Si consideramos al psicópata como alguien con tendencia antisocial capaz de cometer actos delictivos graves, capaz de pasar de tranquilo a violento en cuestión de segundos sin mostrar sentimiento de culpa ni una pizca de empatía, el protagonista de Nunca sabes quién llama es un psicópata. La autora, Mar Moreno, ni siquiera lo ha dotado de nombre, con esto ha querido resaltar esa característica de invisibilidad con la que ciertas personas se muestran ante otras; algo fácil de observar, concretamente, en las relaciones entre ciudadanos pertenecientes a los dos extremos sociales, los que forman parte del escalón más alto, los potentados, y aquellos que circulan por los barrios más deprimidos.
El protagonista de la novela tiene todas las papeletas para acabar mal; criado en un cuchitril, con un padre borracho, analfabeto y maltratador, con una madre excesivamente ingenua, y sufridora hasta límites insospechados, una hermana que pasa de ser violada por su jefe a ver en la prostitución una salida a su miseria, unos compañeros de colegio crueles que, por envidia, lo acosan por preocuparse y destacar en los estudios… Aun así consigue situarse más o menos en la sociedad. Aun así consigue quedarse en la más absoluta miseria.
Así que no es de extrañar que su cerebro hiciera “clic” en un momento determinado y explotase. Se podía haber matado simplemente, pero, inteligente como era, idea la forma de no abandonar este mundo sin probar aquello que le han prohibido durante toda su vida. Tras controlar qué hacen los residentes de ciertos chalets, decide asegurarse de que la mujer está sola para ocupar el lugar del dueño. Durante ese fin de semana él será su marido, ella deberá llamarlo por el nombre de él si quiere volver a verlo, y tratarlo como si fuera su propio esposo.
El final es trepidante, los lectores estamos deseando que Rosa lleve a cabo su plan para desbancar lo que, desde un principio, el narrador y el propio protagonista nos hacen creer: que vivimos envueltos en un determinismo en el que el ser humano no puede salir de la miseria por las condiciones de la propia miseria.