Y por fin llegué al último tomo de la trilogía de los tres cuerpos. ¡Qué difícil es valorar un solo volumen tratando de separarlo del viaje completo! ¡qué difícil es calibrar ese viaje sin dejarte influenciar por la última entrega! Y más ante una saga como esta, un delirio hard imprescindible para cualquier aficionado a la ciencia ficción. Incomparable en cuanto a desarrollo de ideas y el desparpajo científico y sociológico que contiene. Cixin Liu ha elaborado una historia tan compleja y tan llena de ciencia, posibilidades y esperanza que no queda otro remedio que asombrarse y reconocérselo. Pero nada en esta vida es perfecto….
El peor de los temores ante una aventura tan extensa y compleja es que después de leer cerca de 2000 páginas el final caiga en el absurdo. Pero tranquil@s, este no es el caso. Lo que ocurre es que sus personajes vuelven a no convencer como en la primera entrega, no generan empatía ni llegan al corazón del lector, el cual se mantiene enganchado a la narración por su incapacidad de prever que ocurrirá y su permanente estado de asombro.
El protagonismo en este caso recae sobre Cheng Xin una ingeniera aeroespacial. Aunque Cixin se esfuerza por hacerla creíble y humana, con sus errores y flaquezas, no tiene el magnetismo de Luo Ji en el Bosque Oscuro. El autor nos la presenta como protagonista, al frente del destino de la humanidad en nuevas crisis, pero durante casi toda la novela no deja de ser un mero espectador de los acontecimientos. También es cierto que hay una serie de “secundarios” como Yan Tianming, AA, Guan Yifan o Tomoko (primera y única IA con relevancia en la saga) que dan a la novela un desarrollo más coral que a sus predecesoras, pero ningun@ acapara la empatía del lector y la humanidad descrita es, tal vez, demasiado ingenua. Aún así todo esto hay que perdonárselo; para este autor los personajes son un medio y no un fin.
El argumento se divide en 5 partes, retrotrayéndose al inicio de la Era de la Crisis cuando los humanos advierten la amenaza trisolariana, y finaliza en un punto inimaginable al comienzo de la saga. Durante un recorrido de muchos milenios muestra una visión optimista sobre la capacidad científica de la humanidad, con una potencialidad aún mayor que en las otras novelas, y tras muchos giros y sorpresas plantea cuestiones filosóficas como, ¿el fin justifica los medios para la supervivencia de la raza humana?, ¿es preferible aislarse y limitar la evolución de la especie para evitar los peligros planteados en la teoría del Bosque oscuro? ¿cómo encarará la humanidad su propia extinción como especie y como individuos?. Pero todas estos planteamientos filosóficos y sociológicos son eclipsados por la especulación científica que, repito, es apabullante.
En cuanto a ritmo, la novela también es algo irregular. Hay algo de relleno introduciendo numerosas referencias a la cultura popular, no sólo relacionada con la ciencia ficción como las menciones a Clarke o Asimov, sino también a películas alejadas del tema a tratar, y hay algunas fases en que toca temas como la “bidimensionalidad” y la “tetradimensionalidad” que se hacen algo más arduas. Pero sin duda este tipo de obras amplían nuestro mundo y nos hacen ver mucho más allá.
Concluyendo, valorando toda la trilogía, distanciándome de la sensación orgiástica de haber finalizado un recorrido inolvidable y aplacando mi frustración por no saber más de los Tri Solarianos, definiré esta saga científicamente (para estar a la altura) y lo haré con la ‘Campana de Gauss’: aunque la primera novela se llevó toda la gloria, y la mayoría de l@s que acabaron la trilogía ensalzan el épico final, para mí el punto álgido, la mejor obra fue ‘El bosque oscuro’. Sin embargo, no seré yo quien le reste valor al conjunto ni niegue que es difícil que vuelva a leer una historia tan asombrosa en mi vida. ¡Qué listón más alto se ha puesto Cixin Liu!