EL DESEO DE MINA HARKER Te he soñado. Te he soñado despierta mientras mis pies llagados atravesaban abismos. Te soñé un largo invierno de siglos. Entre los libros he buscado tu semblanza. Febril, te he visto entre luces. Lejano e inmaterial te he soñado. Y espero, en este frenesí, tu beso sanguíneo, tu cuerpo inmortal.
PROMETEO
Ahora sólo deseo que las horas se muestren más propicias, que los fastos demoren su presencia, porque otro año más como éste puede acabar conmigo. Nochevieja, Ángel Paniagua.
Tengo el cuerpo molido a soledades. Soy un animal buscando abrigo. Soy vulnerable a la intemperie y sin embargo sigo rodando como un guijarro cualquiera. Nada puede dañarme pero me siento débil. Tengo el cuerpo molido a soledades. Soy un Prometeo, dolido y doliente, revivido y muriendo simultáneamente. Desde el fino cristal de mi aislamiento veo transcurrir mis horas eternas. Veo pasar vuestros días lentamente. Las tardes de ellos en la sombra fresca. La vida de los otros. Me abandono a mí misma, ahí te quedas -me digo-. Y siento mi ausencia, esa angustia que me trepa el alma, pienso si es que quizá ya he muerto. Ese vacío, ese silencio. Sabor a hiel. Estoy todavía. Cada año últimamente me pregunto si este será el que podrá conmigo, como diría el poeta. Y pronto empieza otro año, de nuevo. Y yo tengo el cuerpo molido a soledades.
DECLARACIÓN DE HABERES "Ahora, pienso sin más." El vacío interminable es un terror mayor que el de una noche sin mañana. Pero cómo vencer el miedo a la nada, un enemigo sin rostro. Pienso en un día sin mí, en una posibilidad sin nombre. Sin ti, sin mi cuerpo menudo, sin otra cosa que contar que el tiempo sin horas. Pienso en un todo sin nada. Recuerdo la sombra de un día en que todo existía. Pero ahora, pienso sin más y espero esa hora sin tiempo.
LA SOMBRA DE LOS DÍAS Inspiro, lleno mi pecho de este aire prestado que respiro cada día. Una mortaja me espera con el pabellón alto como una goleta funesta. Hinchada de lebeche y mar recorro la senda sin equipaje, sin miedo. Voy, ya voy, avanzo sin rodeos, enfrento mi destino y nada me demora. No quiero dejar huella, como caminar sobre el agua, sin que se note, es mi deseo. Como mi vida, sea la despedida, andando, calma la mar, hacia el lejano ocaso. Busco ese navío oscuro para vestirme con su vela y deshacerme en la sal. El velo negro sobre la lisura del agua flotando y yo, mar, alga, pez, aire salobre.
PRINCIPIOS Y OTRAS CUENTAS Incurable. Quien sobrevuela mi sombra, me encuentra a mí. No esquivo los golpes ni busco afrentas. No deseo parabienes ni que nadie me ponga altares. Cargo mi dolor con esfuerzo, disfruto, a pesar de ello, el placer de ver tu semblante, de las mañanas de mis días, de las flores de mi jardín. Me veo en el espejo pero me creo en otra. Yo ya no soy yo, el pasado en el presente no es real pero me engaño. Tú, lacerado por tus propios colmillos afilados. Yo, ajada en la imagen especular que hay delante de mí. Este es el balance de hoy. El cierre lo llevo conmigo, pegado, adquirido sin pagar un precio, agarrado a mis ojos. Caminos sedientos, largos senderos de soledad abisal. Incurable.
Poemas nominables al I Premio Yunque Literario
Hace ya muchos lustros, nací en el Mediterráneo. Quizás esta circunstancia haya influido en mi carácter, más intuitivo que introspectivo, para interesarme por muchas disciplinas diferentes.
Soy licenciada en Bellas Artes y compagino la actividad artística con la docencia en artes plásticas. He realizado pintura, cerámica, escultura y fotografía intervenida.
Mi inclinación por la escritura llegó de forma espontánea y puntual, atendiendo a la necesidad de expresar emociones con una estructura más temporal. He participado en la antología de mujeres Poetas Grito de mujer, y en el volumen Poesía en el archivo 2.
Los lenguajes visuales ofrecen instantáneamente una imagen completa —como cuando vemos una cebolla; aun siendo conscientes de que nos oculta sus capas, la percibimos entera— mientras que la escritura, lineal, conduce al lector por un camino que le permite interpretarla de forma subjetiva, lo involucra hasta que, como si fuese un personaje o el propio autor, queda inundado por imágenes que han sido descritas o sugeridas en lo esencial o dosificadas en su justa medida.
María José Contador.
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De todo lo leído me quedo con «tengo el cuerpo molido de soledades», no se me fue de la cabeza durante el resto de la lectura.
Laura
A veces, un solo verso puede decir más que una novela entera.