Masa constituye una rara avis en la literatura actual. Es sin duda una novela de nuestro tiempo, pero que nadie se deje engañar por el texto de la contraportada, es importante llegar a este libro sabiendo lo que se va a leer para poder disfrutarlo al máximo:
Y es que sin duda es una distopía como se indica, pero tristemente, la mayoría de la gente asocia automáticamente esta palabra con “los juegos del hambre” o (cada vez menos), con “1984”. Una distopía también engloba la descripción de un futuro en el que podríamos vernos inmersos en cuestión de meses y difícilmente distinguible de nuestro presente.
Esta novela parte de una sociedad totalmente reconocible donde las campañas publicitarias deciden abandonar las formas y medios tradicionales y centrarse únicamente en el consumidor más rentable. Donde el espionaje entre grandes corporaciones es algo que se da por descontado y donde un ordenador puede significar tanto un arma como un modo de vida.
Margot es el personaje central de la novela. Una mujer metódica que ha decidido no involucrarse sentimentalmente con nadie y que evita el contacto humano. Para ella el sexo (bastante explícito en esta obra) es una mera necesidad a satisfacer sin mayor trascendencia.
Más que una protagonista al uso, generadora de acción o acontecimientos, es una especie de hilo conductor para mostrarnos otros mundos dentro de este; el del juego sucio dentro de las empresas/grupos de poder, el de la era digital en su verdadera naturaleza (la del control de las masas, la de la manipulación de la información, la de la conspiración en cualquier área). Y es que, como dice un personaje de esta novela, estamos en una “Era en la que ya nadie entiende cómo funciona el sistema y todo el mundo se deja guiar por percepciones y rumores, [y] estas mentiras tendrán la misma credibilidad que cualquier otra información”. Una época además, en la que cada vez hay más gente apartándose del resto de la sociedad, con un ordenador como su único amigo y donde algunos rinden culto al ciberespacio creando sus propios ídolos, mesías y códigos éticos de los que nada sabe el resto de la masa.
Este libro trata por tanto de esto, del motor de nuestra sociedad, de la causa primera de muchas de las cosas que suceden y del que nada sabemos. De un mundo en el que algunos grupos de desfavorecidos luchan por cambiar el lugar que les ha tocado siendo contrarrestados por el poder, que no cesa en crear contramedidas a cualquier avance y nuevas formas de represión y control. Una sociedad donde todo el mundo tiene un móvil y una cámara y por cada vídeo subido a Youtube aparece otro contrarrestando una verdad. Donde nadie contrasta nada, y cualquier informe suficientemente bien elaborado puede hundir o elevar una empresa o un país.
Pero hay que tener paciencia porque el ritmo de la narración es lento y erróneamente nos hace centrarnos en Margot hasta que llegamos a la mitad del texto. Además, pequeñas historias colaterales también pueden servirnos de distracción pero una vez centrados, observamos que nos ayudan a retratar el panorama global de este mundo más gris de lo que pensábamos.
Vandecasteele desarrolla un relato prodigioso; en muy pocas páginas, partiendo de acontecimientos como el 15M, la Primavera Árabe o las represiones en China de 2011, describe perfectamente un ¿presente? en el que el ciudadano de a pie lleva cadenas sin saberlo, donde el poder no tiene escrúpulos y donde las nuevas tecnologías han servido para apretarnos las ataduras en mayor grado en vez de para ayudarnos a avanzar como sociedad. Y todo es creíble porque te da pruebas. Pruebas de lo que es… o de lo que podría ser.