¿Por qué nos fascina tanto la idea de viajar en el tiempo? Cualquiera que haya leído a Heinlein o haya visto Regreso al futuro, sabrá que hacerlo trae demasiadas complicaciones; siempre hay algo que sale mal.
La mayoría percibimos el tiempo como una flecha que nunca se detiene. Que nos arrastra y va archivando nuestras vivencias en sus infinitos segmentos. Saltar al futuro (o al pasado) no nos haría escapar de su prisión ni nos libraría de la muerte, ya que seguiríamos envejeciendo. Entonces, ¿Por qué esa obsesión?
Lo cierto es que la verdadera naturaleza del tiempo alberga, a día de hoy, más preguntas que respuestas. Algunos científicos sostienen que es posible viajar en él, pero sólo hacia el futuro. Otros afirman que es completamente imposible. Casi todos nos hemos permitido filosofar alguna vez sobre paradojas y distintas líneas temporales, ¿Y por qué lo hemos hecho? ¿Por qué tantos científicos han dedicado trabajo y recursos en elaborar estudios y teorías sobre ello? El motivo es evidente: soñamos con tener la capacidad de corregir nuestros errores. Es como si no pudiésemos evitar acercar la mano al fuego, aunque sepamos que convertirnos en crononautas sería el mayor error que podríamos cometer.
Pablo Rodríguez salta del cómic a la novela con Banti, una historia pulp divertida y sin complejos que, por imposible que parezca, coquetea con la Ciencia Ficción Hard. El autor, acostumbrado a un lenguaje más visual, no se entretiene con descripciones ni subtramas innecesarias. Se centra, mediante una prosa sencilla y directa, en presentar escalonadamente a sus personajes. En hacérnoslos ver como piezas dispares que han de conformar el mecanismo de un reloj. En hablarnos de sus vidas, habilidades y objetivos para que comprendamos sus actos y sus sacrificios cuando se enfrenten al fin de los tiempos.
La novela sabe a poco o, dicho de otra forma: deja con ganas de más. Lo cierto es que, desde que el lector se topa con la desopilante historia de Archibald, un niño de diez años que ya era filósofo antes de nacer, no puede evitar devorar las páginas a la velocidad de la luz, prestando, tal vez, menos atención de la merecida a la original concepción del tiempo que plantea el autor.
¿Cómo afrontaríais el fin del mundo? ¿Lo haríais con serenidad o entraríais en pánico? ¿Os resultaría más doloroso morir si supieseis que todo lo que fuisteis e hicisteis habrá de ser borrado? ¿Se puede romper, deshacer o rehacer la madeja del tiempo y el destino?
Para obtener respuestas tendréis que leer Banti. Pero cuidado, si lo hacéis podéis terminar siendo devorad@s por un ser mitológico.
¿Te ha gustado esta reseña? ¿Quieres descubrir más libros como este? ¡Hazte mecenas de El yunque de Hefesto! Hemos pensado en una serie de recompensas que esperamos que te gusten.
También puedes ayudarnos puntualmente a través de Ko-fi o siguiendo, comentando y compartiendo nuestras publicaciones en redes sociales.
¡Gracias por la reseña! Me alegro de que te haya gustado.