La literatura tiene dos funciones básicas: entretener y remover (conciencias y sentimientos). Y una tercera no tan habitual, educar. Es evidente que Dioni Arroyo se propuso cumplir con las tres al escribir esta novela. Y eso es muy difícil.
El transhumanismo es algo de lo que aún no se habla demasiado. Tal vez porque nuestro nivel tecnológico no lo hace tangible a día de hoy. Pero en las próximas décadas eso va a cambiar. Y Arroyo ha sabido ver todas las posibilidades de lo que acontecerá. Habrá un primer paso en el que la ciencia nos ayudará a mejorar nuestras vidas, nos librará de enfermedades y deficiencias, nos devolverá brazos y piernas dañados, nos prolongará la vida…. y después todo se complicará.
En esta novela se nos presenta un futuro (no tan próximo) bastante posible. Con muchos detalles sociales, de alimentación, docencia, androides sirvientes, viajes por el sistema solar… y una población controlada sin ser consciente. La trama, entretenida y con algún que otro toque cómico, recuerda a las novelas de espionaje de hace algunas décadas. Es sólida, pero habría mejorado si los diálogos fuesen más frescos; en un futuro como el que describe cabe esperar bastante más argot, neologismos, tonos menos formales. Esto podría ser posible sin perder la función didáctica de algunas conversaciones aunque, supongo, de la manera en que los ha plasmado nos facilita las cosas a los lectores.
Pero regresemos al tema principal: el transhumanismo, la ansiada y temida evolución de la humanidad por su propia mano. Arroyo abre muchos debates internos en el lector como, por ejemplo, cual es el límite en el que los seres humanos perderán su identidad y su esencia. Nos muestra posturas de partidarios y detractores y apunta la probabilidad de una gran masa que se deje llevar llegado el momento sin plantearse ninguna de estas cuestiones. También nos avisa de que ese salto puede ser dirigido en base a segundas intenciones… Desgraciadamente los personajes de la novela zanjan cualquier discusión decantándose claramente hacia una de las dos posturas (la trama lo exige). Pero gracias al autor, la semilla de la duda está sembrada. Que cada un@ se arme con sus argumentos.
Esta novela, bien documentada y sin complejos que incluso se atreve a mirar a Dios a los ojos (lee el libro y lo entenderás), confirma la excelente salud de la ciencia ficción española actual. Es de agradecer que editoriales como Nowevolution, Apache o Cerbero (entre otras) rescaten a est@s autores/as de calidad y nos acerquen obras tan estimulantes como `Fracasamos al soñar´.