El mejor escriba echa un borrón y el que esté libre de pecado que lance la primera piedra. Errar es una cualidad intrínseca al ser humano que tropezará dos veces en la misma piedra (o más) siempre que tenga la oportunidad. No es extraño, por tanto, que incluso los mejores escritores puedan cometer algunos errores al escribir sus obras.
Pongamos por caso a un autor de talla inconmensurable, como Edgar Allan Poe: poeta, padre del cuento moderno, creador del género policial, pionero de la ciencia ficción e indiscutible maestro del terror. Pero, a pesar de su estatura, Poe luchaba por mantenerse a flote en un mar de dificultades económicas. En medio de esta lucha, aceptó un trabajo que le permitiría escapar temporalmente de sus problemas financieros: escribir una historia de aventuras que se convertiría en su única novela completa, «La narración de Arthur Gordon Pym de Nantucket». Esta historia, que comenzó como una serie de publicaciones por entregas (dato a tener en cuenta) y que luego se publicó como un libro en 1838, es un capítulo aparte en la carrera de Poe.
Arthur Gordon Pym comienza como un relato de aventuras marineras que gradualmente se desvía hacia lo inusual y lo macabro. Arthur, el protagonista, deja atrás su vida acomodada para enfrentar experiencias horribles y descubrir el lado oscuro del mundo, una historia que marca su transición de la infancia a la madurez. El joven Arthur embarca en el ballenero ‘Grampus’ y luego en el velero ‘Jane Doe’. Lo que sigue es una serie de eventos espeluznantes: desde motines hasta naufragios, pasando por episodios de canibalismo y encuentros con tribus indígenas que no son precisamente amigables.
Esta mezcla de parodia y humor negro es, por su extensión y estructura, una obra atípica para Poe, que incluye todos los habituales tropos del género de terror de la época. No faltarán las situaciones misteriosas, las apariciones fantasmales o las maldiciones antiguas. Todas estas figuras estaban entonces acorde al gusto del público norteamericano y aunque hoy puedan parecer algo gastadas, no puede considerarse un defecto en sí mismo. Sin embargo, «Arthur Gordon Pym» no está exento de problemas y, partiendo de una posible falta de planificación, nos encontraremos con la presencia de varias inconsistencias y errores de continuidad.
Errores en la novela Arthur Gordon Pym
Hay varios términos en la novela que no concuerdan en la geografía y la topografía de los lugares que visita la tripulación del Grampus. ¿Se debe a una limitada investigación inicial o son cambios premeditados para ajustarse a la trama? Igualmente, a veces se usan nombres diferentes para el mismo personaje, cuya descripción física o de personalidad, además, puede cambiar repentinamente sin una explicación clara. La secuencia de los eventos a veces tampoco parece seguir un orden lógico y, por si fuera poco, la duración de ciertos acontecimientos es confusa. Todo esto proporciona un aire de extrañeza a la historia que puede dificultar el seguimiento de la narración.
Pero ojo, que aquí no acaban las inconsistencias cometidas por Poe. El perro Tiger aparece y desaparece de la trama sin mucha explicación. Otro punto intrigante tiene que ver con la presencia de un papel aparentemente en blanco que después resulta ser una carta falsificada. También se relata el testimonio que el personaje de Augustus da a Arthur «muchos años después», aunque hay un problemilla: en la historia se dice que Augustus muere unos días más tarde.
Uno de los principales errores de continuidad aparece en la misma estructura de la narración. La historia está contada en primera persona por Arthur Gordon Pym, que relata sus propias aventuras, pero luego se relatan los hechos en tercera persona, en una especie de bitácora. Por si no fuera poco, Poe se incluye como un personaje complementario más, introduciendo una ambigüedad que nos hace dudar sobre la veracidad de los eventos relatados. La «Nota introductoria» y la «Nota» final que explican lo sucedido con el protagonista, junto con la afirmación de que la historia es una publicación de eventos reales, crean una confusión sobre si lo que estamos leyendo es ficción o realidad.
¿Descuido o intencionalidad?
