Habito un lugar lóbrego y sombrío Que cual titánico bostezo Absorbe toda la luz Mientras atiza tormentos Imaginados o vividos Hundiéndome sin remisión En este marasmo recóndito Donde surgen los parásitos De inútiles sacrificios Atisbo criaturas grotescas Que trepan al infinito Los horrores se van posando Cual abono en lo profundo Nutriendo a los nonatos Que existen en la potencia De mi océano maldito Origen fundamental De mis odios más antiguos Adopta anárquicas formas Esta prole exuberante De parto desasistido Busco morir ahora Por la mano de un amigo Que ataje el agotador ciclo De espantosa creación De los seres aberrantes Que son mis hijos.
Oda al cansancio Borracha de chocolate Cansada de esperar al Destino Escribo; otra cosa no sé hacer No agarré fuerte las riendas Mi vida se ha vuelto salvaje Quizá jamás la domé Y camino arrastrando los pies Por el erial de mi existencia Levantado el polvo De los acontecimientos Lamentando cada palabra Cada pensamiento Cada acción ¿Fui tan necia de querer vivir estos tiempos? ¿Escogí a mis familiares y amigos? ¿Elegí los trabajos y los compañeros? ¿De verdad quise los abusos, las humillaciones, los abandonos y las traiciones? Busco entre el acervo de iluminados Que dicen saber de caminos y de salidas Pero no encuentro a ninguno que aplique su propio cuento Solo a propagandistas de teorías e ideas Que ni siquiera son suyas Comprendo ahora que no existen palabras Ni actos, ni trucos, ni mantras Ni artes, ni ciencias, ni magias Ni energías, ni meditaciones Ni religiones, ni profecías Que resuelvan nada No hay héroes, ni villanos Que me conmuevan Mi corazón es una piedra ¿Es este cansancio la venganza de Apolo y yo soy Casandra otra vez? Añoro al resto de mí, añoro mi casa Quiero disolverme en el vacío Entrar en el acogedor olvido Y ser, o no ser, feliz.
Quisiera escribir la historia más hermosa Inspiradora, que conmueva Que aliente desbordantes sueños De viajes al cosmos Misterios antiguos Universos lejanos Y océanos de estrellas Que hable de ojos sabios, bondadosos Pies desnudos en la hierba Y la brisa enredando una suave cabellera Que imagine cumbres nevadas En un día de primavera Y a la fauna parlante Y el olor a madreselva Que recuerde a los libros y las charlas Al calor de la chimenea Que describa la magia, la maravilla La incertidumbre verdadera De los idiomas arcanos Los rostros desconocidos Los genios, las hadas Las espadas y las sedas Escribiría la historia más hermosa Y viviría en ella.
Poemas nominables al I Premio Yunque Literario.
Sonia R. Altable, alias Morrigang.
Nací en Aguilar de Campóo, Palencia, hace más de cincuenta años. En aquellos tiempos, nevaba muchísimo y los niños podíamos, y queríamos, jugar en la calle, ir a pescar cangrejos, ir a recoger flores silvestres para hacer diademas, e ir a dar de comer a las cabras y a los conejos; fui una niña asilvestrada. En las montañas de mi infancia me enamoré de las tormentas, de los lobos y de las águilas, a las que veía planear sobre las corrientes de aire cálido durante el verano. Un libro de mi padre, «Las mil mejores poesías de la lengua castellana», fue mi primer contacto con la poesía, y a él le debo también el gusto por la literatura. Mi mundo está entretejido con otros: el de los sueños y el de los muertos, con los que interactúo constantemente y que, precisamente por ese contacto, jamás me siento sola. Escribo siguiendo impulsos, de forma anárquica, sin método. Si considero que algo merece la pena, lo pongo por escrito en el formato que salga.
Twitter: @Xenomorfa2
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