Antonio Manzini intenta quitar algo de gravedad a la dureza de las situaciones planteadas en esta novela con descripciones detalladas que recuerdan, en parte, a la novela costumbrista, sobre todo en la utilización de cierto tono burlesco con el que ironiza sobre el funcionamiento de la policía, del tráfico, de las rutinas sociales o de la impunidad de los bancos.
Sin embargo la visión pesimista que subyace en el carácter impaciente, irrespetuoso del protagonista, acerca el estilo de la novela al del thriller norteamericano, donde el insulto al más necio o al que se las quiere dar de perspicaz es visto con total normalidad.No hay personajes perfectos ni a un lado ni al otro. Todos tienen sus defectos y todos pueden caer en cualquier momento. No hay moralidades de las que alardear, pero Rocco engancha precisamente por eso, porque es completamente humano.