Se sabe que Edgar Allan Poe era habitualmente meticuloso en la elaboración de sus obras y valoraba mucho la planificación y la estructura. De hecho, solía trabajar en varios borradores y revisaba cada detalle de sus historias para lograr el efecto deseado en el lector. Entonces, ¿cómo es posible que cometiera tantos errores en el relato de las aventuras de Arthur Gordon Pym? Puede que algunos de estos errores fueran fruto de la improvisación, pero hablando de Poe bien podría tratarse de una intención consciente para incidir en la atmósfera de misterio y desconcierto. Algunos de los «errores» expuestos serían el resultado de decisiones creativas o experimentaciones narrativas en lugar de simples descuidos. En general, los aspectos ambiguos o inconsistentes en las obras de Poe suelen agregar profundidad y complejidad a sus historias, en lugar de restar valor a su calidad literaria.
Influencia
Al parecer Poe no quedó muy satisfecho del resultado de su novela, de la que llegó a afirmar que era un poco ridícula. Tampoco tuvo el éxito de ventas y crítica deseado, pero acabaría por convertirse en un clásico de la literatura gótica de gran influencia en autores posteriores. En 1897 Julio Verne publica La esfinge de los hielos, una continuación directa de las aventuras de Arthur Gordon Pym en la que los protagonistas dan veracidad al relato narrado por Poe y organizan una expedición al Polo Sur en busca del desaparecido Pym. La novela de Verne es parte de una trilogía conocida como La trilogía de la Antártida, que también incluye “En las montañas de la locura de H.P. Lovecraft, que puede interpretarse como una versión extendida del final de la novela de Poe. A parte de la localización geográfica, la conexión se realiza a través de referencias y citas de Lovecraft a la novela de Poe de la que toma elementos como el «shoggoth» sin forma, o el sonido Tekeli-li. Además, ambas obras comparten temas de exploración, supervivencia en entornos extremos, y la presencia de lo sobrenatural.
Errores en otras obras
«El resplandor» de Stephen King, publicada en 1977, es una de sus novelas de terror contemporáneo mejor valoradas. La mítica película dirigida por Stanley Kubrick contribuyó a magnificar su éxito (por mucho que renegara el tío Stephen de la adaptación). Sin embargo, también presenta algunos defectos de composición y errores de continuidad como la ubicación de ciertas habitaciones del Overlook Hotel, que parece cambiar a lo largo de la novela y partes de la trama que parecen desviarse del tema principal o que no se desarrollan de manera coherente.
En “La llamada de Cthulhu” de H.P. Lovecraft, hay detalles sobre la cronología de los eventos y la geografía que no siempre son coherentes. La secuencia de los hechos que llevan al descubrimiento del bajorrelieve de arcilla y los sueños perturbadores de los personajes parecen no coincidir. La fiabilidad del narrador también es algo cuestionable. Podría haber sido engañado o que hubiera interpretado mal la información recibida, ¿es un descuido o buscaba Lovecraft dejar la duda abierta para aumentar el misterio del relato?
“Carmilla” de J. Sherifan Le Fanu, es un importantísimo precedente a “Drácula” en la literatura sobre vampiros. Sin embargo, hay algunos errores en la novela como el variable comportamiento de algunos personajes ante la presencia de Carmilla o sobre los pasos que llevan a la revelación de su verdadera naturaleza que pueden resultar confusos. Además el tiempo transcurrido entre determinados sucesos no queda claro, dificultando el seguimiento de la narración.
El “Frankenstein” de Mary Shelley, pese a ser un clásico inmortal, tampoco se libra de algunos defectos. Por ejemplo, la rapidez y la falta de explicación del proceso con la que Victor crea a su criatura resta realismo a la novela, incluso dentro del contexto de la ciencia ficción de la época. Por otra parte, el cambio de comportamiento de Victor hacia la criatura es demasiado brusco y poco justificado. Y hablando de la criatura, Mary Shelly nos da una descripción cambiante de su aspecto, quizá por eso la imagen del personaje que casi todos tenemos en mente es la de Karloff en la película de 1931.
Un artículo de Alberto de Prado
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Tekeli-li.
Me ha gustado mucho, gracias.
Gracias a ti, Vicente. Aquella conversación contigo me animó a indagar un poco más sobre el tema.
Desde pequeña recuerdo en la estantería de mi hermana mayor un ejemplar de esta novela de Poe, junto con otro de Borges,Hª Universal de la infamia. No podía tocar aquellos libros y por ello me despertaban fascinación. Empecé el de Poe a escondidas, abandoné pronto,cuando lo idílico terminó; Borges tuvo más suerte pero no lo entendí ¿qué se podía esperar de una niña de 13 años? Después de leer este artículo creo que debería intentar leerlos de nuevo.
Muy interesante todo lo que cuentas.
Un saludo, Laura.