La forma en que se han reinterpretado los mitos a lo largo de la historia es sorprendente. Estos no son entidades fijas; evolucionan y se transforman con el tiempo reflejando las necesidades y preocupaciones de las civilizaciones que los mantienen vivos. Observar la manera en que distintas sociedades adaptaron una leyenda en función de sus culturas y circunstancias, o estudiar cómo una misma historia puede ser la raíz de otras muy diferentes que han sido preservadas durante generaciones, nos dice mucho de nosotros, de quiénes somos y de dónde venimos.
Si buscásemos un listado con los personajes mitológicos más populares, difícilmente encontraríamos a Lilith o al Gólem. De hallar a la primera pensaríamos en un ser demoníaco o en una suerte de vampiresa. El segundo, para quienes no hayan leído la novela de Gustav Meyrink, o estén versados en la tradición judía, podría recordar a una especie de Frankenstein de barro. Estas dos visiones, aunque incorrectas, no estarían totalmente desencaminadas y demuestran la influencia que ambos personajes han tenido, no solo en distintas religiones, sino en la cultura popular.
He de reconocer que este ensayo no habría llamado mi atención de no haber sido escrito por Juan Antonio García Mamán, un escritor al que hemos publicado varios relatos en la web. También debo confesar que lo compré sin fijarme demasiado, impulsado por el buen sabor de boca que me dejaron sus cuentos y por una preciosa portada que sugiere magia y fantasía. ¿Me arrepiento? En absoluto. Recuerdo que, cuando lo tuve en mis manos y advertí que no se trataba de una novela, me pregunté: ¿por qué Lilith y el Gólem? La respuesta la da el propio autor en un magnífico preámbulo que sitúa al lector frente al texto y lo impulsa a sumergirse en él:
“Existen dos personajes dentro del judaísmo que nos hablan de la primera mujer de Adán, y de una criatura formada de arcilla. Lilith y el Gólem, una pareja alejada en el tiempo, pero unida por la mística y la Cábala. Ambos independientes, rebeldes, monstruosos y repudiados. Pero con sentimientos tan reconocibles que nos hacen pensar que no son más que una transposición de nosotros mismos. Porque su monstruosidad es precisamente lo que les acerca al ser humano”
Admito que este libro fue a la interminable pila de pendientes y tardé bastante en encontrar el momento de leerlo. Asumo mi error. Lilith & Gólem tiene la poco frecuente cualidad de no resultar lento ni aburrido para los profanos en la materia. Una vez superadas las primeras páginas, dedicadas a las fuentes historiográficas, Juan Antonio despliega una prosa ágil y sencilla que huye de tecnicismos y explica, de forma amena, el origen, la evolución y los distintos enfoques de ambos mitos.
Lilith se erige como protagonista absoluta de este estudio; de hecho, el autor le dedica más del doble de páginas que al Gólem. Pero me alegro de que así sea, pues me ha descubierto un personaje fascinante: desobediente al patriarcado, de sexualidad libre, “la antítesis de la madre y la esposa sumisa al hombre, esposa que es pasiva y entregada por completo a la maternidad”. Una mujer capaz de infundir terror. Castigada y repudiada, pero también deseada (con esa clase de deseo que solo despierta lo prohibido y lo peligroso). García Mamán relata cómo su figura se fue deformando, moldeando y vinculando con la sangre y el pecado, y cómo distintas religiones se sirvieron de ella para disuadir a pecadores y recordar a las mujeres todo aquello en lo que no debían convertirse.
La última parte, la dedicada al Gólem, no me ha resultado tan sorprendente. Tal vez por haberlo “visitado” en distintas obras cinematográficas y literarias. Sin embargo, este ensayo me ha recordado algo que asumí cuando leí por primera vez a Mary Shelley: el terror que siente nuestra especie ante la idea de ser aniquilada por su propia creación. ¿No estáis de acuerdo? Pues hablad con quienes piensan que la inteligencia artificial nos destruirá.
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