Publicaciones Similares

2 comentarios

  1. Con este título no puedo resistirme a contar la na anécdota que me sucedió hará unos 20 años: era muy temprano, había niebla y ese viento frio que viene del mar; embuchada en mu cazadora y somnolienta, camino al centro sanitario cuando una furgoneta se para cerca de mi y un joven me pregunta por una dirección, le indico y siguen su marcha. Cuál fue mi sorpresa al leer el rótulo del vehículo: «Matamos a domicilio». No puede ser, con la niebla y el sueño algo no entendí.
    Durante el día olvidé el asunto pero, hacía la noche oigo hablar a un grupo de chiquiteros del pueblo, los compañeros se reían de lo que contaba, fue cuando intervine: yo también los vi, afirmé sería. Silencio total.
    Se daba la casualidad de que el hombre y yo nos conocíamos por las horas que pasábamos juntos en el médico, me confesó que le dio pavor, no encontramos más testigos de la visión y fuimos, bastante tiempo el chiste del pueblo.
    Pues unos años después, haciendo el trayecto Vigo-La Guardia por la costa, veo en un muro un gran mural pintado que ponía «Matamos a domicilio», reconocí el color de las letras de la furgoneta. Rápida lo publiqué por el pueblo y no pocos pasaron por el lugar para ver si era cierto.
    El hombre que compartió visión conmigo tenía claro que a los que estábamos más allá que aquí, nos darían una muerte dulce en casa, yo ni lo imaginé ¿Quién iba a llamar para que viniesen a darnos matarile?
    Llegó la voz de la cordura, una mujer de mundo, mi hermana mayor decidió buscar a esa gente y descubrió que era una empresa que venía a casa a dar muerte dulce a las mascotas.
    ¿Cómo no lo pensamos antes? Yo nunca tuve mascota, ni pensé en esos servicios, el otro creía que la palmaba y se asustó ¡Menudo par!
    Una anécdota sin pies ni cabeza en la que dos moribundos aferrados a la vida vieron lo que quisieron ver.
    Posdata: los dos seguimos aquí y el mural en su sitio. Resultó una empresa próspera.
    Y todo esto por el título de un relato que nada tiene que ver con lo que os he contado.
    Mis disculpas por la chapa, pero la ocasión lo merecía.

    1. ¡Qué buena anécdota!
      Mientras te leía busqué eso de «matamos a domicilio». No pude resistirme. Me salían empresas de desratización y desinsectación.
      Ahora que sé el final, no puedo dejar de acordarme también de una peli titulada Juan de los muertos. Es una comedia de zombies rodada en cuba y el protagonista, un buscavidas que decide montar una empresa para matar zombies, utiliza la frase «matamos a sus seres queridos» para publicitarse.
      Es un placer leerte siempre, Laura!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *