“Ojalá lograra plasmar mi inquietud en una canción. Una sola capaz de capturar lo indecible. Hasta el momento todo son disparos fallidos y la única manera que encuentro de avanzar es con este testimonio”
Toda búsqueda parte de una huida, de una necesidad. A veces se huye de lo que se es y se busca lo que se quiere ser. Porque tiene que haber un lugar en el mundo donde todo encaje. Donde nos permitan ser nosotros mismos y todo sea perfecto. Donde hallemos inspiración, se elimine lo superfluo, lo accesorio, y podamos ser felices. Pero ¿Y si no existe ese lugar o no está donde creemos? ¿Y si el precio a pagar por encontrarlo es demasiado alto? Cada decisión conlleva consecuencias. Cada fracaso, frustración. Para nosotros y para quienes arrastremos en la búsqueda. Y a veces no hay marcha atrás. Hay senderos por los que no se puede retroceder.
“Qué nos une con un pasado que no es nuestro”
Stanis no sabe demasiado sobre sus padres. No tiene madurez suficiente para formular las preguntas adecuadas cuando marchan a vivir lejos de la ciudad. Buscan paz, seguridad. Un lugar donde su madre encuentre inspiración para escribir como Stanislav. Como el gran Stanislav. Y su padre, tal vez consciente del error que están cometiendo e incapaz de frenar a la mujer que ama, intenta ser el escudo de una niña a la que están marcando de por vida y a la que anima a encontrar su vía de escape a través del arte. Su propio lugar en el mundo, lejos de ellos. Pero, en realidad, esta historia no empieza así. Empieza por el final. Por el terror que produce Vrësno, una población que no figura en los mapas y en la que casi nadie cree. Por el relato que la famosa cantautora Stanis Otief escribe para llegar, tal vez, a una verdad que teme enfrentar. ¿Por qué la alejaron? ¿Por qué se alejó? ¿Lo hicieron para salvarla? ¿Pudo ella, de haber comprendido a tiempo, haber ayudado a sus padres? Este relato es el intento de una artista por encontrar, a través de la literatura que tanto amaba su madre, las respuestas que no pudo encontrar a través de la música que le descubrió su padre.
“No hay lucha más agotadora que aquella contra una misma”
Carolina Sarmiento da un fuerte giro a su literatura y se aleja de la luminosidad de Tarada para sumergirse en la oscuridad y el terror psicológico con Vrësno, su segunda novela publicada. Pero, en contra de lo que pueda parecer, no estamos ante obras antagónicas. Las dos son historias de búsqueda. Tal vez sean las dos caras de una misma moneda y esta la cruz, pues su intensidad, la rotundidad de sus frases y el dolor que su protagonista nos traslada, nos hace intuir que no todos los ejercicios de autoconocimiento conducen a un destino apacible. Y es que la prosa de la autora asturiana es pulcra y medida. Algunas veces cortante y otras con la musicalidad de los versos. La ideal para imbuirnos de la desesperanza de Stanis, una mujer llena de talento y sensibilidad que ha tratado (sin éxito) de plasmar sus inquietudes y encontrarse a sí misma a través de las letras de sus canciones.
“Si existe la música es para agitar sentimientos”
Vrësno, de existir, debe ser un paraíso para sus habitantes, los Zalea. Pero no para quienes no son de allí. Porque cualquier ser vivo fuera de su hábitat se convierte en una presa fácil. Y a veces, estar más apegado al campo, a la tierra, a lo natural, no hace más sencillos a los hombres. A veces, al igual que los niños a los que la sociedad no ha domado, quienes viven apartados y rodeados sólo por los suyos, son los más salvajes.
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