
Autor: Emma Ríos
Editorial: Astiberri
Género: ficción apocalíptica y oda al mar
Extensión: 304 páginas
RITUAL
¿Cómo empezar a hablar de esta maravilla que mis ojos todavía asimilan, que mis sentidos descifran poco a poco? La comunión entre historia y dibujo es simplemente sensacional. Además, contiene una crítica social, una defensa a ultranza de la vida y la naturaleza, una oda a la mar, madre, pasado y futuro; purificadora. Los personajes son piezas en manos de las olas y los deseos de esa marea que anega a la humanidad para curarla de la infección de sí misma. Todo con una belleza desgarradora, sumada a la sensibilidad que nos introduce en el argumento, en esas existencias mutadas que evolucionan como pueden y saben, con defectos de antaño, con aprendizaje. A la no deriva.
No se aplican los códigos habituales a esta novela gráfica, y pienso que la sinopsis cuenta cuanto debe contar, porque el desbrozo, la pesca entre sus secretos, te pertenece solo a ti, lectora, lector. Baste decir que la mar lo ha tomado todo, por la fuerza que llevaba tiempo avisando, y permitiendo unos pocos y pocas supervivientes escogidos. La misma mar decidió ejercer al fin su papel como esa madre comentada, que reprende, que castiga, que enseña por las malas y con una dulzura soberbia. Esa mar entra dentro de los personajes, que no infecta, los cambia, los dota en regalo de las profundidades y recovecos de los que ahora mismo carece la humanidad, acomodada, cruel, simplista, adoctrinada, con culto al dinero y al poder, sin piedad para los menos favorecidos o simplemente inferiores al yo. Una cultura de extinción. Pues la extinción llega, sin categorizaciones, ya que nos exculpa a su vez.
La frase “Una historia colosal que reivindica la no violencia como respuesta a una vida sin esperanza” es mejor definición que cualquiera de mis parcas palabras.
Pero contaré un poco más acerca de sensaciones. Lo primero, como me impulsé atraído por la obra en confluencia de factores, inicialmente a modo visual, imposible que no cautiven tu atención premisa y arte. Después, por la artista, desconocida para mí (ya no más), pero vecina en nuestra común y querida Ría de Arousa natal (Vilanova), tan ligada a sus orillas, a sus devaneos, al capricho de la marea, sus frutos y sus inclemencias. Eso fue más que suficiente, pero si ya lees referencias, premios allende el océano, nunca mejor dicho, y alabanzas de grandes referentes de la literatura gráfica, te decides, ya decidido o decidida.
Volvamos al volumen en sí. La acuarela. Esos rasgos, trazos, pinceles, colores, enamoran y se temen. Cada viñeta te introduce en ella. Puedes perderte en algunas de sus páginas sin adivinar nunca todos los detalles o inventando nuevos que resultan válidos, tal supone el nivel. Los personajes, que se comunican por sus rostros, en sufrir, en disfrutar, en adaptarse, en las transformaciones, para comprender su nuevo entorno, dependiente de la mar, sin dejar atrás del todo sus virtudes y defectos más humanos. Ya no existen ciudades, civilizaciones, empleos, gobiernos. Solo mar, supervivientes (redivivos) y criaturas que emergen para contemplarnos o ser contempladas de la mano de Emma Ríos, talento puro, destacado, desatado, impecable.
Parezca que recorro vueltas alrededor de nada, pero te hago un favor por medio de empatía. Poesía visual, arte narrativo. La mar, el niño y niña que fuimos y deberíamos volver a ser. El apocalipsis en cambio total. Otredad y sentimientos. Todo ello aquí, en Anzuelo, editado con el máximo cuidado por Astiberri.
Se aleja de toda moda, de lo conocido, en formas y fondo, y esa es otra parte de su inmenso mérito. Te seducirá, te secuestrará. Echa un ojo avizor, dale una oportunidad. Emma Ríos, enhorabuena, y gracias por compartir esta obra.
Pd: continúo sobrecogido…
Una reseña de Román Sanz Mouta

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