las personas y critica, en especial, a la voraz industria del entretenimiento, que no duda en desechar a las personas a las que han exprimido cuando ya no les sirven por la edad o cualquier otra circunstancia en sus vidas. Por otra parte, la dinámica entre Jane y Blanche es un acercamiento a las relaciones de dependencia, el aislamiento extremo y el abuso. Esta relación de dependencia la encontramos también entre el pianista Flagg y su madre también condicionada por la ausencia de una figura paterna y una sexualidad reprimida.
¿Qué fue de Baby Jane? no solo es un simple relato evasivo salpicado de elementos clásicos del terror y precursor del género slasher, es además un análisis certero sobre la psicología humana que pone el dedo en la llaga en los aspectos más detestables de nuestra condición, un espejo que nos devuelve la imagen de la sinrazón de algunos de nuestros actos y un recordatorio de sus consecuencias para los demás y para nosotros mismos.
Un artículo de Alberto de Prado
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Esta segunda parte la entendí mejor. Tengo que releer la primera .