Una de las características de la novela negra es que el autor aprovecha alguna debilidad de la policía, los investigadores, las víctimas o los asesinos para criticar determinados aspectos de la sociedad, gobierno, educación, administración… Desafío 59’ es diferente; algo más de 500 páginas en las que lo más importante es destacar el comportamiento humano ante situaciones límite. Lo normal es que ese comportamiento oscile entre la desorientación ante lo inesperado y el nerviosismo de lo esperado cuando es consciente del castigo al error.
La psicología de las mentes privilegiadas puede parecer una red en la que las posibilidades van creciendo exponencialmente hasta dar la impresión de que no son mentes humanas. Por otro lado también existen cerebros que consiguen proclamar que el hombre, como tal, no está perdido.
Leyendo a Javier Marín tengo la sensación de que ha intentado plasmar un futuro desasosegante, algo descabellado y de ciencia ficción, pero si profundizamos en su novela y en la vida real, llegaremos a la conclusión de que lo expuesto no es tan irracional, de que el cerebro psicótico cuenta hoy con la ayuda de una inteligencia artificial que, en algunos casos, intimida.
Desafío 59’ es una novela negra discrepante: el tema es el comportamiento humano, la lucha por demostrar que, al margen de normas y encasillamientos, podemos ser personas, «Es algo que tengo que acabar para poder seguir con mi vida».
El autor idea una mente asesina capaz de arrastrar a otras más débiles o igual de ambiciosas, para crear una organización mundial criminal, con el objetivo evidente de estar por encima y dominar el planeta.