Tinta azul que derramas entre mis dedos Despedidas Te cantaría una elegía De locura antes de Irme con paso quebrado Entre las aguas Te fundiría versos Entre tus labios Te querría sin pedir Permiso Sin perder la calma Como si pensara Que aún estoy vivo Como si esperara en la ventana Algún vuelo Algún cruce de bocinas Roncas Algún aleteo Triste Que no busca Resultados
Si la madrugada fuera el broche Que se estrechara en tu cintura, Si congelara infinitos instantes Para contemplarte la palidez dormida. Si se estiraran los astros en mi nombre Para colgarme del trapecio de tus labios. Si soñaras que te sueño A la grupa de una luna mestiza. Si soñaras que te amo Y lo cosieras a tus sábanas Yo alimentaría las venas de la noche Y sostendría en suspenso la mañana. Yo rompería los ejes del planeta Para juntar mi sombra a tu silencio Para escalar tu rostro con mis besos Para velar los filos de tu almohada.
No me importa ni mi nombre ni el tuyo. No me importa si el mundo es un espíritu maligno Que nos bautiza con licores podridos. No me importa que peines la calavera de la discordia Para ponerla guapa ante los jueces Porque sus labios ya son un infinito absurdo, Practica seducciones diversas para venderlas Porque no me importa. Destripa la semana con viajes rituales, Pastorea tus sábanas si lo quieres. No me importa. Esta casa es un cartón sin esquinas Que por no tener no tiene madrugadas, Sólo contiene minutos cazados, Carroña de espaldas, baños sin agua, Pepitas amargas, bostezos ajados, Rutas si mapa. A mí ya no me importa. Porque se me ha muerto el costado De hijo, y la mirada de amante. Porque se me mueren los contornos de artista Y el sudor de escudero. A mí qué me importa Si sólo tengo tierra en montones distantes e invisibles.
Yo conozco el sabor de la marea baja Que destierra los ritmos del pasado Yo conozco la amargura de las playas Que devuelven el amor atravesado Y lo peinan con las uñas desconchadas Las rodillas se me comen las estrellas Las estrellas se me cansan en la espalda Soy pudor y sangre de un mestizo Que clausura las lindes de mis ojos Para ahorcar sus colores sobre el agua Yo conozco el sabor de la marea baja Las tardes me asesinan las muñecas Cuando agarro brazos que son sueños Cuando sueño que circulo predicados En orillas que vararon la esperanza De escalar las rocas con mis besos Los labios se me arrumban en las charcas Ya no evito la orfandad del horizonte Me hago escuela de un silbido ronco Que fecunda los faros con tu nombre Y desvirga la sal junto a mi alma Yo conozco el sabor de la marea baja.
Poemas nominables al I Premio Yunque Literario
Nació en Cartagena en 1974. Aunque le hubiera gustado ser escritor y corresponsal; finalmente se licenció en Historia, hecho que agradecen sus alumnos del IES Ben Arabí.
Algo nihilista, le fascinan el paso del tiempo y los entresijos de la memoria. Probablemente de ahí venga el argumento de su primera novela (que en realidad son dos), El nudo perenne I y II, publicada en 2019, con el sello Mirahadas, de Sevilla. En 2021 cambió al género negro y nos conquistó de nuevo con Un ángel en Carabanchel (Malbec).
Le interesa conocer otros pueblos y culturas, por lo que siempre que puede viaja a lugares de todo el mundo, de hecho en 2013 cruzó, en su coche, desde Cartagena hasta Estambul. Considera al Mediterráneo una fuente constante de inspiración.
Ha escrito desde la adolescencia y de todo tipo de géneros, cuento, microrrelato, artículos de opinión, poesía, novela… Precisamente con la novela superó el desafío de publicarla y, precisamente en esta página, salen a la luz algunos de sus poemas.
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