
Cada día, mi abuela cruzaba el río para visitar a mi abuelo. Lo hacía justo después de comer, arruinándole la cabezadita de sobremesa que tanto le gustaba a él. Por eso, se vengaba transformado en brisa para despeinarla o, si le llevaba unos crisantemos, zumbando entre ellos como un nervioso moscardón al que tenía que espantar a manotazos para poder enjugar las lágrimas.
Con tanto tira y afloja, muchas veces acababan discutiendo a voces para sorpresa de los otros visitantes, que observaban estupefactos a la solitaria mujercita haciendo aspavientos.
Con el ocaso, llegaba la nueva despedida y mi abuelo, camuflado entre las alargadas sombras de los cipreses, la acompañaba hasta la invisible puerta que separaba ambos mundos.
Desde allí soplaba, convertido en huracanado viento, contra la espalda de la abuela, ayudándola a subir la empinada cuesta del cementerio para llegar hasta su casa, al otro lado del río.
Microrrelato nominable al IV Premio Yunque Literario

Víctor Valdesueiro Bernabé (Zamora 1979) es funcionario de la Administración General del Estado. Estudió magisterio en la rama de Educación Física, aunque no ejerce la docencia. Amante de la naturaleza, la lectura y el deporte, hace dos años tuvo un flechazo con la escritura. Animado por su mujer a plasmar por escrito las historias de aventuras que contaba a sus niños antes de irse a la cama, comenzó a juntar letras. En este periodo ha ganado algún certamen de relatos y ha sido finalista en muchos más.
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